4. DESVANECERME EN TI

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MARTIN

Sabia el motivo del comportamiento de Juanjo. Solía ser él el que apoyaba la mano en mi pierna, incapaz de dejar de tocarme más de dos minutos, cosa que nunca dejó de despertarme mariposas en el estómago.

Ver a Alvaro hacer lo mismo, aunque sin ningún tipo de intención esta vez, no le habia sentado bien, no tenias que ser muy listo para darte cuenta. Asi que como si cuerdas invisibles tirasen de mi cuerpo, me levanté del sofá, sin motivo aparente pero cargado de razones, y me dirigí a la cocina detras de él.

-Juanjo. -Se tensó ante mi llamada, y rápidamente volvió a retomar lo que estaba haciendo.

-Qué.

-¿Estas bien?

-Perfectamente, ¿por?

Suspiré ante su tono.

-Mírame. -Le ordené, provocando que girase medio cuerpo hacia mí.

-Martin, estoy bien.

Después de tanto tiempo, mi nombre en su boca seguía provocándome escalofríos.

-Te conozco.

-No te equivoques. -Dijo más agresivo, terminando de girar el resto de su cuerpo en mi dirección, para quedarnos de frente, pero con mucha distancia entre nosotros. -Conoces al Juanjo de hace dos años, que, aunque no te lo creas, no es el mismo que tienes delante ahora mismo.

-Créeme, lo se. Yo tampoco soy el mismo.

La tensión podía cortarse con un cuchillo. Nos miramos durante unos segundos, esperando a que alguno hablase.

-Eso seguro. -Rio irónicamente.

-¿Que se supone que significa eso, Juanjo?

-Pues eso. -Dijo apoyando su espalda en la encimera, cruzando los brazos sobre su pecho. -Para empezar, fumas. Después de pasarte media relación haciendo muecas de asco cada vez que yo me encendía uno. Si lo llego a saber no hubiese tirado los cigarros por la mitad cada vez que te acercabas.

Coloqué mi pelo en un gesto nervioso antes de contestar.

-Bueno, digamos que ahora entiendo cuando me decías que te calmaba. -Rodé los hombros.

Frunció el ceño, como queriendo leerme.

-Bueno. -Se limitó a decir.

-Mira, -empecé, llenándome de valor- no me gusta esta tensión entre nosotros. Entiendo que es raro, que llevábamos mucho tiempo sin vernos y tenemos una circunstancia...especial. -Asintió, animándome a continuar. -Pero han pasado dos años, Juanjo, y no quiero malos rollos en la casa de Denna si se termina haciendo al final. Podemos intentar llevarnos bien. Ser...amigos.

Amigo...usar esa palabra para referirme a Juanjo dolía como un puñal en el estómago. Nunca fuimos amigos y no crea que pueda serlo nunca. Pero de alguna forma tenia que describir esta nueva...relación que quería forjar con él, porque estar mal tampoco era una opción que me gustase.

-¿Amigos? -preguntó casi riendo. -Vale, pues amigos.

-¿Pero por qué tienes que ser tan condescendiente?

-Martin, si quieres definir...esto -dijo señalándonos intermitentemente -con esa palabra, pues vale. Qué quieres que te diga. Una fiesta no voy a montar.

-¿No quieres?

-Lo que no quiero es llevarnos mal y tirarnos pullitas como la de antes en la sala.

Hice memoria y supuse que se refería a mi comentario hacia Denna de Alex y su relación. Era lo único que podia molestarle, tampoco hablé mucho más.

La constante del cambio -juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora