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"Ojitos chiquitos te movió el piso, se hizo tuya y suyo te hizo."

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Los dedos de Enzo se movían impacientes a tocar los botones del control del televisor frente a él, observando con su ceño fruncido las imágenes presentadas frente a sus ojos al no entender absolutamente una palabra de lo que salía de los canales disponibles en el repertorio de las cadenas televisivas. Quizás estaba equivocado al pensar que sería distinto ver televisión en Miami que en Inglaterra. De ambas maneras cada vez entendía menos. Suspiró volviéndose a acomodar la almohada bajo su cabeza en busca de más comodidad, solo para terminar dejando un canal al azar y prestarle atención a su celular, donde decidió observar su feed de Instagram por décima vez en el día en lo que su compañero de habitación se decidía por liberar el baño. Las gotas dejando de hacer eco del otro lado de la puerta lo hizo saber que no estaba tan lejos de ver a Lisandro atravesar en la puerta ya duchado después de un largo y vago día después de las resacas y el cansancio físico de la noche anterior.

El rubio apareció por aquella puerta con solo una toalla enroscada en sus caderas, pasando las manos por su cabello mojado e ignorando el hecho de que el vapor causado por el agua caliente estuviera saliendo del baño hacía la pieza.

—¿Tenés la camisa que compramos el otro día? —Preguntó, acercándose a su cama para empezar a buscar en una valija un poco de ropa.

—Eh, sí, debe estar en esas bolsas. —Apenas levantó su mirada solo para señalar a un costado de sus maletas, antes de volver a mirar su celular. —¿Vas a salir?

—¿Vos no? —Se giró confuso, conectando sus ojos con los de su amigo, quien parecía no entender la pregunta. —Paulo mandó mensaje, ¿no viste? —Elevó una ceja en su dirección, viéndolo entender con esa explicación.

—Ah, sí, ví. —Asintió, volviendo a lo suyo sin siquiera prestarle más atención. —Igual nunca voy dos días seguidos, ya tuve lo mío yo. —Bostezó, comenzando a abrir algún juego con el que jugar.

—¿No me hacés la segunda? —Pidió dudoso el defensor, obteniendo el interés de su amigo rápidamente, al igual que una sonrisa burlona aparecer en su rostro.

—Ah, ¿te quedó gustando? —Se burló, carcajeando al ver como respondía con rodar sus ojos y girándose a seguir en busca de lo suyo. —Ni sabía que ibas a volver tan rápido a la gira, pilluelo.

—No es eso. —Intentó explicarse brevemente, sin querer ser cargado por Enzo el resto de la semana, aunque fuera imposible. —Quiero ver a Malena. —Arrugó su nariz, bajando su valija al suelo una vez tuvo sus prendas seleccionadas.

Sin embargo, Enzo parecía no saber de quién hablaba por más de que intentara buscar en su memoria tal nombre. —¿Quién? —Preguntó confuso, sentándose mejor en su lugar.

—La morocha de anoche. —Lo miró como si fuera obvio, sin entender como no lo había entendido desde un principio. —Te la cogiste por horas y ni te acordás. —Negó incrédulo, al verlo comprender por fin.

—¿Malena se llamaba? —Se rió por lo bajo, dejando su celular a un costado para realmente meterse en la conversación. —Ni idea, Licha, lo que menos me importa es aprenderme sus nombres. —Lo vió simplemente asentir, acercándose a buscar la anteriormente nombrada camisa mientras revolvía el resto de las bolsas de compras. —¿Para qué la querés buscar vos? ¿Tanto te gustó? —Preguntó, cruzándose de brazos.

—Como para no gustarme. —Murmuró, sin poder sacarse la imágen de esa morocha de la cabeza como desde el primer segundo en que la vió. —¿Creés que vaya hoy? —Se giró finalmente a mirarlo.

—Paulo les paga para que vayan el finde completo. —Asintió, recordando el dato que su amigo le había comentado una vez. Pero aún así, no podía evitar pensar que todo esto solo se trataba de un capricho de su amigo; Lisandro jamás había sido de buscar a la misma chica dos veces y que lo hiciera ahora lo estaba alertando bastante. —No te vas a enganchar con esa, ¿o sí? —Alzó una ceja, esperando una respuesta negativa y obteniendo todo lo contrario.

GATA. | ENZO FERNÁNDEZ, LISANDRO MARTINEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora