17//𝙲𝚘𝚌𝚒𝚗𝚊

126 11 23
                                    

Mientras que Topo sacaba las sartenes y ollas que usaría para preparar la cena, Roberto tomó su estuche y se dirigió a su habitación, sin antes decirle a su contrario:

Estaré en mi habitación por cualquier cosa.

—¡Seguro!—

...

Topo era un aficionado en la cocina, tanto como Tavella. Su habilidad al preparar comidas le servía para, justamente hacerle a Rober sus comidas preferidas cuando él viniera a su departamento. No tardó mucho en decidirse lo que cocinaría. Unas ricas milanesas que estaban en el freezer y unas papas fritas.

Al menos eso lo podía tener un poco distraído ante la realidad tan rara y bizarra por la que pasaba.

Ese sentimiento duró unos pocos minutos al verse interrumpido por los constantes llamados a la puerta principal, las cuales venían acompañadas con gritos como "¡Rober!", "¡Abre, hijo de puta!"

Gustavo fácilmente reconoció la voz de Santiago Tavella, asique se apresuró a abrir y un borracho Tave lo abrazaría, haciendo que casi caiga.

Pocos segundos luego, Rober bajaría las escaleras con un toque de vergüenza.

Ah, llegaste.

— ¡Dale, boludo!, ¡Almenos alégrate de que ya estoy aquí!

— Ajá, que emocionante.— Rodeó sus ojos, fingiendo molestia. Rápidamente fue a ayudar a que Tave pudiera sostenerse en la pared para que se sentara en el sofá.

Vamos mejor a tu habitación.

— ¿Para qué?

— ¡Unas cagadas hizo Ricardo!

— ¿Que hizo? —Todo ésto sucedía mientras Topo miraba algo intrigado.

— ¡Te cuento cuando vayamos a tu pieza!—Por la invasión del alcohol en el cuerpo del insensato Santiago, no se percató bien de la presencia de Topo. Rober miró un poco avergonzado al chico de lentes para luego llevarlo hasta su habitación, como quería.

Tave, sin rechistar, lo primero que hizo fue tumbarse en la cama de Roberto boca abajo.

Aunque Rober le ordenaba que se parara, simplemente no lo hacía, tal como lo haría un nene chiquito y un berrinche. Todo este comportamiento se le hacía estresante y tedioso para Tito, pero Tavella no hacía otra cosa más que reírse al ver el enfado de su amigo.

Musso se rindió y fue al primer piso, encontrándose con que Topo estaba sirviendo tres platos en la mesa con la comida que ya había preparado.

¡Vení, no quiero que se enfríe!

— ... Entiendo.— Con sospechas, Rober hizo caso omiso y se sentó en una silla, enfrente de un respectivo platillo.

Luego de unos momentos, Topo se sentó a un lado suyo y comenzó a comer.

No hablaron durante toda la cena, simplemente se dijeron provecho y listo. Cuando terminaron, Daniel se encargó de lavar los platos y Topo empezó a empacar sus cosas para irse, como había acordado con su contrario.

Obviamente no quería irse, no tenía intenciones de alejarse de lo que tanto quería, no obstante, tenía códigos estrictos que cumplir y no podía romper una regla que le habían impuesto. Menos si era una regla de Roberto.

Aunque Roberto sabía que ese día Gustavo se marcharía, pensaba en que podría ser una gran fuente de información acerca de su hermano y las personas que más quería.

Mientras Topo se ponía su mochila, Rober no podía dejar de pensar en lo que le pasaría a su hermano.

... Oye...

— ¿Dime?

— ... ¿Qué más sabes que mi hermano, Ricardo?

— ¿Ricardo? Pues... Realmente no sé mucho, solo me comentas cosas un tanto triviales acerca de él... Tiene un gato, su color favorito es rojo y a parte de lo que te dije...

— … ¿Y... Cómo se comportaba cuando buscaba a Tave?

— Ah, cada vez que venía solo nos regalaba una sonrisa y se llevaba a Tave. Tengo que acordarme un poco más.— Finalmente abriría la puerta principal, apunto de despedirse.

Bueno, ojalá poder vernos en otra oportunidad...

— ¿A dónde vas ahora?

— Ah, no lo sé.— Trataba de sonar lo más calmado y animado posible, sin embargo, por dentro estaba un poco nervioso y ansioso por esa razón. No sabía a dónde ir, ni cómo.

Sabés que... Mejor quédate una noche más, no quiero que te pase nada. Este país es muy peligroso.— Rober intentaba sonar interesado en la protección del otro, pero sus intereses eran meramente para sacar información del futuro. Nuevamente lo invitó a sentarse y mientras charlaban acerca de cosas burdas, Rober recogía el plato que se suponia era de Tave y lo dejó en la mesada.

Rápidamente subió las escaleras a su cuarto, haciendo un ruido un tanto desagradable por sus pasos marcados. Cuando llegó, viendo que verdaderamente Santi se había quedado dormido en su cama. Solo suspiró con pesadez y se robó unas cobijas y almohadas guardadas en su ropero.

Bajó y se las dió a Topo. Él le sonrió.

Sabés, pensé que eras alguien sumamente raro, pero en verdad no...

— ¡Dios, yo pensaba lo mismo! Eras tan energético conmigo y con Marre, ¡Creo que me contagiaste de tú positividad! Creía que solo fingías, pero luego ví que eras una persona sumamente dulce y agradable.— Rober se quedó en silencio por un tiempo.

... Gracias.—Dispuesto a subir las escaleras, otras palabras de Antuña chocaron con sus acciones, deteniendolas.

Aún así... El Rober que conocí en este universo sigue siendo muy dulce.—No contestó, esas palabras habían sido lo suficientemente lindas para hacer que se ponga nervioso y subió a su habitación lo más rápido que pudo.

Hizo que Tavella le dejara un pequeño espacio en su cama y ahí mismo se durmió, acabando el ciclo de un nuevo día.

...





★//𝙀𝙨𝙥𝙖𝙘𝙞𝙤 𝙮 𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤//★ (((Titopo)))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora