V. Irónicamente justo

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No importa qué

Irónicamente justo 

~Tres meses antes~

- Es un muchacho...

¿Cómo era posible que en todo el tiempo que llevaban siguiéndole el paso, ninguno de los tres se hubiera percatado de tal "detalle"?

Ahora resulta que "diamante", responsable de innumerables fantasías masculinas, del afán caprichoso – como calificaba Gareth – de su único heredero resultaba ser un chico, pero... un momento... algo no terminaba de encajar en aquel curioso puzle, acaso ¿...el amo Gareth es--?

- Psss Gilbert... ¡psss! – aquel susurro había interrumpido su estado de trance, volteó hacia su camarada - ¡nos cacharon, alguien viene! – seguía exclamando bajo, pero lo suficientemente fuerte para poder ser escuchado por su receptor.

Se escabulló entre los matorrales nuevamente y el trío huyó a través de la maleza, amparados por aquella noche sin luna.

¿Cómo es que Gareth estaba enterado acerca del violento pasado del niño? ¿era ese acaso el motivo por el que se empeñaba con tanta vehemencia en evitar que su hijo se interesara en él? De ser así entonces... la única y real amenaza a su "reputación" era... que al haber sido él mismo quien abusó íntimamente del niño hace dos años atrás, si aquello resultaba certero... ¿ser delatado por el muchacho es su verdadero temor?... a un niño de once años... ¡¿once años?! ¡¿Un chico?!

¿Era prudente comentar a su jefe acerca de... esto? Este hallazgo podría incomodar a Gareth, quien era un hombre que no gozaba precisamente de un muy buen temperamento.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

~Actualmente~

¿Qué clase de pésima jugarreta del destino era esta?...

La nieve no cesaba en su descenso hacía semanas. Al mirar aquel reloj en su muñeca volvió a comprenderlo: 19:16... estaba oscuro otra vez. Ya eran tres meses siendo plantado por aquella hermosa niña, se cuestionaba seriamente si estaba enamorado o sólo encaprichado con ella, no se explicaba aquel impulso tan necio de seguir asistiendo cada martes, jueves y domingo a la cafetería con la esperanza de verle volver.

¿Debería rendirme ya?

¿Y si espero cinco minutos más?

...Quizás es por el frío, ha caído demasiada nieve, sin carruaje no le debe ser sencillo llegar al centro. Sí, creo que esperaré cinco minutos más... sólo cinco más...

- Señor – la aguda voz de una joven señorita le sacó de sus cavilaciones - ¿desea ordenar algo más? ¿Otro café quizás?.

- Si, muchas gracias por tu amabilidad, uno más, por favor – respondió con una fingida sonrisa, tan bella como forzada, al igual que Lindsay, la camarera que llevaba tanto tiempo viéndole en aquel lugar.

Ya conocían sus días y horarios, sabían que esperaba a alguien, era evidente. Mientras caminaba al otro lado del mostrador a manipular la cafetera su rostro lucía afligido, el local no cerraba sólo por él, con toda la nieve caída y a un par de días de noche buena, la mayoría de los londinenses se encontraban en sus casas resguardados del frío, tomando algo caliente frente a sus chimeneas, pero él... aquel hombre completamente solitario ahí se negaba a partir. Aún sin pronunciar palabra alguna Lindsay y sus compañeras a través de cómplices miradas se comunicaban, sentían congoja por aquel hombre... aquella situación les producía tristeza, lastima y confusión ¿qué clase de mujer tan bella podría tener a un hombre con su porte esperando por ella durante meses? debía ser definitivamente tan hermosa como una princesa.

No matter whatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora