Prologo

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Hacia frió, mucho frió, pero eso está bien, el frió era bueno, me recordaba que seguía con vida o por lo menos seguía respirando, porque desde hace mucho no conozco lo que es vivir.

Mi respiración es agitada mientras corro, trago bocanadas de aire con desesperación, las ramas de los arboles me golpean, puedo sentir como mi piel es cortada, lo puedo sentir en mis brazos, en mis piernas desnudas, mis mellizas, puedo sentir la sangre chorreando de una de ellas, llevo un vestido demasiado pequeño para un bosque tan frió, el cual cala entre mis huesos, me duele mientras respiro pero sigo corriendo, corro aun cuando mis pulmones arden, aun cuando mis pies están adoloridos, golpeados y cortados.

Estoy descalza por lo que siento cada piedra, cada corte, la tierra, llueve provocándome temblores mientras corro, el lodo está en todas partes. Grito al caer sobre un charco, trago un poco de agua con lodo, escupo y tozo, quedándome sin aliento.

Pero trato de no hacer ruido, él no debe encontrarme, me levanto aun adolorida y cansada. Sigo corriendo, porque sé que si me atrapa de nuevo jamás podre alejarme de él. Veo luces así que corro hacia ellas, estoy empapada, llena de lodo y sangrando pero no me importa.

Mis visión comienza a nublarse a medida que me acerco a la luz, creo estar en una carretera, no estoy muy segura, lucho por escalar hacia el asfalto, justo cuando termino de subir, mis pies seden haciéndome caer de rodillas, me desplomo pero trato de arrastrarme hacia ella, digo ella porque es lo que parece, es policía, tal vez estoy equivocada pero lleva un uniforme de ese estilo, levanto una mano inútilmente para tratar de llamar su atención, quiero gritar por ayuda pero no tengo fuerzas, estoy cansada, tan cansada, ella sigue sin verme mientras parece entregarle una boleta o multa a otro conductor.

Creo hacer un sonido de dolor, él hombre me observa y yo tiemblo, la mujer se percata de mí, su rostro refleja lo sorprendida que esta, mi visión se nubla, cegándome, estoy cayendo en la inconsciencia, pero aun allí, mientras me dejo llevar puedo escucharlo gritarme por el nombre que él me dio, puedo sentir sus manos sobre mí, puedo escucharlo gritar por mí una y otra vez.

"Mia", resuena en mi cabeza pero para mí alivio la inconsciencia es más fuerte, por lo menos esta vez.

Where I belongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora