Correspondido

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Las tardes eran cálidas y frescas, porque ya era primavera.
el potente aroma de las flores naciendo se colaban por todas partes, sin excepciones, incluyendo las ventanas de la pequeña casa que cruzaba el bosque.

La chimenea lanzaba un humo tenue y proporcionaba al hogar un clima idílico.

Asi eran todas las tardes cuándo el pintor y el príncipe se juntaban a pintar.
ahora que tenían la libertad de verse con la excusa de las clases de arte todo era mucho más sencillo.

Esteban estaba tendido sobre sus sábanas recientemente cambiadas. completamente desnudo, con la manta cubriendo la mitad de su cuerpo, miraba los nudos de la madera en el techo.
A su lado, o más bien encima suyo, el príncipe se adormecia.
él también estaba desnudo y una de sus piernas apresaba la cadera contraria mientras su mano acariciaba lento los vellos del pecho de su amante.

-mi amor, vamos a tener que avanzar un poco sobre las pinturas, tu padre...

-Esteban ¿sentis mi pene contra tu pierna?

Esteban fruncio el ceño sin mirarlo, no tenía idea de a que venía esa pregunta

-...si

-¿te parece que estamos en una situación que amedite hablar de mi padre?

aquéllo hizo reír en alto al pintor que besó con ternura la coronilla del príncipe

-¿que voy a hacer con usted, su alteza?

-todo lo que quieras-respondió él elevando su rostro para poder besarlo, sentía que nunca era suficiente de esos besos.

la habitación se llenó nuevamente de silencio por algunos minutos hasta que Fran volvió a hablar

-¿porque sos pintor?

-lo amo, es mi pasión

-lo sé pero...¿como terminaste estudiando esto?

-mi madre lo hacía en sus tiempos libres, que eran pocos, ella era la costurera de mi pueblo asi que tenía mucho trabajo, y entre mi hermana y yo, con mi padre en las tropas del rey, bueno...estaba siempre ocupada, pero cuándo podía lo hacía. yo me sentaba a verla, me encantaba notar la fascinación con la que lo hacía y pensaba que quería hacerlo cuándo creciera asi que...

Francisco cerró los ojos evocando la imaginación.
imaginó a un Esteban pequeño y fascinado con su madre, y la ternura invadió su pecho por completo.

-¿ella vive?

-lo hace, pero ya no pinta, y tampoco puedo verla seguido

-deberías hacerlo

-es lejos

-¿te gustaría ir hoy?-preguntó emocionado mirandolo

-Fran, ¿me escuchaste? es lejos

-tengo el carruaje en la puerta

-que está esperando llevarte al palacio

-puedo ir a donde quiera y ahora quiero ir a ver a tu madre

-¿y como te presento?-preguntó riendo mientras le acariciaba el cabello con ambas manos

-como tu amante

-Fran, mi madre jamás...-murmuró el pintor mortalmente serio

-por el amor de dios, es solo una broma-le dijo él besando con ternura su nariz-presentame como el príncipe Francisco, tu discípulo

-estás demente

-lo sé...¿vamos?

●●●

Como Esteban parecía no tener voluntad si de caprichos de Francisco se trataba, estuvieron en su pueblo natal unas tres horas más tarde.
Durante todo el viaje le contó al príncipe sobre sus recuerdos de la infancia y Fran se alegró de haber insistido, estaba claramente emocionado.

Al llegar una anciana salió desde una pequeña pero acogedora casa.
lloró al ver a Esteban y lo abrazó con intensidad.

Sin embargo, sus lagrimas y su felicidad se apagaron por completo al ver al príncipe.

-su alteza-le dijo mientras hacía la reverencia

Fran sonrío, tomó su mano y la besó

-un placer conocerla, señora

La madre de Esteban los invitó a pasar y les preparó dos enormes tazas de té

-Esteban, no me avisaste que venías ¡y con el príncipe! podría haber preparado algo mejor...

-fue repentino,madre

-mis disculpas-dijo Fran-Esteban, que me enseña artes, me contó sobre usted y sus pinturas, y yo me vi conmovido y quise conocerla

-es usted un encanto, su alteza, gracias por traerme a mi nene-le dijo mientras acariciaba la mano de Esteban

los tres hablaron sobre temas relacionados al arte y mientras la conversación fluia, la señora olvidó un poco a quién tenía de invitado.

Antes de que comience a oscurecer, Esteban mencionó que le gustaría tomar algunos pinceles que había dejado en su antigua habitación y cuándo se fue, su madre miró al príncipe; él notó que ambos tenían una mirada dulce e intensa

-está feliz,con usted, quiero decir

-bueno, realmente no creo ser el mejor alumno que pueda tener, debo ser un intenso dolor de cabeza para él

ella sonrío y bajó la mirada

-solo ha traído...un "alumno" a casa, hace muchos años, también estaba feliz...pero no como ahora

Fran intentaba convencerse de que estaba entendiendo mal, la madre de Esteban no podía estar diciendo algo asi ¿o si?

-es...un buen maestro, supongo

-la última vez-dijo ella pensativa-fue doloroso para él, es tan sensible...pero usted va a tratarlo bien ¿verdad, su alteza?

-¿tratarlo...-Fran miró a los ojos a la mujer, no hacía falta poner en palabras de lo que hablaba, pero tampoco podía fingir no entender -si, yo...quiero tratarlo bien, señora...se lo prometo

ella sonrío y asintió.

Esteban volvió a los minutos y luego de las despedidas emprendieron el regreso a casa.
mientras la noche caía lentamente, dentro de la carroza habia silencio; cada uno estaba sumergido en sus pensamientos.

-gracias por dejarme ver a mi madre, a veces no tengo tiempo ni para...

-estoy enamorado-le dijo Fran mirandolo

aquéllo sorprendió a Esteban, aunque no pudo evitar sentir el dolor placentero en su estómago

-Príncipe...-pese a estar solos dentro de la carroza, tenían que tener cuidado

Fran tomó su mano con discreción y la besó

-espero...ser correspondido, yo...quiero tratarte bien siempre

Esteban no respondió, solo sonrío y luego de asegurarse que el sirviente conductor no miraba, besó su mejilla, no hacía falta decirle que si, Fran había sido correspondido desde el primer día.

Alteza: 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐱 𝐟𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora