XXVII: Cautiva de la bruma púrpura

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XXVII: Cautiva de la bruma púrpura


El manto celeste de la noche cayó sobre París y muchos ya se preparaban para ir a la cama, algunos aprovecharían la noche para divertirse en lugares llenos de libertinaje, otros reposarían de haberse ganado la vida y el pan de la mesa en sus labores de cada día. Entre esas personas estaba Aliceth, quién dejaba que Joanna, su dama de compañía, le ayudara a desvestirse y a prepararse para dormir. Detrás de un biombo, Joanna desataba los cordones del vestido sobrio y santurrón.

—En verdad, fue una angustia saber que no pasará la noche aquí, más con la horrible tormenta de anoche, Señorita Bellarose. Me alegra tanto que haya vuelto

—Oh Joanna, te preocupas demasiado. Sólo fuimos a atender unos asuntos personales del Juez Frollo, pero nos atrapó la nevada y aunque quisiéramos, hubiera sido fatal desafiar la tormenta— Aliceth explicaba relajada mientras dejaba escapar un largo suspiro al sentir que el vestido bajaba por su cuerpo, el corsé de aquel vestido era muy aprisionante.

—Pero, ¿Quiere decir que durmió en la mansión Frollo? Se arriesgó mucho, Señorita— Mencionaba su desasosiego Joanna mientras le pasaba su camisón a Aliceth y se alejaba del biombo con el vestido usado.

—Créame que, con la fama que tienen los Frollo, pasé una noche más que tranquila... Tuve una que otra pesadilla, pero todo resultó bien...— Aliceth mencionaba a medias los detalle de su aventura mientras el camisón bajaba por su cabeza y caía a sus pies, vestida completamente —Además, tuve el honor de conocer a Jehan Frollo, el hermano menor del Juez Frollo— Salía Aliceth del biombo, acomodando su camisón con sus dedos y sacando su cabellera roja de este.

—Oh, el joven Jehan Frollo... He escuchado tantas cosas de él... Todo lo contrario al Ministro Frollo...

—Y tienes toda la razón, Joanna— Aliceth soltaba pequeñas carcajadas mientras iba a su tocador y se sentaba en el banco frente a este —Es un hombre que... Simplemente decidió tomar otro tipo de vida, alejado al que sus padres y su hermano mayor le enseñaron...— A la vez que su mente evocaba los recuerdos de Jehan, Aliceth se quitaba el broche de plata de su cabello —Su vida es muy libertina, y es demasiado coqueto. Apuesto a que es coqueto con cada mujer joven y bonita que se le cruce— Mencionaba Aliceth entre pequeñas risas mientras que Joanna se acercaba a ella, tomaba el peine de marfil y se dedicaba a cepillar los rulos rojos de María.

—Sí, temo que he escuchado aquellos rumores sobre el joven Frollo que dejan en vergüenza al Ministro Frollo, pero, apuesto a que es un poco más amigable que su hermano mayor

Aliceth soltó una pequeña carcajada sincera ante la afirmación de su dama de compañía —Y sí que lo es, pero su galantería llegaba al punto que sólo estorbaba en vez de ayudarle. Podría tener magia en su lengua, pero era más labia que cualquier otra cosa— La dos jóvenes se reían ante las anécdotas de Aliceth —En verdad prefería pasar tiempo con su hermano mayor

Joanna se reía incrédula por las palabras de su dama, la cual tenía sus rizos entre sus dedos.

—Bueno, no me sorprendería mucho que el joven Jehan haya intentado cortejarla, usted es muy bonita y no iba a perder el intento. Seguramente entre sus planes al verla era darle una cuñada ya conocida al Ministro— Aliceth no pudo evitar estallar en carcajadas mientras que Joanna intentaba seguirle.

—¡Qué cosas dices, Joanna!— Aliceth incluso chocaba sus palmas y su cara se ponía roja, y Joanna continuaba.

—Pero mire las posibilidades, tendría su aprobación inmediata, y sin contar que, al no haber herederos del hijo mayor, ¡Usted gozaría de la fortuna de los Frollo!

"Divina Tentación"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora