X. Preludio I - Fue un placer

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Conceptos relevantes
Flashforwards: salto temporal al futuro o "spoiler".
Flashback: salto temporal rápido al pasado, permite entender el presente.

Racconto: salto temporal más extenso, permite relatar un suceso pasado.

Debido a la confusión que podría provocar lo anteriormente mencionado, especificaré cada escenario actual a través del modo "~presente~".


No importa qué

Preludio I – Fue un placer

Abril, 1875.-

~Presente~

"Esta mentira que nunca aclaré,
era conveniencia del único hogar que recuerdo.

Esta mentira que terminó involucrándote... Lo único que deseé era quererte, sentir tu amor.

Perdóname, desde lo más hondo de mi corazón.

Mi caballero... Sebastián Michaelis"

- ¡Gareth! – gritó una vez entró en el despacho, era el último lugar que le faltaba de la mansión, pero en lugar de verle a él, se encontró con el rostro desconcertado de Gloria, quien no alcanzó a articular palabra – madre ¿dónde está Gareth? – preguntó, se notaba con prisa y rabia en sus palabras.

- Hijo... tu papá salió ¿pasó algo?

- ¡No puede ser! – gruñó - ¿y Alex? ¿Alex dónde está? ¿se fue con él?

- Alex renunció esta mañana – respondió acercándose a él, necesitaba entender qué estaba pasando.

- ¡¿Qué?! ¡Eso no es cierto! – reclamó apretando los puños, dispuesto a dar la media vuelta para salir, entonces su madre le cogió del antebrazo.

- ¿Qué está pasando, Sebastián? – inquirió la mujer, a estas alturas ya angustiada.

- Es imposible que Alex hubiera renunciado, él no tenía la necesidad de dejar este trabajo, por el contrario – protestó – estoy seguro de que Gareth lo despidió – y habiendo dicho esto comenzó a alejarse, pero de pronto se detuvo y volteó a mirarla – madre ¿hace cuánto salió Gareth de aquí? – la mujer vaciló.

- Poco más de una hora... - respondió por fin, preocupándose aún más al escuchar el profundo "¡mierda!" de Sebastián antes de salir corriendo de ahí - ¿qué diablos está pasando...?

Corrió de vuelta a las caballerizas, donde dio una última caricia a su fiel Esmeralda antes de coger al caballo más resistente, se disponía a ensillarlo, pero el nerviosismo no le permitió coordinar su motricidad y decidió simplemente montarlo a pelo, dándole el golpe que le indicaba al noble animal que debía comenzar a correr.

- ¡Maldita sea, Ciel!

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El silencio y los músculos rígidos del muchacho pasaban desapercibidos bajo los trajes, ante aquella festividad que atrajo a tanta gente que caminaba en todas direcciones: parejas, jóvenes, adolescentes, adultos y niños pequeños de la mano de sus padres eran ignorantes de la situación que en ese punto se desataba. Ciel apretó los puños, temblando, su garganta no podía emitir sonido, sólo pudo sentir cómo una gota de sudor se deslizaba por el contorno de su rostro, desde su frente hasta su mentón para perderse en la tierra. Aunque sus ojos aún no lo comprobaban, esa era una voz que jamás pudo olvidar.

No matter whatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora