010.

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“Muéstrame que no compiten contigo cuando me brinques encima y convénceme por la forma en que tú grites.”

°°°

Malena contenía la respiración.

Estaba tan nerviosa que no dejaba de jugar con sus dedos mientras observaba a través de la ventana. No sabía si agradecer que se encontraba sobria o maldecir por no haber bebido como debía cuando tuvo la oportunidad para no estar sintiéndose de esa manera con la presión de la situación. Enzo miraba fijamente la calle, un asfalto húmedo y correspondiente para las frías calles de Londres, que solo formaban parte de ese camino hasta su apartamento en Chelsea. Estaba serio, molesto, hasta diría que enojado. Su mandíbula se veía apretada y sus manos sobre el volante lo sostenían con fuerza, por lo menos hasta que lo tenía que girar y lo hacía con efusividad sin dedicarle su mirada ni un segundo. El ambiente cálido dentro del auto solo sumó al calor inevitable llegando al cuerpo de la modelo, que decidió sacarse su abrigo una vez no podía soportarlo más, y hablaba de lo mismo sobre el silencio insoportable que existía entre ambos.

—Enzo…

—No. —Su tono demandante y grave erizó su piel al instante, como si lo que había hecho realmente era tan malo. —No te quiero escuchar. —Murmuró.

Lo vió girar con una mano sobre el volante, volviendo a hipnotizarla con lo caliente que se veía manejando como para distraerla absolutamente del tema principal. Hasta que un click en su cabeza la hizo darse cuenta de la situación. Estaba celoso.

—¿Estás celoso? —Una sonrisa escapó de ella, ganándose rápidamente la atención del morocho de solo escucharla aquella palabra. Estaba loca. —¿Enserio?

El freno de mano inmediatamente fue ejecutado por el futbolista tras entender la situación, su expresión de bronca contrastando con la sonrisa burlesca de Malena apenas sus ojos se cruzaron. Como se la sacaría de un buen beso si tan solo no estuviera tan enojado como lo estaba. Comenzó a negar suavemente, contrario a la mirada tan dura que clavaba en la morocha como si fuera su culpa el enojo acumulado en su sistema.

—Ya quisieras que fuera eso, amor. —Chasqueó con su lengua, acortando esa distancia aún más con su posición dominante y tan intimidante frente a la modelo. —Pero no sos vos la que gana acá. —Negó, separándose a la vez que el sonido de las trabas llenaba el silencio, desbloqueando las puertas al instante. —Bajate.

—Enzo.

—Bajate.

No tuvo que repetirlo una tercera vez cuando Malena ya se encontraba fuera del auto. Habían llegado al edificio y se dió cuenta ante la ráfaga fría de viento que logró despertarla, haciéndola suspirar en lo que intentaba abrigarse con sus brazos en el poco tiempo que tendría al subir con Enzo. Sin embargo, una vez rodeó el auto pudo ver al futbolista apoyado contra la puerta del piloto, casi que obligándola a derretirse con lo bien que se veía en esa posición; brazos cruzados, semblante relajado y su vista puesta en su cuerpo. Cada día confirmaba lo mucho que le gustaba aún más.

—¿Vamos a…

—¿No entendiste todavía que me gustas más calladita, Male? —Preguntó tranquilo, ladeando su cabeza levemente en lo que observaba su logro. Ponerla nerviosa. —Buscás tener el control, manejarme a tu antojo, ser quien domine la situación… —Su mano derecha se coló por la cintura de la modelo, acercándola a su cuerpo sin importarle quién estuviera mirándolos, que estaba seguro, a esa hora no habría nadie. —Pero no, conmigo no vas a hacer lo que se te dé la gana.

—¿Ah, no? —Las respuestas avivadas de Malena salían automáticas, casi que por la determinación con la que solía tratar a los hombres. Lamentablemente.

GATA. | ENZO FERNÁNDEZ, LISANDRO MARTINEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora