13. LA CALMA

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JUANJO

Despertarme con Martin recostado sobre mi pecho me hacia sentir como en casa, no habia forma de que el día fuese mal si empezaba de esta forma. Le observé durante unos minutos con detalle sin poder dejar de sonreír, mientras acariciaba su pelo y sus brazos. Observé su torso desnudo, que estaba mucho mas definido, y me pregunté si él había notado mi cambio de peso.

Denna se enfadó muchísimo conmigo cuando no quería comer. Pero no se si alguna vez habéis estado tan tristes que la comida no os sentaba bien. Pues eso me pasó cuando Martin desapareció de mi vida. Bebía agua simplemente para no deshidratarme y los paseos diarios por el campo que daba con él ahora se limitaban a cortos trayectos entre el baño y lo que fue nuestra habitación.

Muchas veces tuve conversaciones conmigo mismo en las que me planteaba seriamente si estaba siendo demasiado exagerado, porque al final solo era una persona. Pero se trataba de Martin, joder, es que cada rincón de la casa me olía a su pelo, y ya no quería comer si no le comía a él.

-Buenos días. -Su voz ronca seguía poniéndome los pelos de punta.

-Buenos días, cumpleañero. -Le dije acariciando su cara.

Cómo podía estar tan guapo recién levantado, es que debería ser ilegal.

-Me duele el cuello. -Se quejó, separándose levemente de mi para masajear la zona.

-Yo llevo con el brazo dormido desde ayer por la noche, pero si es por ti merece la pena.

Sonrió y me perdí en el arco de su labio. Repartió pequeños besos en mi frente y mejilla, para terminar con uno corto en mi boca.

-Me voy a duchar. -Indicó, levantándose de la cama.

-Yo voy a hacernos el desayuno.

-¿Hemos traído algo que no sea alcohol? Qué fuerte.

-Qué exagerado. -Rei. -He traído napolitanas de chocolate, tampoco te esperes unas tostadas de aguacate gourmet. -Noté que se le tensaron los músculos. -¿Qué pasa?

-Pues lo que te dije, que llevo sin comerlas desde...pues desde eso.

-No me pongas esa cara. -Le dije haciendo un puchero, y me acerqué a el para darle un pequeño beso cargado de cariño.

-¿Y si ya no me gustan? -sonó asustado. -Es tu desayuno favorito...joder, imagínate que ya no me gustan.

-Martin. -Agarré sus hombros y le obligué a mirarme. -Relájate, mi amor. Si no te gustan, buscamos algo más que compartir. No tengas miedo de no ser el que eras, yo tampoco lo soy y eso es bueno. Desde cero, con ganas y juntozz. -Sonrió y poco a poco volvió a respirar con normalidad.

Me mataba lo mucho que le afectaban estas cosas.

-Te quiero. Voy a ducharme.

Dicho esto, salió de la habitación en dirección al baño, y yo me quedé quieto en el sitio, nervioso y feliz a partes iguales como un adolescente, sin procesar todavía que Martin volviese a decir esas palabras dirigiéndose a mí.

Al llegar a la cocina vi a Denna, Alex, Salma, Omar y Paul charlar alegremente mientras preparaban un café.

-Buenos días, Juan José. -Saludó Salma mientras se recogía el pelo en un moño. -¿Has dormido bien?

-Mejor que nunca.

-No lo jures. -Rio Denna. -Y eso que las paredes son gruesas...

-Calla, que vergüenza.

-Llevaban acumulando las ganas dos años, lo raro es que no los haya escuchado yo desde la planta de abajo.-Le respondió la malagueña.

-Oye ¿os podeis callar? -Pregunté, notando como la sangre subía a mis mejillas.

La constante del cambio -juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora