Nueva casa - parte 2

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Salí corriendo de allí y me tumbé en mi cama, tapándome con la almohada.

Normalmente, ha hubiera apartado y me hubiera molestado con ella, pero está vez no pude. Estaba en shock.

¿En serio está pasando esto? Una chica que apenas conozco se ha quedado en mi casa después de que uno de mis mejores amigos la haya engañado en casa de mi otro mejor amigo, y ahora está chica me ha besado, y yo no me he apartado.

¿Qué clase de historia surrealista es esta?

Me levanté y me miré al espejo. Hasta me había sonrojado. Mierda.

No puedo quedarme aquí. Me va a explotar la cabeza.

Bajé rápidamente y sin apenas dirigirle la mirada le dije:

-T/N me voy a dar un paseo. No hagas ninguna tontería.

-¿Otra, quieres decir? -respondió, refiriéndose al beso, pero yo fingí no haberla escuchado y me fui.

Me fui sin ningún rumbo, y de algún modo, acabé en la puerta de casa de 8cho.

Mis impulsos me obligaron a llamar al timbre.

-Fokuuuu -me saludó 8cho.

-Buenas -le devolví el saludo.

-Amigooo -dijo indicándome que entrará con la mano. Yo entré. -¿Que te trae por aquí? Ah, ya lo sé. Te has comido un culo este finde y por fin me lo vas a contar, ¿A qué sí?

Me reí sin ganas.

-Sí, seguro. -suspiré. -Ahh, terrible.

-¿Que pasa Focus?

Le miré, dudando si contarle o no. Decidí que tenía que sacármelo de la cabeza.

-Tu te acuerdas de cuando Fargan, bueno...

-¿Engaño al "amor de su vida" y yo lo permití? Si, me acuerdo.

-Ya, bueno... Pues se quedó en mi casa, y hoy se puso muy nerviosa, atacada, porque sin querer le recordé a Fargan, y la calmé, y... Me besó.

-¡¿QUE T/N HA HECHO QUÉ?! -me giré con miedo, sabiendo lo que iba a encontrar.

Fargan estaba detrás mía, en pijama de cuadros, despeinado y comiendo de una tarrina de helado con una cuchara. Tenía los ojos como platos y la boca tan abierta que se le iba a colar una mosca.

-Fargan, yo... -dije con miedo. Me esperaba que hiciera y me dijera de todo. De verdad, de todo. Menos de lo que hizo.

Agachó la cabeza, de modo que no pude verle la cara.

-La he perdido de verdad, ¿no? -dijo con la voz congestionada por... ¿lágrimas?

Se secó la cara y nos dió la espalda.

-Me voy a la cama -se le rompió la voz. Me sentí en la obligación de ir detrás suya. Después y a pesar de todo, era mi amigo. No me hizo falta hablar.

-Sé que lo he hecho mal, soy muy consciente, y no me lo puedo perdonar. No me puedo perdonar haberla fallado y menos haberla hecho daño. Y si yo no me puedo perdonar, ¿cómo lo va a hacer ella?



¿Existe el amor? (TortillaLand Edition)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora