Blanco y Negro

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El frío envolvía su frágil y menudo cuerpo como si una manta se hielo se tratase, la brisa nocturna desordenando su rizado cabello a medida que avanzaba con cautela por aquel camino de tierra, afirmándose de los troncos a su alrededor, el sonido de las ramas y hojas meciéndose al compás dictado por el viento, dejando que la brillante luz de la luna llena se colara entre estas, le daba una sensación de inseguridad.

Su agitado aliento se hacía notar al exhalar asemejándose a las transparentes nubes que rodeaban a la brillante luna que se dejaba ver en todo su esplendor al iluminar un campo desolado al cual había logrado llegar pero, ¿Por qué estaba allí?¿Cuánto tiempo había caminado?, recién en ese momento cayó en cuenta de que no usaba zapatos, sus pies estaban descalzos y lucían algo magullados, como si hubiera corrido por mucho tiempo y ahora sólo estaba descansando, si corría ¿Exactamente de qué estaba huyendo?

De pronto un nudo se formó en su garganta, sus manos comenzaban a sudar, su corazón se aceleró con furia al igual que se acentuó más su irregular forma de respirar, en el momento en que sintió casi como un sexto sentido que algo se acercaba, que aquello que la había estado persiguiendo por mucho tiempo ya la había alcanzado, necesitaba escapar pero no había a donde ir, sólo se encontraba frente a ella ese desolado prado, intentó fijar su vista más lejos en lo que parecía ser el nuevo comienzo del bosque que rodeaba la falda de una montaña, podría seguir ocultándose hasta llegar a alguna cabaña y eso fue justo lo que hizo.

Corrió con todas las fuerzas que no tenía, agradeciendo que en ese momento fuera la suave hierba silvestre la que amortiguaba sus pies descalzos, le aliviaba un poco el escozor de las heridas superficiales, estaba a unos metros de distancia del bosque cuando quien sabe por qué, se cruzó por su mente mirar hacia atrás, lo que vio fue una silueta masculina, caminando entre los pinos, irreconocible por la oscura sombra que lo rodeaba. Un escalofrío la recorrió desde la base de la columna hasta la nuca, el terror se hizo más presente a cada momento, las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Un aullido, no uno lastimero como el de un perro en la noche, más bien sonaba como una advertencia, un llamado tal vez, el aullido de un lobo solitario que aterraba a sus presas a cada minuto mientras las arrinconaba, se sentía indefensa, por más que corría con todas sus fuerzas, sentía que no avanzaba, que corría en círculos, que el tiempo no pasaba pero que aquella silueta la seguía con calma a lo lejos pero que, a pesar de su calma, avanzaba con rapidez, sentía la tenebrosa mirada en su nuca, aquella imponente presencia que no sabría decir si era humana o si el miedo era el que le jugaba una broma así de pesada.

Tropezó, una raíz sobresaliente de la tierra la hizo caer, le dolía el tobillo, probablemente se había lastimado pero eso no era importante, apoyó las palmas de sus manos en el suelo para levantarse, entonces se fijó en lo sucias y maltratadas que estaban sus ropas, eso no podía hacerse con sólo un tropezón, no le prestó mayor atención, ahora lo importante era escapar de lo que sea que la estuviera persiguiendo.

Avanzó como le fue posible, cojeando, aferrándose a los troncos, cuidando no volver a tropezar para no retrasarse más, ya no corría tan veloz como antes pero aún le era posible, con una pequeña cojera que le permitía trotar de forma lastimera, siguió avanzando por las faldas de la montaña hasta que la vio, no muy lejos se notaba la luz artificial, amarillenta y tenue de una lámpara colgada en el porche de una antigua cabaña abandonada, en ese momento cualquier cosa le servía.

Entró lo más rápido que pudo, cerró la puerta con el grueso pestillo que esta tenía, entonces luego de asegurar todas las ventanas y puertas, volvió a la estancia, se atrevió a observar por la ventana y fuera, a muy pocos metros de distancia se encontraba iluminado por la luz platinada de la luna, un lobo completamente blanco, a pesar de la hermosura de su pelaje iluminado, la vista era aterradora, gruñía enseñando todos sus dientes, la baba escurría por sus colmillos hasta llegar al suelo, estaba hambriento y ella era el plato fuerte del menú.

De pronto un crujido la descolocó, había alguien más allí dentro, alguien a quien no pudo reconocer porque en ese preciso momento el lobo blanco atravesó la ventana provocando un fuerte estruendo, podría haber jurado ver la silueta de un hombre detrás de un muro momentos antes de que los cristales fuesen rotos, pero ya poco importaba. A sólo centímetros de su cuerpo se hallaba una bestia hambrienta, acercándose paso a paso un poco más a ella, acorralándola cada vez más hasta que pudo sentir la madera de las paredes contra su espalda, era su fin, ese era su último día, o eso pensaba.

Un gruñido, uno más feroz se hacía escuchar en el pasillo, un lobo cuyo pelaje variaba entre los tonos grises y negros, cuyos colmillos lucían más feroces al ser este animal mucho más grande que el primero, irrumpía en la estancia, se sentó erguido y aulló con todas sus fuerzas justo antes de correr directamente en su dirección.

En ese preciso momento, abrió los ojos de golpe, estaba en el suelo de su habitación, la luz de su lámpara seguía encendida y la noche aún se hacía presente, lo único que interrumpía la calma era la alarma de su celular resonando de forma estruendosa sobre la deshecha cama, ya eran las 6 am, debía alistarse para ir a la escuela, para volver a la monotonía de su vida.

Se levantó del suelo, apagó la alarma para luego caminar directamente a la ducha, la cual sería responsable de llevarse todos los recuerdos del extraño suceso ocurrido en su mente, todos excepto la visión de aquel lobo gris corriendo hacia ella, lo cual quedaría grabado en ella como un vago recuerdo de un sueño que no recordaba, puesto que todo aquello no había sido más que un sueño.














N/A: No podré escribir en un tiempo, voy a estar sin conexión a internet unos días así que les dejo este pequeño capítulo extra por esta noche <3

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