Capítulo 19

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El camino a la casa del pelirrojo fue más rápido de lo que Terasaka pudiera haber esperado, y antes de sí quisiera darse cuenta, ya se encontraba sentado en la cama de su pareja. Karma sentado en medio de sus piernas mientras sostenía la laptod.

¿Por qué Karma se veía tan tranquilo en esa posición?

Los latidos de su corazón parecían ser cercanos casi a un ataque cardíaco. Estaba seguro que en cualquier momento Karma sería capaz de escucharlos.

Y es que simplemente no podía ignorarlo por más que quería. Le ponía de los nervios tener a Karma sentado entre sus piernas. Su aura tan tranquila mientras buscaba una película en el navegador, tarareando una canción mientras se movía ligeramente a los lados cual niño pequeño.

Demasiado inocente para su propio bien, así lo consideraba Terasaka.

O tal vez él era un pervertido que no podía ignorar los roces en su entrepierna.

Quizás las dos.

— ¿Tienes algo en mente para ver? — El pelirrojo preguntó mientras veía la lista de películas que le ofrecían como recomendaciones.

Ninguna le interesaba.

— Ahm... ¿no sé?, algo de terror estaría bien — Respondió vagamente, sus manos se posaron de manera sutil en la cintura de Karma, para así evitar que se moviera tanto.

Karma dirigió una mirada rápida a las manos de Terasaka en su cintura, pero lo terminó dejando de lado. El único sonido que se escuchaba ahora, eran las teclas de la laptod al ser presionadas por el pelirrojo.

Luego de unos minutos decidiendo la película, optaron por una que ambos ya habían visto.

[IT]

Un clásico, y del cual ambos ya conocían la historia al derecho y al revés, pero que no dejaba de ser una buena película, al menos para ellos.

Karma se acurrucó más con Terasaka, recostando su espalda sobre su abdomen, en sus piernas se encontraba apoyada la laptod y con sus manos la sujetaba para que no se cayera. Terasaka era el encargado de las botanas, y cuando Karma quería comer algo, sólo bastaba abrir sus labios para recibir una fritura.

Podría acoplarse bien a ese sistema.

En algún punto de la película, Ryoma terminó por tranquilizarse, una de sus manos rodeó la cintura de Karma con calma, mientras que con la otra seguía alimentándolo.

Al final no fue tan malo como lo esperaba.

~ • ~

— Ryoma, ¿quieres hacer algo luego de que la película acabe? — Preguntó en voz baja, observando que la película estaba a nada de finalizar.

No sabía sí el mayor quería ver otra película, o estaba interesado en otra cosa.

— Ah... no estoy seguro. ¿Tú quieres hacer algo? — Cuestionó, evadiendo su propia respuesta al no saber cómo responder realmente.

Sus gustos eran demasiado diferentes a los del pelirrojo, y temía que algunos de ellos, fuera catalogado como aburrido por Karma. Sabía que a veces el menor podía ser algo cruel con sus palabras, fuera o no con intensión.

Karma se quedó en silencio, y el tema pareció ser olvidado luego de un tiempo.

Las miradas de ambos fueron a los créditos de la película, demasiado aburridos como para prestarles atención, pero que era un escape momentáneo a la incomodidad que había surgido entre ellos.

El silencio fue disuelto ante el bostezo del pelirrojo.

Karma cerró la laptop, soltando un nuevo bostezo mientras se estiraba de brazos. Los antidepresivos ya estaban haciendo de las suyas nuevamente.

— ¿Tienes sueño? —.

— Un poco, si —.

Terasaka sujetó suavemente a Karma de la cintura, mientras veía como el pelirrojo se estiraba un poco para dejar la laptop a una distancia considerable de ellos. Su expresión cansada siendo lo que más resaltaba.

Tierno y preocupante a la vez.

— ¿Quieres que te traiga algo? — Cuestionó con leve preocupación.

— No, gracias... — Alargó un poco más las palabras, parecía que el sueño estaba tomando terreno rápidamente — Sólo... estoy cansado — Rió suavemente.

Se recostó mejor sobre Terasaka, poniéndose de lado para poder colocar sus manos sobre el abdomen del mayor, cerrando sus ojos.

— ¿K–Karma? —.

— Déjame quedarme así sólo por unos minutos — Respondió con voz suave y tranquila, acurrucándose más, y disfrutando del calor que el cuerpo de Terasaka le transmitía.

Terasaka pasó saliva con nerviosismo, llevando sus manos a la cintura del pelirrojo. Se acostó mejor en la cama para que Karma pudiera estar más cómodo. Buscaba de manera incansable que su corazón dejara de latir tan rápido.

Karma tenía el poder de ponerlo nervioso por más mínimas o inocentes que fueran sus acciones.

Le molestaba, pero también le encantaba.

Me tienes completamente loco, Karma — Pensó, acariciando suavemente los cabellos de Karma, disfrutando de los suaves que llegaban a ser.

Una suave sonrisa apareció en su rostro, observando como la respiración de Karma comenzaba a volverse más tranquila y natural.

Se había quedado dormido.

— Dijiste sólo unos minutos, pequeño demonio — Acarició su mejilla, moviendo algunos mechones de cabello para dejar libre su rostro.

Su mirada viajó por la habitación. Observando cada mínimo detalle que pudiera encontrar. Pequeñas pistas o señales del estado de su querido novio. Incluso sí no se lo decía directamente, su habitación, el único testigo de todo su sufrimiento, lo delataba.

Observó las diminutas gotas de sangre seca de color marrón que apenas se percibían en el suelo. Las pequeña grietas en los bordes de cada espejo. Ropa hecha bola, oculta tras camisas dobladas.

Incluso cuando todo se veía tan limpió, podía percibir cierto polvo en algunas zonas, como sí no hubieran sido limpiadas desde hace semanas.

Los estantes con figuras de colección, podía percibir el cierto cuidado con el que el pelirrojo las trataba, acomodadas de manera uniforme y dejando espacios correspondientes, pero una de las tantas figuras, se encontraba caída y con una parte de ella separada.

O el pelirrojo no se había dado cuenta, o trataba de ignorarlo.

Y en el escritorio, al menos tres cajas de pastillas y dos frascos, acompañados con un vaso de agua a medio terminar.

Incluso en la distancia, podía visualizar el nombre en una de las cajas.

[Doxepina]

— No comprendo cómo fue que nos engañaste por tanto tiempo — Murmuró en voz baja, observando al pelirrojo dormir de manera pacífica sobre su abdomen, como sí nada le preocupara.

Como sí todo estuviera bien.

De manera cuidadosa, llevó su dedo pulgar por debajo de los ojos de Karma, retirando el maquillaje que utilizaba, y dejando ver las ojeras marcadas qué tanto se empeñaba en ocultar.

Lo observó con melancolía y preocupación, terminando por quitar todo muestra de maquillaje del rostro del menor, dejando todo al natural, y revelando la única [imperfección] de su rostro.

Unas ojeras ligeramente negras que no debía tener.

Lamento no tener tu suficiente confianza... como para decirme que desde un inicio estabas cansado —.

De otro cuento de hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora