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—¿Sabes que deberíamos comprar? ¡Sí! ¡Un peluche de rana! ¿Te lo imaginas? Sentado en todos los lados del garaje y en el paddock, le haríamos un uniforme y todo.

George había visto a un pequeño niño con un zorro de peluche, vestido con los colores del equipo Ferrari, peluche que también llevaba una gorra con el número 16. Y ahora por esa razón teníamos al piloto con el numero 63 hablando de lo increíble que sería tener un peluche para el equipo. Mientras está conversación sucedía me tocó atender algunas cosas del sistema del coche, detalles menores que teníamos que entender como funcionaban considerando que durante las prácticas nuestros pilotos se quejaron de ello.

Deje la computadora a un lado y mire a George, quien seguía delirando entre si era mejor comprar una rana, un caballo o un pingüino.

—¿Por qué esos animales? ¿Qué tienen que ver con Mercedes?

—Yo que sé amigo. Sería divertido y hablando divertirnos ¿Qué opinas de ir a una fiesta después de la carrera? Todos los pilotos regresamos al trabajo y nos hace falta algo así, más a ti que trabajas tanto.

—No me gustan las fiestas de pilotos, son de dónde más chismes salen.

—¡Vamos Luke! ¡Tu reputación no saldrá afectada si vamos a divertirnos después de esta carrera!

—Eso le dijeron a Checo una vez.

Su silencio me dio la respuesta automática ante mi afirmación, solo haciéndome reír. Su cara era digna de una foto y sobre todo uno de los muchos memes que mi amigo solía tener. Acomodé la gorra que tenía, la misma que mi padre me había dado el día de la presentación y me relajé antes de seguir hablando con el contrario.

—Dime, Gogy ¿Por qué debería ir?

—Bueno, tú eres soltero ¿Quieres más razones?

—No vine a Bahréin a conseguir pareja.

—Una novia no te vendría mal, Lucas o ¿Tal vez un novio...? ¡Yo que sé amigo!, pero será genial, lo prometo.

Volví a negar en un intento de auto convencerme también. En realidad el plan era tentador, además, éramos adultos. Podíamos con una fiesta de ese tipo y mucho más sin que nuestros padres se enojaran de ello.

Mientras pensaba desvíe la vista fuera del garaje, donde en ese momento pasaba el neerlandés de nombre Max Verstappen, a quien me había encontrado dos días atrás.

Me di el lujo de mirar un poco más, la forma de su perfil, como el azul de su traje brillaba un poco con la luz, recordando como el jetlag y su presencia hicieron de mi noche la más larga desde que había llegado, y entonces como si lo hubiera invitado giro en mi dirección dando un saludo rápido antes de irse. Mantuve la mano arriba por 20 segundos más al terminar de saludarle, dándome cuenta del error.

—¿Verstappen? Uh, ese tipo a veces es odioso en la pista.

—Lo es, pero es agradable fuera de ella ¿No?

—Si me dices que te gusta, le diré a Toto.

—¡¿Qué?! ¡No me gusta! ¡George!

—¿Ahora que hiciste que George te amenaza conmigo? —dijo mi padre, llegando a sentarse justo al lado de nosotros—. George, te busca marketing allá adentro.

No protestó, yendo ante el llamado y dejándome atrás.

Palmee la espalda de mi padre como él suele hacer, entregándome una sonrisa.

—¿Qué tal el trabajo, jefe? —preguntó—. Déjame adivinar ¿ya tenemos detalles con el auto, no?

—Solo algunos que se presentaron durante las prácticas, nada de que preocuparse, supongo.

Heart mechanic | Max Verstappen x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora