Para todos los días

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Fran era bueno para escurrirse de lugares, especialmente el palacio.
Había cenado con sus padres y posteriormente, vistiendo una parka que le cubría de pies a cabeza, escapó y salió al reino.

El pueblo no era algo extraño para él, en realidad. Solía escaparse de esa misma manera para ir a bares y tabernas, solo que está vez su destino quedaba un poco más allá, atravesando el bosque.

Esteban, por su parte, había cocinado y se había sentado a ver como la comida se enfriaba, no había probado un bocado de los mismos nervios.

Hacia mucho que nadie entraba a su casa, y la idea de que la persona que rompiera con eso fuese el principe Francisco le alteraba los nervios.

Aceptando que esa noche no comería, limpió todo y se sentó a esperar.
Había limpiado la casa previamente, lo que no le había dado muchos problemas pues era pequeña.

Ahora estaba en el sofá fumando tabaco extranjero y esperando, deseando que nadie se entere de la presencia de su especial invitado.

Más tarde de lo pactado, la puerta sonó con dos golpes secos.
Esteban se apresuró a abrir y casi desvanece al ver a Fran allí, parecía que la luz azulada de la luna que bañaba su perfecto rostro lo volviese aún más irresistible.

Sin decir nada ambos ingresaron a la casa.
Esteban se quedó de pie en la sala con la parka del príncipe, que previamente había tomado, entre sus manos mientras Fran recorría con curiosidad la casa.

Era una casa pequeña pero salida de un cuento de hadas, decorada al detalle hasta en el más pequeño recoveco, rodeada de cuadros y elementos de pintura, flores y algunas estatuillas de barro.
Había un aroma extraño que variaba entre flores naturales y comida casera, cosas que Fran desconocía.

-es bonita, tu casa-comento observando detalladamente un cuadro

-bueno, gracias, lamento no tener algo más que ofrecerte

-eso no me importa, Esteban

-lo sé, pero...

en ese momento, bajando la escalera que llevaba al entretecho, bajó corriendo un pequeño perro blanco con algunas manchas negras.

el perro corrió a los pies de Fran ladrandole pero moviendo su cola, jugueteando entre los tobillos del príncipe.

-¡Tintín, quieto!

-¿Tintín? ¿que nombre es ese?-preguntó Fran riendo. se inclinó y tomó al cachorro entre sus brazos, mientras éste intentaba besarle el rostro

-creo que mi perro te ama

-bueno ¿quién no?-preguntó sonriendo mientras dejaba al perro en el suelo

-no puedo creer que estés acá

-pero es bueno ¿no?

-claro que si, quisiera que no te fueras nunca

el príncipe se acercó hasta él y lo tomó de la cintura.
Esteban tomó su rostro y lo besó siendo correspondido de inmediato.

-estoy un poco nervioso-susurró casi sin aire. la cabeza le daba vueltas, se sentía mareado

-no quiero que sientas nada raro cuando estás conmigo, Esteban

-no es tan simple

-tampoco tan complicado, soy una persona nada más

-un poco distinto ¿no?

-no lo sé, yo solo sé que quería estar acá, queria verte

-yo también

Fran sonrío antes de volver a besarlo y tomar su mano.
Esteban besó su cuello y con sus dedos enredados en los suyos lo condujo hasta su dormitorio.

Alteza: 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐱 𝐟𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora