Llegó el día en el que empezarían con la farsa, todo ya estaba previsto e incluso habían hablado con Iñaki y Lucrecia para tener más credibilidad ante Marina.
— Creo que ahí viene - susurra - no vayas a voltear aún.
— Es ridículo esto, Marcia - se queja.
— Déjame ayudarte tonto - acaricia su mano cuando Marina los ve - está viendo hacía acá - dice manteniendo una sonrisa.
— No se va a creer nada.
— ¿Tú crees? Viene hacia acá - le da una mirada de ganadora.
— ¿Qué?.
— Buenos días - se acerca sonriendo.
— Hola Marina - sonríe.
— Buenos días - logra decir.
— ¿Cómo estás, Esteban?.
— B... Bien.
La castaña le hacía miradas a Esteban para que se soltara más pero simplemente él no podía, no lograba salir de su bloqueo y fue entonces que Marcia tomó iniciativa.
— ¡Marina! - sonríe - un gusto saludarte.
— Lo mismo digo, Marcia - sonríe falsamente.
— ¿Como vas? - golpea disimuladamente con el pie a Esteban.
— Mju - carraspea - ¿Cómo has estado?.
¡Eso! Logró decir más de dos palabras.
— Muy bien - se acerca un poco más a ellos - oigan ¿Utedes? Ehh... Es algo que anda como chisme por todo el club ¿Ustedes están saliendo?.
— ¿Por qué la pregunta?.
— Es que necesito saber si su invitación la mandaré por separado o si les hago llegar una en conjunto.
— Separados.
— No, mi amor - evitó reír al ver la cara de Esteban - no lo ocultemos más, si Marina, estamos saliendo como novios.
— Entonces, perfecto - sonríe.
— Pero, disculpa ahora que sea tan entrometida - ríe - ¿Para qué es la invitación?.
— Fiesta de compromiso.
Las miradas de ambos chocaron instantáneamente, se iba a casar, el moreno ahí mismo se desilusionó y la castaña notó todo, tenía que sacarlo de ahí.
— ¡Ah! Que bueno - sonríe - bueno querida, te dejamos porque justo estábamos hablando de ir a pasear al jardín del club.
— Emm... Ok.
Guiño de la mano a Esteban que seguía en shock por todo lo que había escuchado y luego lo tomó del brazo en lo que caminaban justamente por el extenso jardín del club.
— ¿Ya estás mejor?.
— No.
— Sentemonos en aquella banca - lo encamina hasta ella y toman asiento.
Seguía procesando todo, la mujer que le gustaba y que según él quería se comprometería y no con él.
— Oye, ya tranquilizate - le soba la espalda - es una tonta por no ver al increible hombre que eres.
— ¿Qué fue eso de "Mi amor"? - dice al fin.
— Era el plan Esteban.
— Pero te precipitaste, no era momento.
— ¿Y qué?¿Cuándo era momento según tú?¿Cuándo esté dando el "Si" en la iglesia?.
— Sabía que esto no funcionaría pero todo me pasa por acceder a tus locuras.