Capitulo 06

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- Buenos días, sus excelencias – Saludo de manera elegante el demonio de la radio en cuanto estuvo frente a los soberanos del infierno – Estoy aquí para pedir de su amable apoyo, me he de retirar por unos días

- ¿Retirarte? – El rey no comprendía el motivo de su petición

- Sí, he...mi celo está por llegar y necesito ir a mi cabaña, está en la parte más alejada del barrio caníbal – Comenzó a explicar Alastor – Ahí pasaré los días que dura – Aunque mostraba una sonrisa, por dentro se sentía más que molesto por tener que dar ese tipo de explicaciones

- Alastor querido, te noto muy mal, ¿pasa algo? – Lilith lo miro con atención, estaba más ojeroso de lo que ya era, se veía débil físicamente y podía notar como constantemente posaba su mano sobre su cuello

- En excelentes condiciones mi reina – Respondió de manera animada – Pero regresando al tema, regresaré aproximadamente en cuatro días, partiré ahora mismo

- Muy bien – Dijo Lucifer sin más. Tanto Alastor como Lilith se asombraron por la facilidad con la que el ángel caído acepto la solicitud del demonio pecador – Te veremos entonces en cuatro días – Alastor solo dio un asentimiento con la cabeza y precedió a salir de la habitación. Mientras tanto, Lilith miraba a su marido con interés - ¿Qué pasa mi reina?

- Me parece tan impropio de ti que accedieras tan fácilmente a la petición de Alastor – El rey no pudo evitar soltar una sonora carcajada

- Bueno, realmente creo que mi manzanita lo ha hecho sufrir demasiado, así que quise ser benevolente con él – Suspiro, sabía perfectamente que la marca en Alastor lo estaría torturando todas las noches – Además sé que volverá

Alastor suspiro con alivio en cuanto llego a su casa, era el lugar más seguro que tenía y añoraba poder estar en paz en aquel lugar. El único que sabía de ese lugar era Husk y quien estaría alerta por si algo pasaba. Con tranquilidad comenzó a cerrar todas las puertas y ventanas que tenía, las cuales estaban reforzadas para evitar que saliera. Aunque su celo era tranquilo, nunca estaba de más prevenir, lo último que quería era verse humillado si se envolviera en plena avenida con un pecador.

Había tomado los supresores antes de llegar, así que ya deberían de estar haciendo efecto. Puso una tranquila melodía y se dispuso a preparar un rico platillo de su natal Nueva Orleans: Gumbo

Comenzó a tararear mientras cocinaba, realmente había pasado mucho tiempo desde que había disfrutado de estar en la soledad de su casa cocinando sin mayores preocupaciones que los contratos que tenía, los pecadores a los que mataba, cosas triviales y cotidianas de su vida.

Después de degustar su cena, se dispuso a subir a su habitación y nuevamente cerro con llave para que no pidiera salir. Y fue ahí cuando su celo comenzó, supo que era momento de dormir y tratar de sobrepasar esos días

Pero algo salió mal, Alastor no comprendía por qué su celo era más fuerte que antes, a pesar de que había tomado los supresores, sentía como si no los hubiera tomado. El calor de su cuerpo era insoportable, estaba haciendo uso de todo su autocontrol para no salir corriendo para ir con... Charlie, Alastor se sorprendió que el único nombre que vino a su mente fue el de ella, el de la dulce princesa. No, él no era un maldito puberto calenturiento, él era el demonio de la radio, era más fuerte que esa fastidiosa naturaleza con la que le tocó vivir.

Respiro profundamente y se levantó de la cama, comenzó a caminar por toda la habitación, tratando de no pensar, no sentir, alejando sus pensamientos, concentrándose solamente en las vueltas que daba. Pero fue en vano, la imagen de la princesa regreso a su mente, su sonrisa, su voz, maldita, sea hasta su aroma, lo podía sentir.

El herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora