Capítulo 18. Dominic.

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🌹Podría caerse el mundo, pero siempre te cuidare a ti.🌹

NARRA DOMINIC.

-Buen día, mi amor.- Escuché la voz de mi esposa, estaba abrazada a mi, a penas se despertaba, al igual que yo.

-Buen día mi vida.- Le respondí después de darle un beso en la frente.

Ella me soltó y se sentó en la cama, la observé, y como el sol chocaba con su hermosa piel, y sin duda alguna, sentí como podía estar en el mismísimo infierno, pero su presencia, lo hacia hermoso y perfecto, así como ella.

-Espero estés pensando en mí, porque de lo contrario, podría matarte.- Me habló Vanik, saliendo del baño, se había duchado y ya estaba vestida.

¿Cuanto tiempo pasé pensando en ella?

-No tengo a nadie más en quién pensar, si contigo lo tengo todo.- Ella me sonrió de la manera más dulce posible.

-Eres un imbécil.- Su voz era dulce, sabía que estaba tratando de contener su emoción.- Voy a buscar a Danik, para darle el desayuno, te prepararé algo a ti también.

-No es necesario, debo hacer algo, y no sé cuánto tiempo me lleve, así que trataré de ir lo más temprano posible.

-¿A donde vas?

-Debo cumplir un trato con mi esposa.- Ella parecía confundida.- Voy al hospital, pequeña.

-¡Ay, Dominic!- Gritó y me dió un beso.- Sabías que eras mi imbécil perfecto.

-¿Gracias?

-Te amo amor.

Antes de que le pudiera responder, salió de la habitación, vi mi teléfono y ya eran las diez de la mañana, Danik ye debería estar despierta.

Me levanté y también tomé una ducha, al salir me coloqué un traje algo elegante, hace mucho que no me vestía así, me vi en el espejo y recordé cuando era director en el internado, y debía vestirme así.

Salí de la habitación y fui a la cocina, estaban todos desayunando y Danik hablaba con su mamá, me dio mucha ternura verlas a ambas, sin duda alguna, ellas eran mi mundo.

-Buen día.- Dije, y todos me miraron.

-Buenos días.- Respondieron a la vez.

-Papi.- Gritó mi hija, estirando sus brazos para que la cargara.

-Buen día mi princesa hermosa.- La tomé y dejé un beso en su frente, ella me abrazó.

-Papi es gande.- Le comentó mi bebé a mi esposa, y Vanik sonrió.

-Si, demasiado grande.- Le respondió la morena.

-Papi, vamos a jugar a las pinchechas.- Danik hizo un puchero, y Vanik me la quitó.

-Papi tiene algo que hacer, mi vida, pero tus tías y yo jugaremos contigo.- La morena le contestó y las chicas asintieron con una sonrisa.

-Me voy amor.- Le di un beso.

-Cuidate.

Iba saliendo, y sentí como alguien me perseguía, al llegar al auto, antes de subir, volteé y vi a Fabián, me miraba extrañado.

Vanik. Una rosa de sangre. (Libro #2 de la saga Rosas de lujuria y maldad).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora