9. CRUEL DILEMA

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JUANJO

Entre risas y muchas cervezas los demás llegaron en dos tandas. Omar, Lucas, Nai, Álvaro, Cris, y Paul primero, disfrutando del privilegio de no quedarse sin un sitio donde dormir; y Bea, Kiki, Violeta y Salma después, y ya se les haba informado de que les tocaba pelearse por un lugar si no querían acabar en las hamacas del patio.

Estábamos sentados en circulo fuera, justo al lado de la piscina, y la verdad es que hacia el calor suficiente para darse un baño, aunque nadie lo estaba haciendo. Para mí tener en mis manos una cerveza fría era más que suficiente para estar a gusto. No dudé en ponerme al lado de Martin, con quien había compartido miradas, sonrisas y algún roce tonto sin ningún tipo de disimulo, con los mismos nervios que la primera vez, incluso más si es que eso era posible. Y notaba que todos nos observaban con ternura, pero sin saber muy bien cómo reaccionar.

Cuando lo dejamos los medios no se cortaron un pelo en inventarse detalles que desconocían, haciéndolo todo más difícil de lo que ya era, por dar más bombo y alimentar el salseo. Fue probablemente la etapa más dura de mi vida, porque no solo tenía que lidiar con el dolor más profundo que habia sentido en la soledad de la que fue nuestra casa, sin mi principal apoyo, sino que me pedían que diese detalles que, por razones obvias, no me apetecía dar en las escasas entrevistas que hice durante ese tiempo para radios locales, obligándome a tener los recuerdos constantemente dando vueltas en mi cabeza. 

Era literalmente imposible que entre la fama de Martin (a quien también atiborraban a preguntas, incluso hoy en día), y mis entrevistas, nuestros compañeros no se hubiesen enterado de que lo nuestro acabó.

Toda España lo sabía, no hizo falta confirmarlo. 

Con Martin...no habíamos hablado explícitamente de nada, pero lo que estaba claro es que íbamos a dejar que las cosas fluyesen, sin prisa y con la seguridad de que sentimos lo mismo, tal y como pasó en la academia. Teníamos que redescubrirnos y conocer a la persona que teníamos delante, una completamente diferente a la que éramos cuando estábamos juntos. Y lejos de darme miedo, me emocionaba, era como repetir una primera vez, y la gran mayoría de las mías le pertenecen. No me importaría que siguiese siendo asi, era la mejor forma de llevarlo siempre conmigo.

Era increíble como se nos volvían a teñir las mejillas de rojo como al principio al hablar más cerca de lo normal, o al escuchar algún comentario tonto por parte de alguno de nuestros compañeros. Volví a fijarme en como le brillaban los ojos hablando de cosas que ahora ya no sabía que le gustaban, pero que ya no se me iban a olvidar; en su sonrisa y en su manía de arreglarse el flequillo con ambas manos cada vez que algo le ponía nervioso. Nos contamos brevemente nuestra vida estos dos últimos años, obviando las partes en las que nos echábamos de menos, que descubrí que las de él fueron igual o más numerosas que las mías.

-Oye, que estamos recordando cuando pasamos año nuevo en la academia. -Comentó Salma alzando la voz, refiriéndose a su conversación con Kiki y Violeta, que se reian con ganas.

Era inevitable que en cada reencuentro recordásemos varias cosas que vivimos ahí dentro, y era curioso comparar como lo habia vivido cada uno. Muchas veces la misma historia contada por dos bocas distintas parecía una completamente diferente.

-Ese champan me supo a gloria. -Dijo Nai.

-Yo creo que mi cerebro se autoengañó y me hizo creer que estaba borracho. -Dije provocando varias risas.

-Yo sigo pensando que no deberíamos habernos ido a casa.

-Anda, Cris, hijo, que las fiestas se pasan en familia. -Le repliqué con sorna.

-Estos dos boludos nos dedicaron diez minutos de su tiempo y se fueron a la mierda, nunca supimos más de ellos. -Rio Lucas, provocando un pequeño silencio incomodo.

La constante del cambio -juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora