𝑪𝒉𝒆𝒎𝒕𝒓𝒂𝒊𝒍𝒔「𝑻𝒘𝒊𝒔𝒕𝒆𝒅 𝒘𝒐𝒏𝒅𝒆𝒓𝒍𝒂𝒏𝒅」

|𝓛𝓮𝓸𝓷𝓪 𝓚𝓲𝓷𝓰𝓼𝓬𝓱𝓸𝓵𝓪𝓻|ᴺˢᶠᵂv²

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Repartió lengüetazos por toda tu zona, desde el monte de venus hasta los labios vaginales, tu clitoris parecía ser su objetivo de ataque principal, provocando tu orgasmo en más de una ocasión.

-Leona...- llamaste sin éxito, pusiste ambas manos sobre su cabeza y trataste de despegarlo, lo único que lograbas era que se aferrara con más firmeza provocando con locura tu éxtasis; apretaste tus piernas a su alrededor abrazando su cabeza fuertemente, tus dedos enredandose con fuerza en su melena, los dedos de tus pies enroscados ante los fuertes espasmos que se hicieron presentes nuevamente.

Un fuerte jadeo como respuesta, mientras te desbordabas en su lengua una vez más, tus ojos perdidos en alguna parte y la agitada respiración resonando en la habitación. Lentamente respiraste y aflojaste tus piernas, te sorprendiste al ver que se detuvo, lentamente soltaste de tu agarre al imponente hombre.

-Leona...?

Grave error.

Rápidamente se incorporó y sujeto tus piernas fuertemente, se posicionó entre ellas manteniéndolas abiertas con su cadera pegada a la tuya.

- Esto no ha terminado, hervibora, ahora se buena y sirve a tu rey.

No te dejó siquiera tiempo a pensar y nuevamente estaba acorralando a tus ansiosos labios, te hizo bailar la balada más hermosa, apretando tu sudoroso cuerpo como si realmente no importara nada más.

Con los ojos cerrados te deleitaste sintiendo sus colmillos cada vez que introducía su áspera lengua, alteró tus sentidos pero calmó tu lado racional, ahora sólo querías permanecer ahí en sus brazos; sentir que te apretaba y hurgaba entre tu piel expuesta, y la que aún no lo estaba, enredar tus entumidos dedos entre su melena y su ropa.

Hablando de ropa, ni siquiera notaste el momento en que la camisa de Leona exponía su pecho y dejaba botones tirados por doquier, mucho menos el hecho de los pantalones tirados por algún lado de la habitación, sinceramente no te podía importar menos.

Pero cuando el beso se rompió, el deseo persistió, tus cansados ojos apenas y podían sostener su intensa y voraz mirada, la forma en que su erección oculta en sus boxers friccionaba con persistencia justo en tu clitoris, formaba una experiencia única y tentadora.

- ¿Te estás arrepintiendo?- soltó con gracia, lo cierto es que él solo seguiría hasta donde se lo permitieras, claro que antes de admitirlo morderia su lengua.

Rápidamente negaste, ahora que lo tenías no lo dejarías.

Te estremeció la sonrisa que en su rostro se dibujó; en un fácil movimiento pronto liberó del confinamiento su erecta virilidad.

Como cualquier persona, tus ojos analizaron su desnudez, detallando las características extrañas que se presentaban a tus ojos, decir que era fuera de lo común era poco.
Seamos sinceros, él era un hombre bien dotado, poseía un par de cositas que a la mayoría de hombres le faltaba.

Su fuerte y áspera mano sujetó, con una suavidad contrastante, tu mentón. Dirigió tus movimientos con habilidad. Ahora observando con vehemensia y deseo puro los candentes faroles esmeraldas, desprendían fuego y anhelo, aquello que él juraba se escondía a la vista.

Tan hipnotizante, ni siquiera notaste como su hombría se acercaba peligrosamente a tu centro.
Desprendía un aura animal, un deseo inhumano, pero que combinado con su amor podías asegurar que era puro y sincero.