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Había llegado el día que temía, tener que dejar el paraíso que eran las costas de Ibiza y regresar a Mónaco. La última noche en aquel yate la pasamos recostados en el intento de describir estrellas, no logrando mucho en realidad. Estábamos cansados, pensando en los detalles de nuestra partida: las maletas, que todas las cosas estuvieran guardadas en ellas, lamentarnos por haber perdido un par de lentes en el mar, asegurarnos de no dejar algo demasiado tonto e importante como una cartera, ese tipo de detalles.
El regreso a casa fue más tranquilo, conversaciones cortas ya que ambos estábamos cansados. Por mi parte, los hombros me pesaban, pero Max lo resistía mejor debido a sus entrenamientos, o eso quería pensar porque sus ojos estaban agotados.
El viaje en Jet fue sinónimo de dormir las horas que nos tomara llegar y preferimos que alguien manejara hasta casa para poder seguir durmiendo al menos media hora más.

Mi departamento fue el lugar que Max eligió para quedarnos. Lamentando aquello cuando notamos que eso significaría bajar y llevar por nosotros mismos las maletas, haciéndolo con pesar.
Parecía una rutina aprendida en algún momento de nuestra convivencia, el cerrar la puerta tras nosotros y acostarnos en el sillón hasta quedarnos dormidos. Al parecer eso resultaba más cómodo que ir hacía la habitación y levantar las sábanas para poder dormir mejor, pero ahora estábamos ambos en la sala dormitando por ratos.
El resto de la semana solo fue eso, descansar, comer y regresar al trabajo de terminar los últimos detalles de la mudanza. Incluso Jimmy y Sassy, los gatos de Max, tuvieron la oportunidad de ayudar a decorar haciéndonos apilar cajas para que ellos pudieran jugar y dormir en ellas.
Esta sería la última semana que pasaría con él, pues el lunes regresaría a su vida de piloto la cual en realidad no extrañaba.
Por un momento olvide que su rostro era uno de los más importantes en el motorsport, que su teléfono no sonaría con llamadas de marketing asegurándose que haya estado en las grabaciones de ciertas marcas para sus patrocionios. Era extraño convivir con él de esa manera, pero también una que extrañaría.

La última noche, después de pedir delivery de un restaurante que habíamos encontrado no hace mucho y comer en el piso de la casa porque estábamos demasiado cansados para poner la mesa, decidimos hablar de que haríamos con la "relación" recibiendo una respuesta que hizo a mi corazón volcarse.
—Pienso que es tiempo de hablar con mi padre y enfrentar ese miedo. Quiero ganar el campeonato y prometo que, en Abu Dabi confirmaré al público todo. Así que asegúrate de tener mis colores de equipo.
—Me puedo comprometer a besar tu casco.
—¿Cómo la exnovia de Lewis? Eso sería genial, sí. Y yo prometo lanzarte un beso desde el podio.
—Tonto Verstappen. Eso lo haces ya.
—No como me gustaría. Además, he decidido que quiero pasar más que solo está temporada contigo y siento que, lo mejor que puedo hacer es dejar de ocultarlo.

Asentí, con una sonrisa de un lado a otro. No sabía en qué momento Max se había convertido en ese alguien tan especial para mí. Habían pasado poco menos de 6 meses, una relación demasiado rápida como la naturaleza de Max, pero ¿Pensar en el futuro? Un futuro en el que todo salía bien y podía quedarme con el piloto, apoyando cada carrera y celebrando cada podio. Dónde tal vez, en uno o dos años pudiera estar a su lado también dentro del garage, en donde pudiera usar la radio de la misma manera en que ya hacía con George. Sí, ese futuro es en el que pensaba, y pensé, y pensé toda la semana

Hasta el viernes

Una semana antes del próximo gran premio, con Max  en un evento de sus patrocinadoresy George llamando a mi puerta con desespero

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Una semana antes del próximo gran premio, con Max  en un evento de sus patrocinadores
y George llamando a mi puerta con desespero.

—¡Lucas! ¡Abre la jodida puerta! —golpeaba George con fuerza mientras yo tallaba mis ojos con pesadez. Había pasado la mañana y la tarde anterior tan ocupado que termine durmiendo alrededor de doce horas, juraría que más—. ¡Lucas!
—Ya, ya ¿Qué te pasa campeón? Hasta Jimmy se fue a esconder debajo de mi cama.
—¡¿CÓMO NO SE DIERON CUENTA!? ¿Ibiza? ¡¿En qué pensaban?!
—¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Qué teníamos que notar? ¡George! Me estás asustando...

El británico entro en mi casa, cerrando la puerta tras él y encendiendo la tele. Acto seguido tomó el iPad que estaba en la mesa y comenzó a proyectarse en la pantalla.
Entonces, todos esos mensajes que se envió y los diferentes links podía notar algo, mi nombre en algunos y fotos que no lograba identificar del todo.

Entró a cada uno de ellos, mientras saltaba a Twitter y a YouTube con periódicos que informaban acerca de mi "aventura" con el neerlandés

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Entró a cada uno de ellos, mientras saltaba a Twitter y a YouTube con periódicos que informaban acerca de mi "aventura" con el neerlandés. Habían entrevistas de gente que trabajaba para los equipos, había gente opinando sobre mi relación en redes, había algunos deseando mi salida y exigiendo que dejara a Max.

Estaba ahí, parado detrás del sillón intentando digerir todo ¿Cómo?

Entonces todo cobró sentido.
La poca seguridad en el hangar. Nos habían tomado fotos subiendo al Jet de Max. Había escuchado incluso de gente que seguía sus viajes y publicaba actualizaciones de ellos en Twitter pero por ello el había contratado otro. Alguien del hangar filtró la información. El capitán no podía ser porque firmó un acuerdo de confidencialidad pero la gente de los restaurantes y alrededor pudo haberse dado cuenta.

¿Cómo?

Entonces, más preguntas me consumieron.

¿Max no estaba con patrocinadores?
¿Sabrá algo, tal vez igual que yo no tenía ni idea?
¿Que diría Jos?

—¿Qué es esto? —por fin pude hablar—, George ¿Qué es esto?
—Ayer salió una nota "exclusiva" alguien al parecer sabía que irían de vacaciones y mandó las fotos. Parece ser que le pagaron por la información.
—¿Pagaron? ¿Quién?
Entonces, le ví regresar a Twitter y ponerme un clip de una chica de pelo negro y ojos verdes. Mi confusión me hizo pensar en el parecido que tenía con Max si no fuera por el color de su cabello. Le estaban haciendo una entrevista y en el título del vídeo estaba su nombre "Kelly Piquet"

 Le estaban haciendo una entrevista y en el título del vídeo estaba su nombre "Kelly Piquet"

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El vídeo se pauso y George giró en mi dirección.
—Es la exnovia de Max.

Tal vez, había oído mal. O la verdad en esa respuesta me había herido más de lo que creía. La pantalla se apagó.
George solo pudo extender sus brazos y permitirme llorar en ellos. Habían usado mi nombre para exponerme como un villano, la exnovia de Max había usado todo a su favor para quedar bien y tal vez, regresar con él, pero entonces ¿Donde quedaba yo?
—Necesito llamar a alguien —dije sin poder moverme del abrazo que me daba el más alto. Sintiendo como los dos habitantes extra, los gatos del neerlandés, corrían a mi auxilio al oír el llanto. Obligándome a quedarme, al menos unos minutos más entre los brazos de mi amigo.

Heart mechanic | Max Verstappen x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora