prostitute ; jjk + 18

─ two─

— ¿Disculpa? —sonrió cínicamente y se separó de mí mientras observaba detenidamente mi cuerpo, no pude evitar sentirme incómoda ante él.

— No es diferente a lo que debe hacer todos los días, señorita Lía —dio una media sonrisa y se cruzó de brazos—, le garantizo que incluso ganará más, claro, si es que puede hacer la mejor mamada que me han dado en mi bendita vida.

¿Este imbécil era policía? Era un maldito cerdo sin duda alguna, de seguro debe ser un pito chico y virgen, no encuentro otra explicación para que esté tan necesitado de un oral. 

— No voy a hacer nada de eso, señor imbécil —le dije con desagrado—. No tiene ningún derecho a denigrarme y voy a asegurarme que su superior se entere de esto. —rio escandalosamente y negó repetidamente mientras caminaba hacia mí. 

— Ah, estoy seguro que mi superior te va a decir lo mismo que yo o incluso algo peor —dijo con desagrado—. El es un adulto mayor de unos cincuenta y tantos años que, te pedirá un oral o sexo para que me despida, puede que ambas. Y eso no te ayudaría a salir limpia de este problema así que dime, ¿Estarías dispuesta a estar con un hombre así, antes que con alguien tan atractivo como yo? ¿Sólo para que me despidan? Woah, te estoy ofreciendo mi ayuda y así me pagas. —reí molesta.

— No necesito la ayuda de un imbécil como tú —me alejé de él—, no me importa si estoy veintidós horas más encerrada en esa celda, es mejor que estar contigo.

— No creo que estés entendiendo, Lía —me empujó contra la puerta del cuarto y besó mi cuello—. No te voy a dejar salir hasta que me hayas chupado la verga como se debe, mejor dicho, hasta dejarme completamente satisfecho, no hay otra opción. Afuera están dos de mis colegas y sólo nos abrirán la puerta cuando yo se los informe por el radio —señaló algo que tenía en su pantalón—, así que, si quieres marcharte a casa lo más pronto posible, será mejor que vayas empezando. 

Se apartó y fue en dirección a la única silla que se encontraba en la habitación. Pude escuchar como bajaba la cremallera de su pantalón mientras se sentaba en la única silla que estaba en el cuarto, inmediatamente después de eso bajó un poco su pantalón dejando ver una enorme erección. Bien, no era tan pito chico como creía, pero eso no quería decir que iba a ceder ante sus palabras. No me moví de mi sitio y el estaba comenzando a irritarse mientras acariciaba su erección desesperado.

— Maldita sea, si no lo haces voy a poner más cargos contra tuya y te irás a prisión por cinco años sin derecho a fianza —tomé aire y dejé mi abrigo en la mesa mientras me acercaba a él, me brindó una media sonrisa mientras bajaba su bóxer dejando ver su erguido pene. Honestamente había visto más grandes que eso pero estaba agradecida con ello, no pensaba meterme una cosa tan grande a la boca.

Me hinqué delante suyo mientras hacía mi cabello hacia atrás para poder trabajar mejor con su pene, lo que pareció encantarle porque pude ver como lamía sus labios, ansioso de ver mi próximo movimiento. Lo observé mientras comencé a masturbarlo lentamente, el solo jadeaba bajo mientras desabotonaba su camisa, cuando lo hizo pude ver su trabajo abdomen subir y bajar, estaba muy agitado. Era la primera vez que veía un abdomen tan lindo como este, su tono de piel era un poco bronceado y lo tenía bien marcado, al igual que la V de su abdomen, he de admitir que lucía demasiado sexy de esa manera pero aún estaba muy molesta con él.

—reí bajo y lamí la punta de su pene mientras lo veía, el gimió y cerró los ojos— ¿Es la primera vez que te la chupan, idiota? A este paso vas a correrte en menos de dos minutos. —me burlé, el tronó la lengua y volvió a mirarme.

— Cierra la boca y sigu— ¡Ah! —gimió alto cuando chupé la punta de su pene con un poco de fuerza— Mierda, eso se sintió tan...

— ¿Espectacular? ¿Maravilloso? ¿Magnífico? —reí y lamí su pene como si de una paleta se tratase— Lo sé, me han dicho que lo hago de puta madre, eres afortunado realmente. —no esperé una respuesta de su parte cuando metí todo su pene a mi boca, provocando un gemido por su parte, seguido de una maldición, estaba comenzando a calentarme con la imagen delante mío. Era evidente que este era el primer oral en su vida dadas las expresiones del imbécil, era tan fácil hacerlo gemir, estaba segura que en unos minutos se vendría y podría largarme de aquí.