C. El nuevo Rey.

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Carlos y Charles intercambiaron miradas nerviosas al escuchar el alboroto en el pueblo. Sin perder tiempo, decidieron acercarse para investigar lo que estaba sucediendo. Al ver a Sergio enfurecido y buscándolos, se tomaron de las manos con firmeza, preparados para enfrentar la situación juntos.

El temor se reflejaba en sus ojos mientras observaban la determinación en el rostro de Sergio.

— ¡¿Cómo se atreven a mostrarse aquí después de lo que han hecho?! ¡Han traicionado mi confianza y el honor de nuestra familia!.— Grita enfurecido al divisar a ambos con las manos entrelazadas.

— Hermano, entiendo que estés furioso, pero...

— ¡No hay excusas para lo que han hecho! ¡Has arruinado todo!.— Interrumpe aún exaltado.

— Príncipe Sergio, por favor, escúchanos. Hay cosas que necesita entender.— La voz temblorosa de Charles se hace presente.

— ¡No hay nada que puedan decir que justifique su traición! ¡Han manchado el nombre de la familia!.— Ignora las palabras de Charles.

— Hermano, te prometo que...

— ¡Ya basta! No quiero escuchar más excusas.— Sergio avanzó hacia Carlos con paso decidido, su rostro enrojecido por la furia y su mano aferrada al arma que llevaba consigo.

Carlos, sin oportunidad de defenderse, retrocedió instintivamente mientras observaba a su hermano acercarse con determinación.

La compañía de Sergio, armada y con escudos en mano, rodeaba la escena, dejándolo sin escapatoria. Antes de que pudiera reaccionar, los golpes comenzaron a llover sobre él, cada uno más contundente que el anterior.

Incapaz de defenderse ante la brutalidad de la agresión, se vio obligado a ceder a los golpes, sintiendo el dolor agudo de cada impacto mientras luchaba por mantenerse en pie.

Mientras tanto, Charles, preso del miedo y la confusión, fue sometido por los guardias de Sergio, quienes lo sujetaron con fuerza en el suelo, inmovilizándolo por completo dejándolo completamente vulnerable y desamparado.

En medio de la violencia desatada, Charlotte, llegó corriendo, su rostro reflejando el miedo y la angustia. Sin dudarlo, intentó golpear a los hombres que sujetaban a su amigo, gritando con todas sus fuerzas en un intento desesperado por detener la brutalidad que se estaba desencadenando. Sin embargo, su esfuerzo fue en vano, ya que fue arrojada bruscamente al suelo por la fuerza abrumadora de los hombres, dejándola momentáneamente inconsciente en el suelo.

Mientras Carlos yace en el suelo, su respiración entrecortada y sus fuerzas menguantes, Sergio se pone de pie con una expresión de triunfo en su rostro, sacudiendo con desdén la suciedad de su ropa.

— ¡Llévenselo al calabozo! Que se pudra ahí por traición.— Le grita a los guardias que retienen a Charles.

— ¡Sí su alteza!.— Gritan al unísono.

— ¡No, suéltenme!.— Se remueve asustado, luchando por liberarse.

Ante la resistencia de Charles, uno de los guardias lo golpea en repetidas ocasiones en el rostro hasta dejarlo inconsciente, de esa forma lo arrastraron hacia sus caballos para subirlo.

Carlos, apenas consciente, observa con impotencia cómo los guardias se abalanzan sobre Charles.

— Basta Sergio, ordena que lo dejen...— Susurra, quejándose por su dolor abdominal.

— No tienes opinión en estos momentos, Carlos.— Observa con desdén a su hermano.

— El no tiene la culpa de nada...— Trata de contener la respiración mientras escupe un poco de sangre.

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