18.

1.6K 166 15
                                    

Jongin llevaba trabajando como profesor en esa escuela desde hacía dieciséis años, coincidiendo con la edad de Jennie Kim; la pobre víctima en la que había fijado su atención de manera perturbadora.

A lo largo de su carrera como educador, Jongin había puesto su ojo en varias estudiantes, manipulando sutilmente situaciones para satisfacer sus oscuros deseos. Siempre buscaba a aquellas que eran vulnerables, ya sea por su ingenuidad, su necesidad de afecto o cualquier otra debilidad que pudiera explotar.

Y para su beneficio, ninguna de sus anteriores víctimas había dicho una sola palabra.

El silencio de las víctimas había sido su aliado, permitiéndole continuar con su comportamiento abusivo sin ser cuestionado ni enfrentar consecuencias.

 Este silencio le otorgaba impunidad y reforzaba su creencia de que podía manipular y explotar a sus estudiantes sin ser descubierto. Sin embargo, este patrón de impunidad estaba a punto de cambiar con la llegada de Jennie y Lisa, quienes desafiarían su autoridad y expondrían la verdad detrás de sus acciones.

Sin embargo, con la señorita Kim había algo diferente.

Era una jovencita preciosa, tenía dieciséis años, una edad en la que debería ser una persona más experimentada. Sin embargo, era todo lo contrario.

Irradiaba una inocencia, un encanto que un enfermo mental como el encontraba irresistibles. Ni hablar de su apariencia física.

Además, Jennie parecía estar más desprotegida que otras estudiantes. Su personalidad amable y su deseo de complacer a los demás la convertían en un blanco perfecto para los manipuladores como Jongin. Él veía en ella la oportunidad de satisfacer sus deseos más oscuros sin levantar sospechas, aprovechándose de su ingenuidad y su necesidad de afecto.

A medida que pasaban los días, Jongin se obsesionaba cada vez más con Jennie. Se encontraba pensando en ella incluso fuera del horario escolar, imaginando escenarios en los que estarían juntos en secreto. Planeaba cuidadosamente cada interacción con ella, buscando oportunidades para acercarse aún más y consolidar su control sobre la joven.

Pero, al parecer ella no era tan ingenua como Jongin quería y eso lo demostró cuando los padres de su estudiante hablaron con el, diciéndole que su hija se sentía observada y perturbada por su presencia. 

La revelación de los padres de Jennie sacudió el mundo de Jongin. Por primera vez, se enfrentaba a la posibilidad de que su oscuro secreto fuera descubierto y sus acciones fueran expuestas ante la luz pública. La idea de perder su posición como profesor y enfrentar consecuencias legales lo llenaba de pánico y desesperación.

Intentó mantener la calma frente a los padres de Jennie, negando cualquier acusación y tratando de desviar la atención de sus propios comportamientos. Sin embargo, por dentro, se sentía como si estuviera en un callejón sin salida, atrapado por sus propias mentiras y engaños.

La sensación de que su mundo perfectamente construido estaba empezando a desmoronarse lo consumía. Cada mirada, cada palabra de los padres de Jennie lo llenaba de ansiedad y angustia. Sabía que no podía permitir que su obsesión por Jennie lo llevara a cometer más errores, pero también era consciente de que no podía simplemente dejarla ir.

Mientras Jongin se esforzaba por mantener su fachada de normalidad frente a los padres de Jennie, en su mente se desataba una tormenta de pensamientos y emociones contradictorias. ¿Cómo podía seguir adelante sin la posibilidad de estar cerca de Jennie? ¿Cómo podría satisfacer sus oscuros deseos sin arriesgarlo todo?

Y además, había otro problema: Lalisa Manoban.

La presencia de Lalisa Manoban, la novia de Jennie, complicaba aún más la situación para Jongin. No solo representaba un obstáculo en sus retorcidos planes para acercarse a Jennie, sino que también despertaba en él sentimientos de resentimiento y envidia.

Asperger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora