Capitulo 15

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¿Mia?

Enterré mi cara en algo cálido, se sentía tan bien, es firme e inquietantemente cómodo, inhale con fuerza, el olor mentolado inundo mis fosas nasales poco a poco se fue mezclando con algo cítrico, casi podía saborearlo en mi boca, aspire un poco más profundo, deleitándome con un aroma dulzón y algo picante se unió al delicioso aroma, no fue hasta que olí a cigarrillo mezclado con el resto de olores que reconocí la esencia.

Los parpados me pesan, me dolían los músculos como si hubiera pasado la noche forcejeando, con cuidado los abrí lentamente, lo primero que mis ojos pudieron captar fue un cuello con dos lunares, uno debajo del otro. Trate de separarme pero unos fuertes brazos me mantenían firmemente presionada, luego de varios intentos logre sacar la cabeza de su garganta, me separe lo suficiente para estirar mi cuello y ver su rostro.

Deje salir mi respiración cuidadosamente lento para no despertarlo, Aidan se veía tan tranquilo, tan sereno y lindo, no, lindo no era la palabra, él más que lindo, su belleza es masculina, no podría describir lo que era con palabras correctas, para mi desgracia las únicas que se me vinieron a la mente fueron completamente influencia de Lauren, porque estaba segura que caliente como el infierno no venían de mi por completo.

Me ruborice al instante, "Dios mío, Mia en que estás pensando, mejor dicho, que rayos estas diciendo", me quede mirándolo un buen tiempo, parecía tener un rostro suave, su pestañas largas acariciaban sus pomulos, pero solo hasta que intente sacar mi mano presionada contra su pecho fue que me di cuenta que mi pierna lo rodeaba, nos encontrábamos de lado por lo que llegue a la conclusión que mi descarado pie descansaba sobre su trasero, lo baje un poco demasiado brusco.

"Bendito niño Jesús, que has hecho anoche Mia", me reprendí, no entendía que hacia Aidan en mi cama, pero sí que necesitaba sacarlo, mi intención fue sacudir su rostro para despertarlo pero me encontré fascinada con como su piel desprendía el característico calor, que había aprendido a reconocer.

Toque con suavidad su parpados, me temblaba la mano cuando baje a su boca, me detuve con dedos temblosos y presione ligeramente sus labios, se sentían suaves y como todo de él, cálidos al tacto, los observe tanteando su labio inferior más carnoso que el superior, sonreí, nunca había tocado su rostro pero es bastante agradable.

Alce mi vista y me paralicé. Aidan estaba despierto, observándome, medio adormilado, sus ojos verde azulados tenían una intensidad que hizo que mi corazón diera un vuelco, bajo la cabeza hasta que nuestras frentes se tocaban, miro de mis ojos a mis labios. Mi pulso se aceleró, no sabía si estaba a mitad de un ataque de pánico o un ataque cardiaco, se acercó hasta que nuestras narices se tocaban, luche con la fuerte necesidad de cerrar los parpados, decir que estaba agitada era decir muy poco, se acercó dolorosamente un poco más, sus labios a tan solo centímetros de los míos. — ¡Oh, bueno ya estas despierta!—.

Aidan se separó con rapidez y se lanzó fuera de la cama con brusquedad, Diana nos dio una mirada a ambos, abrió los ojos con sorpresa absoluta, se tapó la boca con gesto horrorizado. —Oh, demonios acabo de interrumpir—.

Antes de que pudiera decir algo, él ya estaba respondiendo. —Claro que no, que locuras estas diciendo—. Se rio nerviosamente.

Ella tenía una mirada divertida cuando cruzo los brazos. —Aja, sí, claro, bueno Adam dejo ropa para que te duches, señor apestoso—.

Mis mejillas ardían de vergüenza, "espera un momento, ¿Adam?", como si fuera una pelota el recuerdo de anoche me golpeo con fuerza, salte de la cama horrorizada, los dos me vieron extrañados. —Por favor díganme que anoche no sucedió—. Dije reteniendo las lágrimas.

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