Superficial

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Lo tenso del ambiente entre aquellas cuatro personas pronto se volvió el centro de atención, uno a uno los asistentes a la cena se fueron volteando, cada cual con una mirada más intrigada ante aquella situación; Mientras que los jóvenes quienes eran el centro de atención lanzaban miradas de superioridad e indiferencia entre si.

- La cena está servida en el jardín trasero, si quisieran todos seguirme por favor.- Aquella voz que salvó el futuro campo de batalla provino de una orgullosa y algo rellena, chef principal, ansiosa por demostrar lo máximo de sus habilidades lo cual fue de mucha ayuda; de no haber sido por ella, el salón se habría convertido en un verdadero campo de batalla en la cual, la victoria sería decidida por quien usase su mejor argumento para ofender a su rival.

Suspiró con profundidad una vez estaban sentados, por suerte la visita inesperada junto a la rival de Andrew se encontraban del otro lado del jardín, por ahora podría concentrase de lleno en el ambiente que los rodeaba y por supuesto, en el chico frente a ella quien la miraba con curiosidad, a lo cual ella sólo respondió con una tímida sonrisa. De no haber sido por la aparición de cierto joven de ojos azulados, habría sido una velada completamente perfecta; Una cena en un jardín nocturno, con la luna en todo su esplendor sobre ellos, casi como si les estuvieran sonriendo.

-Eso fue inesperado – La voz del joven sentado frente a ella la sacó de sus pensamientos, comprendió enseguida a lo que se refería, por lo cual asintió antes de fijar su mirada en el alto joven al otro lado del lugar, más no pudo ver otra cosa que su espalda recargada en la silla con pereza, por como mantenía su cabeza se podía adivinar que en vez de prestar atención a la rubia frente a él, se distraía con la belleza nocturna de la luna y las pocas estrellas que se podían ver debido a la luz artificial de la ciudad opacando estas, estaba distraído y podría jurar que también estaba aburrido.

-Mira, la cena ya está aquí- Comentó el muchacho bastante animado, más a ella no la sorprendió demasiado, lo que si la sorprendió fue la voz de la chef principal quien procedió a explicar el platillo. - Aquí tienen una porción de Solomillo de cerdo ibérico con puré de matanza, espero que lo disfruten-

Nada de otro mundo, sólo carne con puré de carne servido de forma ridícula en un plato demasiado grande para tan pequeña porción; o eso fue lo que pasaba por su cabeza mientras lo probaba, no estaba mal pero, como había dicho antes sólo le habían servido partes de algunos animales muertos acompañados de papas. Su mente estaba distraída, no disfrutaba la velada tanto como lo hubiera querido.

No se molestó en escuchar las descripciones del resto de la cena o del postre, no se tomó dos segundos para oír lo que fuese que Andrew le estuviese diciendo, no le importó que en la mesa contigua estuvieran discutiendo sobre pianistas famosos o los susurros que habían acerca de cómo la chica quien fuese iba vestida y por lo visto, no era la única aburrida allí; Lo notó en cuanto sus miradas se encontraron por un breve momento, él regresaba de quien sabe dónde con una copa de vino, para luego volver a sentarse con la rubia de su mesa pero, algo sucedió puesto que la chica se levantó. Habían cambiado asientos, de un momento para otro había un par de ojos azules observándola de forma fija, como si su rostro fuese lo más interesante del mundo y aquello la hizo preocuparse un poco ¿Tenía algo en el rostro? ¿Estaba despeinada tal vez? Fuese lo que fuese, la obligó a levantarse para ir al tocador sólo para revisar que su ropa, cabello y maquillaje estuviesen en orden.


Al llegar al espejo del tocador de damas se sintió realmente estúpida, su vestido estaba bien, su peinado yacía intacto al igual que el maquillaje más si había algo mal con toda la situación ¿Qué hacía ella ahí? En un lugar tan elegante, lleno de gente que no conocía, mujeres y hombres llenos de superficialidad ¿De que habían servido todos sus esfuerzos por alejarse de ese mundo costoso hasta ahora? Sin embargo allí estaba, usando un caro vestido nuevo, un estúpido peinado y maquillaje de una peluquería del barrio alto sólo para no dar una mala impresión, "para que te adaptes a nuestra forma de vida"....eso le había dicho Andrew cuando le pidió ir con ella a comprar el vestido y todo lo demás.

-No soy un maldito alienígena...- Murmuró a su reflejo en el espejo, que ella supiera todos eran seres humanos comunes y corrientes, todos respiraban el mismo aire contaminado de la ciudad, todos necesitaban comida y agua para sobrevivir pero el lujo nadie lo necesitaba, aquello era sólo un capricho. De pronto se sintió ahogada, necesitaba escapar, alejarse de todas las miradas ególatras del salón incluyendo la de Andrew, él sólo quería lucirse aprovechando lo bien que se veía cuando ella quería arreglarse.

-Necesito salir de aquí – Dijo cuando caminaba de vuelta al jardín, pero alguien a sus espaldas la hizo voltear -¿puedo acompañarte? Y...si me dejas, enseñarte un lugar libre de miradas superficiales-

Dudó un poco al comienzo, pero luego de observar el jardín en donde se hallaban todos esos futuros músicos prodigios, con sus risas exageradas y amistades falsas, no tuvo que pensarlo ni cinco minutos más –Iré por mi bolso...- Fue todo lo que dijo antes de salir algo apresurada del salón, al llegar a la mesa el músico joven de ojos verdes la esperaba de pie y así se quedó mientras ella tomaba su bolso para irse -¿Es él tan importante como para que me dejes aquí? ¿Haciendo el ridículo porque mi cita se fue con un perro callejero cualquiera?...¿Entonces para qué te enseñé a tocar piano? Te abrí las puertas de vuelta al mundo del lujo al que perteneces, una hermosa joven de buena familia saliendo con el pianista prodigio... ¿no suena eso genial? Seremos mundialmente reconocidos después de que logre ganar la competencia a nivel mundial pero él, él es un don nadie-

Aquello logró detenerla ante la atenta mirada de todos, incluyendo al joven de cabellos rizados quien esperaba por ella en la puerta del salón. Tomó el florero que había en la mesa y dejando las flores a un lado, lo vació directamente sobre la cabeza de Andrew - Ahora el perro callejero eres tú, no te metas con mis amigos-


Fueron sus últimas palabras hacia el enojado muchacho antes de irse del dichoso lugar, la noche estaba helada y agradecía que la chaqueta en sus hombros la cual le quedaba bastante grande, perteneciera al joven alto que caminaba un poco más adelante que ella. Él hizo parar un taxi y por más que ella le preguntase a donde iban, su respuesta siempre era la misma, una amplia sonrisa que la hacía sonreír de forma sutil igualmente.

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N/A: Tardé bastaaaante en actualizar, pero finalmente la inspiración llegó a mi <3 espero que les guste!

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