— ¿Entramos ya?.
Le había contado casi toda su vida, solo le faltaba contarle cuantas mascotas había tenido en todo lo que llevaba de vida, pero tampoco era un problema para él, la castaña lo escuchó atenta a todo y decía cada cosa certera.
— Si - asiente - vamos porque Irene seguro me está buscando.
— Discúlpame por haberte sacado así.
— No te preocupes - sonríe - necesitabas de alguien.
— Oye, ¿Puedo tener tu número celular?.
— Claro, siempre y cuando no seas de esas personas que llaman inoportunamente - ríe - si es una emergencia lo acepto, mientras no.
— Prometo no molestarte llamando como loco.
— Es este... - le va diciendo los dígitos mientras caminaban.
Conectaron de manera inesperada, aún eran desconocidos y solo llevaban como menos de dos horas de haber sabido de la existencia del otro, bueh ni tan desconocidos porque Esteban le contó todo lo que vivía y así, eso hizo que ella empezara a tener cierto grado de confianza, no era algo exagerado pero si la suficiente.
— ¿Tienes como regresar a tu casa hoy?.
— Si, siempre pido ubers.
— Eso es peligroso - niega - hoy seré yo quien te lleve.
— Estás loco - ríe.
— Si, llevas toda la noche repitiendolo, igual te voy a llevar.
— ¿No hay manera de que cambies de idea?.
— Nap.
— Está bien, don terco Lombardo - suspira - tendrá que venir a buscarme aquí mismo.
— Con gusto señorita... - se queda pensando - ¿Cuál es tu apellido?.
— Cisneros - ríe.
— Entonces, con gusto aquí estaré señorita Cisneros.
Volvieron al evento, ella terminó de repartir y él seguía clavando su mirada en Marina. Pasemos a hablar de esta mujer pelinegra, ya sabemos que era hija de un socio de Darío, lo que no sabían es que ella también sentía atracción por Esteban, solo que no se acercaba a él porque de tanto que el moreno la evadía cuando hablaban, que fueron muy pocas veces hasta el momento, y por eso ella pensaba que él no sentía nada, además tenía una relación con Enrique, alguien que pues la quería.
Marcia por su lado, logró llegar a ver a Darío Lombardo de cerca, fue algo que la emocionó mucho y Esteban pudo notarlo, solo que después de todo lo que el moreno le contó, no lo miraba con la misma devoción de antes. El evento terminó y Esteban fue en busca de Marcia, fue un alivio cuando Lucrecia le dijo que se iría con su papá, así no incomodaba a Marcia.
— Así que te emocionaste al ver a don Darío Lombardo.
— Desde que decidí estudiar para productora de eventos tu papá se volvió mi ejemplo a seguir, dentro del negocio claro.
— Algún día los presentaré - ríe - tal vez hasta te da trabajo en la empresa.
— No creo - sonríe al imaginarselo - no estoy tan experimentada y después de escuchar como es tu papá, dudo que quiera a alguien como yo dentro de la empresa.
— Se te olvida algo importante - sonríe - la empresa pronto será mía.
— Esa si que no me la sabía - llegan al coche.
— Podría contratarte sin problemas, además algo me dice que eres muy talentosa - abre la puerta por ella.
— Gracias - se desliza dentro del carro.