"Entonces te das cuenta que no es quien te mueve el piso, sino quien te centra. No es quien te robe el corazón, sino quien te hace sentir que lo tienes de vuelta".
~ Mario Benedetti.
- No es cualquier tipo de anillo.
- Esteban...
- No - ríe - no te asustes, no te estoy pidiendo matrimonio, aún.
- ¿Y entonces?.
- Antes de seguir, yo quiero saber si... ¿Me perdonas por ser un tonto?.
Se quedó viéndolo de una manera tierna y le regaló una sonrisa.
- Si - asiente leve - te perdono.
Sonrió, no dijo nada por unos segundos, hasta que empezó a sacar aquel delicado anillo de la cajita en la que venía.
- Marcia... Quiero que lleves este anillo para que recuerdes siempre mi promesa, una que no se romperá jamás, porque en tan poco tiempo aprendí a amarte... Yo te prometo que siempre estaré para ti, sin importar la situación o los problemas, yo seré tu todo y tú serás mi única razon de existir, te entrego este anillo esperando que algún día pueda ser reemplazado por uno de compromiso, porque si, cuando estemos listos yo me quiero casar contigo, pero para empezar... ¿Quieres ser mi novia?.
Sus lágrimas amenazaban con salir, estaba inmensamente feliz.
- Si, Esteban si - asintió repetidas veces.
Él tomó delicadamente su mano izquierda y en el dedo anular deslizo aquel anillo que prometía un amor sincero, una entrega completa y selló parte de su unión para siempre.
Sus miradas se cruzaron por unos segundos, hasta que Esteban la alzó y le dió repetidas vueltas, estaban disfrutando. Iban algo rápido, si, pero muchas veces el amor es así, impulsivo, no te deja razonar.
[...]
- ¿Dónde vamos?.
- Es un lugar especial.
- ¿Más sorpresas?.
- Mju - sonríe.
Luego de unos minutos llegaron, era un lugar algo solitario, habían árboles y una cabaña.
- Este lugar jamas lo había mostrado, absolutamente nadie sabía de esto - extiende su mano - ven.
- Es hermoso - toma su mano y lo sigue.
- Cuando mi mamá murió, buscaba lugares para refugiarme y nunca encontraba uno que me hiciera sentir seguro - abre la puerta - cuando crecí, mande a construir este lugar y desde entonces se ha vuelto especial porque aquí conecto conmigo, con mi mamá y quise que lo conocieras porque, ahora este lugar también es tuyo.
- Pero... Esteban.
- Ahora será nuestro, mi amor
Mi amor.
- Pero este es tu lugar, no quiero... - la calló con un beso.
- Yo tengo un nuevo refugio - une su frente a la de ella - tú.
Un beso más, lo abrazó. Estaban uniendo sus almas, ya antes habían conectado en sus corazones y sus cuerpos ya habían sido uno solo, ahora era turno de sus almas, las que albergan toda tu esencia. Esta vez no buscaban algo carnal, si les gustaba sentir el cuerpo del otro pero ahora era distinto, solo querían estar abrazados hasta caer dormidos.
Seguridad, eso querían sentir.
Y así fue, la noche solo se trató de besos dulces y caricias tiernas hasta que ambos sintieron sus parpados pesados y se quedaron dormidos.