Capitulo 14

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¿Mia?

—Mia, ¿Dónde estás?, sal para que pueda verte—.Tape mi boca con ambas manos, él quería bañarme, lo había dicho pero yo no quería, eso no estaba bien, la única persona que me ha bañado es mami y a mi mami no le gustaría que él lo haga. —Vamos, Mia, Mia, sal de donde estés—.

Aproveche que se distrajo preparando el cuarto de baño para escabullirme lejos de él, había logrado pasar entre los tablones de las escaleras de madera, el espacio es muy pequeño pero es un buen escondite, no me gustaba que me llamara Mia, ese no es mi nombre.—Mia, voy a enojarme mucho si no sales, no quieres verme enojado, ¿cierto?—.

Sin querer asentí en la oscuridad pero él no podía verme, talvez si me quedaba quietecita él no me encontraría, me encogí contra la pared de madera, el acababa de volcar una pequeña mesa de la sala. — ¡Sal ahora pequeña puta!—. Estaba muy enojado. —Si no sales ahora, te va a ir muy mal, sal en este momento—.

Mantuve las manos contra mi boca para que no me escuchara. — ¡Dije que salgas ahora!—. Estrello su puño contra la pared, no pude evitar pensar que eso debió de doler. Tenía mucho miedo, aguante la respiración cuando empezó a subir las escaleras de nuevo, pensé que estaba a salvo pero cometí el error de asomar ligeramente la cabeza por la rendija de las escaleras, me congele cuando me topé con su mirada fría.

No tuve tiempo de pedir disculpas, me tomo del cabello con tanta fuerza que el dolor provoco lágrimas en mis ojos. — ¡Lo siento, lo siento!—.Sacudió con fuerza mi cabello para sacarme del hueco de las escaleras, golpee mi cabeza contra la madera en repetidas ocasiones, no deje de rogar, de gritar que me está lastimando, que lo sentía.

Jalo con tanta fuerza que pensé que había arrancado un gran moño de mi cabello, me arrastro hasta arriba. —Has sido una niña muy mala, estoy muy decepcionado de ti—. Patalee tratando inútilmente de zafarme de su agarre, me soltó solo hasta que llegamos al cuarto del baño.

Sonrió de forma siniestra. —Dije que voy a bañarte—.

Negué con la cabeza desesperada. —No, eso no está bien—. Lloriqueé. —Solo mi mami me ha bañado, tú eres un muchacho, los muchachos no vayan a las niñas—. Asegure.

No quito su sonrisa mientras se acercaba a mi rostro. —Me perteneces niña, eres toda mía, si digo que te voy a bañar, te voy a bañar—.

Mire con horror como arrancaba los botones de mi camiseta. — ¡No, no por favor, detente!—.Luche contra el pero mis delgados brazos no eran nada contra él, hizo pedazos mis camiseta, luego arranco de mi cuerpo la pequeña camiseta de tirantes que tenía debajo, el frio aire me golpeo el pecho, él se detuvo para observar, quise taparme pero el sostuvo mis manos, no me gustaba como me veía.

—Pero mira que lindos son tus pequeños pezones—. Me empujo de modo que mi espalda estaba contra la dura baldos del baño, con una mano me sostuvo las manos. — ¡Quítate, quítate, no quiero!—.No sabía porque estaba viéndome, mi pecho era el de una niña de trece años, no tendría que verme, eso no estaba bien.

Con su mano libre pellizcó con fuerza mi pezón, llore del dolor. —Son tan lindos y tiernos—. Patalee con fuerza. — ¡Suéltame, suéltame, detente déjame!—.Siguió sin escucharme, llore con fuerza, desesperada, lo quería lejos de mí, bajo su cabeza hasta mi seno y luego lo lamio, provoco arcadas de asco en mí. — ¡Eres asqueroso, no me toques!—.!Zas!, su fuerte mano me abofeteó, me sentí aturdida, ¡zas!, volvió a abofetearme doblando mi rostro dolorosamente hacia el otro lado, mi visión se nublo.

Where I belongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora