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—Entonces se besaron... wow, cuando los vi interactuar mucho en los boxes no pensé que fuera por esto —George solo bebió de su botella, mientras yo moría de miedo. Era miércoles y habíamos llegado a la calurosa ciudad de Miami, pero había esperado un poco para hablar con George del tema, especialmente porque no quería hacerlo en el avión donde mi padre estaba. 

—¡Sí! Y lo peor es que no fue una sola vez.

—Amigo, no des muchos detalles por favor, me daría vergüenza saber que estuviste en la misma habitación que Max —mi cara enrojeció al instante, haciendo a mi amigo toser—. ¿Estuviste con él?

—¡Solo lo despedí en la puerta de su cuarto! ¡Te juro que no pasó nada más!

Me dejé caer sobre la cama, la habitación se sentía fresca por el aire acondicionado dentro pero a pesar de ello sentía mi cuerpo ahogarse. No sabía como reaccionar ante la respuesta de George y tenía miedo decirle a mi padre. No le temía o similar, en realidad era porque sabía que eran como compañeros de trabajo indirectos, porque en algún momento él esperaba que Max fuera su piloto estrella y porque al final del día era Max Verstappen, el campeón del mundo. 

George, mientras tanto, veía mi sufrir desde su privilegiado punto de vista. Dando vueltas por mi cabeza, tocaron la puerta de mi habitación, llamado que atendió mi amigo.

—Lucas. Es para ti, te busca alguien. 

Levanté la vista notando el número 1 en aquel uniforme azul y rojo, que maravilloso momento para salir por el balcón y brincar al de la habitación de al lado. Mi plan de todos modos no funcionaría, pues aquel neerlandés ya había escuchado mi nombre y ahora mismo me miraba con cierta curiosidad. El piloto del que era ingeniero volvió a beber de su botella saliendo de la habitación sin dejar de mirarme, si algo tenía George es que era un chismoso por naturaleza. 

—Ah, Max —me tragué mi miedo en ese saludo, peinando un poco mi cabello al recordar que había pasados los últimos 15 minutos quejándome de las decisiones que tomé, o más bien, de frustrarme en no saber que decisiones debería tomar—. No sabía que te habías quedado en este hotel.

—Creo que como van las cosas quieren que nos quedemos encerrados en el elevador de nuevo.

Sonreí por aquel comentario, invitando con un gesto a que se sentara a mi lado. Acción que hizo inmediatamente. No conocía al piloto de casi nada, solo sabía que se tocaba mucho los dedos cuando estaba nervioso, que su nariz se enrojecía más rápido que su rostro e incluso que su manera de besar siempre involucraba una gran cantidad de contacto físico. Si no era una mano en la cintura, un apretón en el brazo o incluso buscar mis manos para tocarlas, sentía como me cuidaba con la mirada para corroborar que estuviera bien. Fuera de aquello, no sabía nada.

—¿Acabas de llegar? —negó con la cabeza, mirándome de nuevo—, ¿Quieres hablar de lo que pasó? —esta vez asintió lentamente.

—No quiero que pienses que lo dije solo por quedar bien... La verdad es que, no mentía y no sé por qué tengo estas emociones. Bueno, corrijo, es la primera vez que las siento de una manera tan intensa, no creí que fuera posible considerando que mi padre siempre me dijo que eso no era normal y...

—¿Tu padre no sabe que te gusta un chico? —Max dejó de mirarme, por un momento sentía que había tocado un tema que no solo era sensible sino que rompería al contrario en mil pedazos. Tomé su mano, levantándome de la cama para sentarme en el piso justo frente a él— ¿Te da miedo lo que diga tu papá porque nunca te mostró que podías confiar en él para eso?

—¿Para ti es difícil hablar de eso con Toto?

—No, él es un gran padre y cuando se lo dije solo me palmeo el hombro diciendo que esperaba que llevara a alguien por fin a la cena de navidad porque nunca he tenido una pareja —solté una risa, recordando aquella conversación—, creo que pensó que era tan malo para eso que no he podido conseguir a nadie..., un padre muy ejemplar. 

Heart mechanic | Max Verstappen x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora