─ eleven ─

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Me sentía tan extraña ahora mismo. Por primera vez en mucho tiempo, había despertado en una habitación de hotel, y no era cualquier hotel ni mucho menos cualquier habitación. Estábamos en una suite del Signiel Seoul. Por mucho, uno de los mejores hoteles de la ciudad.

La hora marcada en el reloj de TaeHyung indicaba que eran las siete con quince de la mañana, aún faltaban cuarenta y cinco minutos para cumplir con las horas que TaeHyung pagó, así que podía hacer tiempo tomando una ducha.

Mi teléfono vibró sobre la sábana, lo tomé y salí casi corriendo con él al baño. No presté atención al contacto pero imaginé que sería NamJoon. Debía estar preocupado porque jamás le avisé que volveré hasta tarde.

— Ah, Lía. Esperaba que ignoraras esta llamada también. —fruncí el ceño al notar que esta no era la voz de NamJoon. Despegué el teléfono de mi oreja para verificar el número, pero no lo tenía registrado.

— ¿Quién eres? —pregunté mientras ponía seguro al baño. Escuché un suspiro del otro lado de la línea.

— No me has registrado —sentenció, fruncí el ceño y volví a preguntar—. Por favor no me cuelgues, quiero que hablemos.

— Si, lo haremos apenas me digas quién eres.

— Fui a buscarte —continuó, ignorando lo que recién había dicho—, pero me dijeron que estabas ocupada con un asunto importante. Estuve esperándote pero de repente dieron las dos de la mañana y no quise ser inoportuno... 

Abrí la llave de la regadera mientras seguía escuchando lo que decía.

— Sólo quería hablar sobre tu actitud estos días. Me has estado evitando y no entiendo qué fue lo que hice, ¿Estás molesta? ¿Sentida? Me la pasé bien aquella noche y quisiera que lo repitiéramos. —suspiré y negué al escuchar todo lo que estaba diciendo.

— Desafortunadamente, lo repetiremos si vas a mi trabajo y pagas la tarifa que se te indique. Pero yo no me muero de ganas por ello. —hubo un silencio largo después de mi oración.

— ¿De qué hablas? Te escuché y sentí disfrutarlo. Deja tu orgullo de lado y admite q—

— ¿Orgullo? —me reí mientras verificaba la temperatura del agua— No, aquí no tiene nada que ver eso. Y si he estado ignorándote, ha sido porque he intentado no avergonzarte, pero ya que no me dejas otra alternativa... 

Tomé aire y me vi al espejo, inspeccionando cada parte de mis pechos. ¿Cómo le iba a explicar a NamJoon esto?

— El sexo contigo ha sido el más mediocre, sin chiste, forzado y peor ambientado que he tenido en mi corta vida —me sinceré mientras ponía el altavoz—. No sabes masturbar a las mujeres, eres un insensible e innecesariamente brusco en ello, deduzco que lo aprendiste viendo porno. No te interesa el placer femenino mientras hayas saciado tus necesidades, e imagino que no debes saber la existencia de algo llamado aftercare, que exactamente son los cuidados posteriores al sexo.

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