❝Nadie ha venido a buscarte, Lía. Pero puedo dejarte ir si me haces una buena mamada.❞
✧ Leer bajo tu responsabilidad.
↬ Contenido +18
↬ Lenguaje explícito.
✧ Prohibida cualquier copia, plagio y adaptación.
✧ Historia totalmente mía.
✧ Si no te gust...
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— ¿Entonces tendré que esperar dos días para verte de nuevo? —me quejé, NamJoon asintió mientras disminuía la velocidad a la que manejaba, frenando completamente cuando el semáforo se puso en rojo.
NamJoon y yo no habíamos hecho demasiado en el poco rato que estuvimos juntos. Me había llevado a una galería que llevaba días queriendo asistir, admiramos un par de cuadros justo antes que lo llamaran para volver a salir de la ciudad.
— YoonGi te hará compañía mientras tanto, no tienes de que preocuparte. —bufé.
Aunque prometí no entrometerme en su vida personal ni mucho menos en su trabajo, algunas veces me molestaba no saber por qué se iba tanto tiempo lejos de mí, ni siquiera donde iría, como ahora. NamJoon ya estaba suficientemente metido en cosas turbias, para que añadiera algo peor en la lista. Y lo que más aterrada me tenía: ¿Podía haber algo aún peor?
— ¿Estás muy molesta? —negué mientras me quitaba el cinturón de seguridad, y justo en el momento que se estacionó frente al bar abrí la puerta y salí del auto.
— Sé que fingirás que no existo en los próximos días, así que no esperes que te reciba con los brazos abiertos como siempre. Cuídate.
Me di media vuelta y entré al bar, ignorando los llamados de NamJoon. JiSung ya se encontraba dentro del bar, limpiando la barra junto con un nuevo empleado cuyo nombre no puedo recordar ahora mismo. Ambos lucían apurados.
— Hasta que llegas, Lía. Ve a cambiarte, necesito que vayas al almacén por unas botellas y más hielo. —me extendió una servilleta con varios nombres de bebidas apuntados en ella, me sorprendió ver el nombre de varias marcas caras.
— ¿Alguna ocasión especial? —fruncí el ceño mientras amarraba mi cabello.
— Estoy igual de desinformado que tú para ser honesto —comentó mientras cargaba botellas vacías—, NamJoon mandó ordenes para que tengamos el bar preparado para un invitado especial, vete tu a saber de quién hablaba. —fruncí el ceño.
¿NamJoon?
— NamJoon no—
— Ahí viene MinHo, apúrate —comentó, obligándome a ir al almacén por el pedido que había hecho.
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Ya pasaban de la una de la mañana cuando conseguí llegar a casa después de un agotador día en el trabajo. Mis pies me dolían horrores por estar tanto tiempo de pie con tacones puestos, y por desgracia, no había tenido una sola oportunidad de sentarme durante más de cinco minuto. Apenas tuve oportunidad, aventé los tacones en alguna parte de la sala de estar, al mismo tiempo quitándome la joyería que llevaba puesta. Mientras avanzaba hacia mi cuarto, me encontré con la playera de NamJoon tirada en el corredor, de hecho, la que llevaba durante la tarde de hoy.
