Habiendo sonado la campana de clase a las dos y media, pudo dejarse resbalar en el asiento con descanso anticipado. Perdido en su nublada mente, se permitió cerrar los ojos unos segundos y descansar quitándose las gafas.
Abrió los ojos mirando los cristales de las gafas, el corte del cristal atravesaba verticalmente el costado izquierdo, que visto frontalmente era el derecho. Deslizó su pulgar por ese corte, deleitándose por un momento, pero dándose cuenta del dolor punzante que ocasionaba esa delaminación. Apartó su mano, viendo una pequeña gota roja deslizarse por su pulgar como si de un corte con una hoja de papel hubiera perforado su piel y torció el gesto, levantándose para buscar papel, un par de cuadros blancos para limpiarse y después de limpiar las gafas con las gotas de sangre que cayeron y envolver su pulgar, se las volvió a poner.
- Como te iba diciendo, en mi humilde opinión, César es un completo hipócrita de mierda, fetichista asqueroso...- la voz de Héctor lo hizo mover la cabeza inconscientemente.
"¿Y ahora qué mosca le ha picado? ¿Acaso ya no le interesa el chisme de César y se pone a tirarle mierda?" Sebastián movió su cabeza por la clase, viendo a Anna y a Laia con Héctor y como este movía su mano con dramatismo ante las palabras de Anna. Se encaminaron hacia la salida, ignorándolo por completo como un fantasma o una fuerza invisible que no existía.
- No tiene culpa de que tenga novia y se quiera tirar a un tío por probar como se siente.- defendió Laia.
- Por eso digo que es un puto hipócrita, como todos los tíos.
- Eres un tío, Héctor.- le recordó Anna.
- Pero yo no soy un gilipollas como César.
"Eres un posesivo de mierda, eso es peor" pensó inconscientemente Sebastián, sin querer escuchar la conversación, pero siendo inevitable hacerlo porque su conversación llenaba el pasillo y la clase con un eco que se metía en sus orejas.
Sebastián no lo siguió, su conversación parecía ser lo más interesante e importante en ese momento. En su lugar, guardó todas sus cosas con una parsimonia tranquila y empujó el único asa de su mochila sobre su hombro. Obligado por una fuerza mental e impulsado por su cordura y miedos más profundos, apretó el asa de la mochila inconscientemente para recorrer el pasillo hacia el comedor.
No sólo tenía que pagar la comida de dos días, porque el día anterior se le pasó. Sino que también tenía que sentarse a solas en una mesa, abandonado por su mejor amigo que parecía más intrigado e interesado en tirarle mierda a César que no realmente en darse cuenta de que lo había dejado tirado como una colilla.
Pero cuando se trataba del chisme o de tirar insultos a alguien, no había nada que lo detuviera. Sebastián no se veía con la autoridad de intentar imponerse sobre Héctor, porque tampoco tenía la necesidad de hacerlo.
- Oye.- dio un sobresalto cuando una voz a su espalda y un golpe seco de una bandeja gris a su lado izquierdo se sintieron como una agresión o una amenaza.- ¿Dónde está Héctor?
¿César?
César.
.
.
.
¿¡César!?
¡César!
¿Qué hacía César ahí? Sebastián se sintió profundamente acobardado y sus manos sujetaban pobremente el tenedor que ya estaba temblando como si fuera víctima de un terremoto.
- S-Se ha ido.
- ¿A dónde?- su voz tenía cierta temeridad y amenaza.
- A su casa, supongo...- se atrevió a responder.
La bandeja se movió hasta situarse frente a él y sintió el corpulento cuerpo de César moverse para rodear la mesa y sentarse frente a él. Sebastián se encogió en el sitio, queriendo desaparecer.
- ¿Qué está diciendo ese hijo de puta sobre mí?
- No lo sé...- susurró con temor en su voz.- Lo he visto hablando con...- se detuvo antes de dar nombres y que hubiera más implicados en el asunto.- Dos chicas de clase... Pero no sé de qué estaban hablando...- mintió, tratando de sonar creíble.
- ¿Me estás tomando por gilipollas?- dio un golpe seco a la mesa con el puño que hizo que todo el comedor cayera en un silencio desgarrador.- Héctor es un escándalo y busca llamar la atención dónde sea que vaya. Es imposible que no hayas escuchado una mierda.- lo señaló de manera amenazante.- No defiendas a esa perra ridícula y chantajista.
- De verdad, no he escuch—
Se levantó. César casi media un metro noventa, era imposible no sentirse intimidado por esa mirada penetrante de color forestal que se clavaba sobre él con una clara intención de que lo siguiente que haría sería agarrarlo del borde de la sudadera y su acto secuencial sería el puñetazo, la sangre, la humillación y las burlas de todo el comedor para legitimar a César, todo en ese orden.
- O me dices lo que está diciendo de mí esa rata de cloaca, o te juro que te envío al hospital de la paliza que te pienso meter.
Antes de que Sebastián pudiera decir nada, pues los nervios y el temor tomó control sobre él. Una tercera bandeja golpeó la mesa, en su caso estaba finalizada, a su lado, cercana a la suya, pero un incómodo sorbido agudo del zumo de naranja rebajó la tensión, por llamarlo de alguna manera.
- A este solo le damos palizas nosotros, ¿Te queda claro, maricón?- Sebastián reconoció la voz y su piel palideció todavía más.
- Esto es entre Sebas y yo, Nacho. Pírate de aquí.- ordenó.
- Oblígame.- desafió.- ¿O acaso te da miedo que todo el comedor sepa que te estás liando con Gabriel en el vestuario en la hora del patio?- Sebastián miró al azabache obsidiana con los ojos muy abiertos cuando su tono de voz aumentó gradualmente hasta convertirse en una evidente revelación para todo el comedor.
- ¡No es cierto! ¡Héctor se lo ha inventado! ¡Es un hijo de puta!
- En ningún momento he mencionado nada de que Héctor haya estado hablando de eso... Más bien, ha dejado muy claro lo hipócrita y cobarde que eres... He sido yo el que te ha visto entrar en el vestuario con Gabriel fuera del horario deportivo. Lo cual es raro porque Gabriel odia el deporte.
La expresión de César se volvió furiosa y empujó la bandeja, rodeando la mesa para plantearle un puñetazo en la cara a Nacho.
____________________________________________________________________________
Aquí las opiniones ------------>
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1073 Palabras]
ESTÁS LEYENDO
71.- En el baño (Bad Ending / Gay romance)
Non-ficțiuneSebastián Arcos Martínez vivía una vida llena de burlas, agresiones, mofas y sátiras. Siendo molestado diariamente por varios de sus compañeros de clase, teniendo un padre abusivo y relaciones cuestionables. Lo único que quiere es paz, tranquilidad...