“Vivo sufriendo porque tú no estás y con las ganas de volverte a ver.”
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—Ah, sos una tarada.
Paulo del otro lado de la línea la hacía rodar sus ojos, mientras se movía de un lado al otro en busca de un vestido. Lo había llamado apenas pisó Italia para saber lo que pensaba Lisandro acerca de la noche que habían tenido, asumiendo que lo había hablado con el cordobés pero fallando con su instinto al darse cuenta de que no era así. No le había dicho nada y ella había metido la pata sola.
—Fuí sincera. —Se encogió de hombros, recordando los sucesos de anoche. Aunque quizá se había pasado un poco con su sinceridad.
—¿En serio te gusta Enzo? —El futbolista sonaba incrédulo, como si lo que estaba escuchando fuera mentira.
La verdadera pregunta era, ¿A quién no?
—¿Él te dijo algo? —Se detuvo de inmediato, esperando una respuesta positiva.
—¿Es joda? —Preguntó, haciéndole saber que no al toque. Malena suspiró y siguió con lo suyo. —No tenés ni una sola chance con Enzo, Malena.
—Qué mala onda que sos.
—En serio te estoy diciendo. —Cortó el momento divertido de la morocha con su seriedad sobre el tema. Malena no quería ni escuchar. —A Enzo le gustan todas, no te va a dar bola nunca. —Comentó crudamente.
—Cuánta fe, che. —Bufó la modelo, tomando el vestido en sus manos antes de cambiar el celular a su otro oído. Solo pudo pensar una y otra vez en aquella noche en Londres. Las manos de Enzo sobre sus caderas, mientras su voz rasposa hacía cosquillas en su oído, recitando cada palabra explícita proveniente de las canciones de reggaeton que acompañaban sus movimientos mientras la apegaba a él y podía sentir algo más que solo sus ganas de dejarse llevar por él. —Yo solo lo quiero volver a ver. —Realizó una mueca.
Se podía conformar con solo verlo de lejos.
—Dejá de jugar con fuego. —Advirtió. —A Licha es al que tenés mal parece. —Buchoneó a su amigo, haciéndola reír.
También mentía si decía que no había pensado en Lisandro toda la noche, como su reacción realmente la había descolocado sin contar lo bien que la había pasado con él, tanto que había despertado con la necesidad de hablar con su mejor amigo para saber algo al respecto. Solo quería hacerse la otra.
—Cómo a todos.
—Bue, discúlpame. —Burló, sabiendo que en el fondo era cierto. Se quedó en silencio unos segundos, pensando seriamente en la idea que estaba pasando por su cabeza por muy pocos pros que tuviera comparados con los contras. —El mes que viene viajamos a China para los partidos de la selección. —Avisó, alertándola al instante.
—Guárdame un par de entradas.
—Male…
—Un par es multitud, guardame una.
Colgó.
Malena no perdería la oportunidad de ver a Enzo de nuevo ni porque le pagaran. Ya se había hecho una película en su cabeza y tendría que suceder a como dé lugar.
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