05.

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Una de las razones por las que a Jennie se le hizo peculiar que Lisa tuviese dos madres, fue porque ella también tenía dos padres. Cuando Namjoon conoció a Seokjin, ella tenía cinco años y su madre les había dejado por su otra familia.

Y bueno, la verdad es que el gran psiquiatra y terapeuta sexual: Kim Namjoon, no creyó caer rendido a los brazos de un encantador diseñador de modas.

Precisamente, estaba en el auto de Namjoon y de la nada una pregunta surgió:

—Papá, ¿existe alguna condición o deficit en el que una persona no entienda el sarcasmo?—cuestionó Jennie de la nada y Namjoon justo se detuvo en un semáforo.

—No entiendo bien tu pregunta, amor—confesó Namjoon riendo suavemente—¿Podrías ser más especifica?

Namjoon, intrigado por la pregunta de Jennie, ajustó los anteojos que reposaban en el puente de su nariz y se tomó un momento para reflexionar. Sabía que su hija no hacía preguntas al azar y que, en su mente curiosa, siempre había un motivo detrás de cada cuestión planteada.

—Tengo una amiga—dijo Jennie por fin—, y ella no entiende ni las bromas ni el sarcasmo. Además, se le es muy difícil hablar, a veces noto que se balancea y juega con sus dedos. Y creo que le afecta mucho cuando sus rutinas dejan de ser estables—explicó Jennie—¿Existe alguna condición con esos síntomas?

Namjoon asintió con comprensión, procesando la información que Jennie le había proporcionado. Mientras esperaban que el semáforo cambiara a verde, se sumergió en sus pensamientos, tratando de identificar qué condición podría estar relacionada con los síntomas descritos por su hija.

—Bueno, amor —comenzó Namjoon con tono reflexivo—, los síntomas que mencionas podrían estar asociados con el trastorno del espectro autista, específicamente con el síndrome de Asperger.

Jennie asintió, prestando atención a las palabras de su padre.

—Las personas con síndrome de Asperger a menudo tienen dificultades para entender el sarcasmo y las bromas debido a las dificultades en la comprensión de las sutilezas sociales y emocionales —continuó Namjoon—. También pueden presentar movimientos repetitivos, como balancearse o jugar con los dedos, y suelen sentirse abrumados o ansiosos cuando sus rutinas se ven alteradas.

Jennie asimiló la información, reflexionando sobre cómo encajaban los síntomas con el comportamiento de su amiga Lisa. La idea de que Lisa pudiera tener síndrome de Asperger resonó en su mente, añadiendo una nueva capa de comprensión a su relación con ella.

—¿Crees que podría ser eso? —preguntó Jennie con curiosidad.

Namjoon asintió con seriedad.

—Es posible, pero para tener un diagnóstico certero, sería necesario que Lisa fuera evaluada por un profesional de la salud mental especializado en trastornos del espectro autista —explicó Namjoon—. Si estás preocupada por ella, podríamos hablar con sus padres y sugerirles buscar ayuda profesional.

Jennie asintió, agradecida por la orientación de su padre. Sabía que, si Lisa necesitaba ayuda, estaría allí para apoyarla en el proceso.

El semáforo cambió a verde, y Namjoon reanudó la marcha del auto mientras Jennie reflexionaba sobre la posibilidad de que su amiga tuviera síndrome de Asperger.

—Papá, y en el caso de que mi amiga si tenga asperger, ¿cómo debería tratarla? no sé si lo tenga pero en realidad no quiero que se sienta incómoda—expresó Jennie, curiosa.

Namjoon sonrió con ternura ante la preocupación y empatía de su hija por su amiga.

—Es muy comprensivo de tu parte querer hacer que tu amiga se sienta cómoda y apoyada, Jennie —respondió Namjoon con suavidad—. Si resulta que Lisa tiene síndrome de Asperger o cualquier otra condición similar, lo más importante es tratarla con respeto, comprensión y empatía.

Asperger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora