Capitulo 13

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Charlie despertó cuando la luz del día toco su rostro, se sentía ligeramente atontada y su cuerpo cansado, al levantarse se dio cuenta de que no llevaba ropa y solo una manta cubría la desnudez de su cuerpo, a su mente llegaron las imágenes del encuentro que tuvo con Alastor y sus mejillas se pintaron de carmín de solo recordarlo. Lo busco con la mirada, se le hacía extraño no verlo acostado a su lado, como siempre solía hacer. Pero al inspeccionar la habitación se dio cuenta de que se estaba poniendo su levita, ya bañado y cambiado, listo para salir de la habitación.

- Su majestad, buenos días – Alastor la saludo de manera cortes, pero no había ese característico timbre vivaz en su voz, por el contrario, era fría y llena de recato – Su madre me dará aviso a su próxima temporada, no se preocupe acudiré sin falta

Y sin decir nada más, salió de la habitación, dejando a Charlie sola, con un nudo en la garganta, por como la había tratado, por cómo le había hablado y ni tan siquiera la había mirado. Y lloro, lloro de amargura por ver que no era el Alastor que ella quería ver, aquel que le dedicaba una sonrisa y le hablaba con motes cariñosos en francés.

Y su encuentro fue de igual manera, nunca la miro como solía hacerlo, no esparció sus besos por su figura, ni escucho de sus labios su nombre. Ahora Charlie caía en cuenta que, en el pasado, Alastor la tomo con ternura, con delicadeza, quizás queriéndola y buscando que cada caricia, cada beso y suspiro fueran únicos. Lo de anoche fue un simple acoston de una noche, un encuentro efímero.

Se sentía terrible, se sentía destrozada por aquel demonio, ¿acaso así era no ser correspondido? Ni quiera con Vaggie se sintió de tal manera, nunca antes había experimentado esa soledad amarga por un amor no correspondido, por sentir como su corazón se fragmentaba en mil pedazos con cada golpe que le daban, con cada cruel palabra que la atravesaba.

A su mente llegaba esa imagen de Alastor, como si una fotografía se tratase, tan mermada estaba en su mente que podía recordar cada detalle, pero al mirarlo no puede definir lo que siente, lo que quiere, lo que desea. Charlie sabe que, con tan solo verlo, escuchar su nombre o saberlo cerca su corazón se estremece, se acelera, y la adrenalina recorre su cuerpo, haciéndola temblar y crearse una expectativa por estar junto a él, pero al mismo tiempo el miedo la invade, el nerviosismo aumenta y siente como su corazón poco a poco se rompe al ver que se ha ido, que se ha marchado y se ha escurrido de sus manos como si fuera agua, queriéndolo atrapar con todas sus fuerzas...

Los días fueron pasando, tan lentamente que Charlie los sentía eterno, por el día demostraba tranquilidad, pasando sus horas entre sus deberes de princesa y el cuidado de su hijo, pero por las noches, el panorama cambiaba por completo. La soledad pesaba de manera abrumadora, el silencio de la noche hacía eco en su corazón lastimado, y los pensamientos era exclusivamente para el demonio pecador que había llamado la atención.

[...] 

La dulce princesa Magne, había decidido al fin salir de su encierro impuesto por ella misma, una llamada a Ángel basto para que el actor de cine para adultos llegara a su encuentro en aquella cafetería en el centro de ciudad pentagrama. Necesitaba distraerse y alejarse un poco de todo lo que había en el palacio.

- Entonces preciosura ¿Cómo lo estás llevando? – Preguntó el pecador Albino después de que llegaran sus pedidos a la mesa. Por su tono de voz, Charlie sabia que estaba preocupado

- Si te soy sincera, terriblemente mal – Confeso de manera tímida. Ángel la miro afligido

- Me lo imaginé, aunque has tratado de ocultarlo, se nota que han pasado noches sin dormir – Y no mentía, realmente el aspecto de Charlie era deplorable, por más sonrisas que pusiera, no se le notaba su alegría usual – Pero es normal, muñequita, no en balde fueron 3 años de relación

El herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora