El lamento de los vientos del norte.

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UN DÍA DESPUÉS DEL ATAQUE AL CAMPAMENTO MESTIZO

El hijo de Bóreas agacha la cabeza cuando Hiccup lo ve llegar manchado de sangre. El hijo de Poseidón solo le levanta delicadamente el mentón con dos dedos cuando el muchacho acepta pararse justo delante de él, tocando el mármol que conforma el esplendido suelo de las extensas calles del Olimpo, marcando de aquella manera la inmensa diferencia de estatura. Dulcemente, Hiccup limpia la sangre de la mejilla con su pulgar, dejando a penas un rastro de lo que era antes una extensa mancha, incluso con la amabilidad sin despegarse de su mirada verde, Jack no se siente con el permiso de devolverle la mirada, no desde que le había dicho sin pensárselo de que la gente del Campamento Mestizo estaban celebrando un funeral para Elsa Snow.

—Ha sido demasiado imprudente ir hasta allá, Jack —le dice con cierta obviedad, frunciendo levemente el ceño por la preocupación—. No solo te has lastimado, sino que también te he dicho varias veces que no me interesa atacarlos si ellos no se meten en mi camino, y hasta ahora nadie lo ha hecho.

—¡Pero lo harán! —intenta justificarse el semidiós, alzándose finalmente del suelo.

Hiccup alza una ceja a la par que retoma su caminata de antes, necesitaba encontrar a esa criatura cuanto antes. —Bueno, eso está bastante claro ahora.

—No me refiero a eso, las ninfas del viento me hicieron llegar una noticia importante, sobre una semidiosa que acaba de llegar al campamento —se apresura a explicarle, entonces, se señala las heridas—. La que me hizo esto, va a venir a por ti.

—¿Por qué alguien que acaba de llegar arriesgaría su vida por el Olimpo?

Finalmente, aquella sonrisa juguetona y divertida se aparece en el rostro de Jack. —Porque el oráculo de Delfos ha pronunciado una profecía sobre ella.

Los pasos de Hiccup se detienen, el ceño se le frunce y su cabeza gira en dirección de Jack, a quien se le ve tremendamente satisfecho con la sorpresa que se le dibuja a su aliado en el rostro. El hijo de Bóreas se alza un poco más a la vez que se aleja, de modo que ahora es él quien le saca varias cabezas al hijo de Poseidón.

Jack Frost, hijo de Bóreas, empieza a recitar.

La rabia del mar el poder absoluto obtendrá

Los vientos del norte su camino marcarán.

Hija nueva del Inframundo, princesa de la muerte,

la magia del sol te habrá de guiar.

Toma pronto una decisión entre el bien y el mal

Detén a la máxima amenaza con la muerte yendo a tu son

Porque la lava sube sin parar

Y los inocentes ya no pueden esperar.

Hiccup se remueve inquieto. —¿La lava sube? —repite—, ¿quiénes son los inocentes de los que la profecía habla? ¿y qué diantres es eso de "nueva princesa de la muerte"? ¿No se suponía que Hades no pretendía tener más semidioses?

Jack bufa molesto.

—¡Eso no es lo importante!

—Eso suena tremendamente importante, Jack, si la profecía fuera para nosotros...

Lo interrumpe de inmediato. —¿Has escuchado el primer verso? La rabia del mar el poder absoluto obtendrá —Jack mueve sin cesar sus manos hacia Hiccup, rogando para que simplemente se centrará en lo verdaderamente importante—. Creo que es evidente que  eres la rabia del mar.

—Me ha quedado claro, sí —asiente.

El poder absoluto obtendrá —repite, ahora lentamente—. No "busca el poder absoluto" no "impide que consiga el poder absoluto" No dice nada de eso. Dice "el poder absoluto obtendrá" ¿entiendes lo que eso significa, Hiccup Haddock?

El hijo de Bóreas ve al poderoso semidiós temblando levemente, espera a su respuesta, porque sabe que finalmente se está enfocando en lo que se tiene que enfocar.

—Encontraré al Taurofidio —murmura por lo bajo, como si no se lo creyera por completo. Jack espera de él alegría y emoción, pero todo lo que recibe es un gruñido estresado—. Pero ¿cuándo? ¿dónde diantres está ese condenado animal?

Jack rueda los ojos con molestia, pero finalmente decide añadir. —Bueno, te queda muy poco tiempo para hacerlo, puede que mi intento de quitarte a la hija de Perséfone...

—¿Qué?

Ante la brusquedad de esa simple palabra Jack pega un leve respingo.

—¿No es una hija de Hades? —cuestiona Hiccup pasándose una mano por el cabello—, ¿es una hija de Perséfone? ¿desde cuándo Perséfone tiene semidioses? ¿Qué clase de nuevo Adonis ha surgido para que la reina del Inframundo le ponga los cuernos a su marido?

—¿Y yo qué sé? Eso es lo de menos. La cosa es que como no pude matarla lo más probable es que se apresure para llegar hasta a ti, así que lo mejor es apresurarnos para...

—No llegará —interrumpe bruscamente Hiccup, retomando su caminar finalmente—. Tú vas a darme un poco más de tiempo.

—No pienso volver a pelearme con ella, no sé que tienen esas dagas suyas, pero son capaces de herirme, y te recuerdo que peleando no soy tan bueno como tú.

—No vas a pelear con ella, Jack, no te angusties por eso.

El hijo de Bóreas odiaba cuando Hiccup sencillamente dejaba todas las explicaciones dentro de su cabeza y solo le lanzaba órdenes sin añadir todo lo esencial.

—La magia del sol te habrá de guiar —repite con cierto tono de obviedad—. ¿Qué te dice eso, Jack?

A penas necesita pensárselo. —A que tendrá que acompañarla sí o sí un descendiente de Apolo.

—Y tomando en cuenta que saben lo que le ha pasado —no hace falta que pronuncie su nombre para que Jack entienda que Hiccup habla de la hija de Quíone—. Sé perfectamente quiénes la acompañarán, y lo que no podrán evitar hacer cuando inicien su misión. Después de todo, tú mismo me lo has dicho.

Jack frunce el ceño. —No entiendo nada de lo que dices.

—Rapunzel Corona, no conozco otro miembro de la cabaña de Apolo que le haya tenido estima. Y, aunque era precisamente lo que no quería que ocurriera, seguramente Astrid Hofferson y Heather Berserker se unan. Y sé que no podrán evitarlo, van a terminar yendo con Iduna, porque, como me comentaste, nadie del Campamento Mestizo ha tenido la decencia de contarle lo que ha pasado.

El hijo de Bóreas se remueve con incomodidad al ver esa sombra retorcida en la mirada de Hiccup.

—No lo entiendo del todo —confiesa, apresurándose para seguirle el paso—, ¿cómo llegaría a detenerlas Iduna Snow?

Una sonrisa cruel se dibuja en el rostro pecoso de Hiccup. —Como se nota que no tienes ni la menor idea de lo que una madre furiosa es capaz de hacer —Jack se aguanta una mueca molesta mientras que Hiccup se aventura a sujetarlo de un hombro—. Vete con Dylan, porque a él ya lo conoce, y cuéntale lo que el Olimpo le ha hecho a su hija, cuéntale lo que estamos haciendo. Cuéntale lo poco que se sabe de la mujer que ama. Y observa como estará más que dispuesta a dar vía libre.

—A veces das mucho miedo, pero supongo que es por eso que le interesas tanto a mi padre —comenta hundiéndose en hombros, desviándose levemente del camino de Hiccup para comenzar su camino hasta la madre mortal de Elsa Snow.

—Jack —el muchacho se detiene confundido ante el cambio en el tono de voz de Hiccup. No puede evitar alzar un ceja cuando lo ve con tanta pena en la mirada—. También quiero que le digas a Iduna que lo siento mucho.

Sin pensarlo demasiado, Jack asiente. —Por supuesto.







Percy Jackson y la Venganza por Cleóbula.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora