Capitulo 4| Tormenta Interna

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Anya Forger se encontraba en su habitación, concentrada en sus deberes escolares, cuando su teléfono sonó, interrumpiendo su tranquilidad. Miró la pantalla y vio que era un mensaje de su amiga Becky. Al abrirlo, sus ojos recorrieron las palabras con creciente sorpresa y confusión.

"Anya, ¿sabías que Damian va a ir a la fiesta de Eric con Alexa?" rezaba el mensaje de Becky.

El corazón de Anya dio un vuelco ante la noticia inesperada. Damian, el chico que había ocupado sus pensamientos más de una vez, iba a ir a la fiesta con Alexa, la chica popular del colegio. A pesar de que Anya había negado sus propios sentimientos hacia Damian, no pudo evitar sentir una punzada de celos e inseguridad al enterarse de la noticia.

Decidió no responder el mensaje de inmediato. En cambio, se obligó a continuar con sus deberes escolares, tratando de ignorar la tormenta de emociones que se agitaba dentro de ella.

Al día siguiente, Anya llegó al colegio con una determinación férrea. Aunque por dentro se sentía agitada por las noticias sobre Damian y Alexa, se negó a dejar que eso afectara su día. Caminó por los pasillos con la cabeza en alto, saludando a sus amigos con una sonrisa forzada.

Sin embargo, su apariencia serena ocultaba una tormenta interna de emociones. Cada vez que veía a Damian en los pasillos, una oleada de emociones contradictorias la invadía. Sentía celos al verlo con Alexa, pero también una sensación de confusión y negación sobre sus propios sentimientos hacia él.

La situación empeoró cuando anunciaron un torneo de baloncesto con otra escuela. Anya y Damian fueron elegidos para practicar juntos, lo que solo intensificó la tensión entre ellos.

Durante la práctica, Anya jugó con una ferocidad inusual, canalizando su frustración y confusión en cada movimiento en la cancha. Ignoró a Damian tanto como pudo, concentrándose en el juego y tratando de alejar sus pensamientos de él.

Sin embargo, por más que intentara negarlo, la presencia de Damian la afectaba más de lo que estaba dispuesta a admitir. Cada vez que sus miradas se encontraban, Anya sentía un nudo en el estómago y una oleada de emociones contradictorias la invadía.

Después de la práctica, Anya se retiró a los vestuarios, tratando de recomponerse y encontrar una forma de lidiar con sus sentimientos. Sabía que tenía que enfrentar la verdad, pero la idea de admitir sus sentimientos hacia Damian la llenaba de temor y ansiedad.

Mientras se cambiaba de ropa, una voz la sacó de sus pensamientos. Era Becky, que se acercaba con una expresión preocupada en el rostro.

-¿Estás bien, Anya?-preguntó Becky, notando la mirada perdida de su amiga.

Anya asintió con una sonrisa forzada, tratando de ocultar sus verdaderos sentimientos. "Sí, estoy bien. Solo un poco cansada después de la práctica", respondió, esperando que Becky no notara su malestar.

Sin embargo, Becky la miró con atención, como si supiera que algo más estaba pasando por la mente de Anya.

-Si necesitas hablar sobre algo, sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad?- ofreció Becky, poniendo una mano reconfortante en el hombro de Anya.

Anya asintió, agradecida por la preocupación de su amiga. Sabía que tenía que enfrentar sus sentimientos tarde o temprano, pero por ahora, necesitaba tiempo para procesar lo que estaba sintiendo.

Con un suspiro, se despidió de Becky y salió del vestuario, lista para enfrentar los desafíos que se avecinaban. Aunque el camino hacia la aceptación sería difícil, Anya estaba determinada a enfrentarlo con valentía y determinación.

Mientras tanto, Damian pasaba por los pasillos de la escuela con una expresión seria y enojada. Alexa se le había pegado como un chicle, pasando todas las barreras que él intentaba poner. Aunque le decía que se detuviera, ella parecía hacer oídos sordos a sus advertencias, lo que solo aumentaba su frustración.

La situación empeoró cuando los profesores anunciaron el torneo de baloncesto con otra escuela. Damian se sorprendió al escuchar que él, Anya y Adrián estaban entre los tres mejores jugadores seleccionados para representar a la academia.

-¡Atención, estudiantes! ¡Anunciamos el próximo torneo de baloncesto con la Escuela Secundaria del Norte! Los tres mejores jugadores seleccionados para representar a nuestra academia son: Anya Forger, Damian Desmond, Adrián López, Cloe Roe y Oliver Rover- anunció el profesor con entusiasmo.

Damian se sintió abrumado por la noticia, mezcla de emoción y ansiedad. Aunque estaba emocionado por la oportunidad de representar a la academia. Sin embargo, estaba decidido a dar lo mejor de sí mismo y ayudar a llevar a su equipo a la victoria.

Después de la noticia sobre el torneo, Anya salió del salón con una expresión sombría. Becky la notó de inmediato y, como siempre, fue directa al grano.

— ¿Qué pasa, Anya? Te noto rara —dijo Becky con preocupación.

Anya trató de disimular su malestar, pero sabía que no podía ocultarlo por mucho tiempo.

— No es nada, solo un mal día —respondió Anya, tratando de sonar convincente.

Becky frunció el ceño, sabiendo que algo no estaba bien. Conocía a Anya mejor que nadie y podía decir cuando algo la estaba molestando.

— No me vengas con eso. Te conozco demasiado bien para saber que algo te está molestando. Vamos, cuéntame qué pasa —insistió Becky, sin darle tregua a su amiga.

Anya suspiró, sabiendo que no podía ocultar la verdad por mucho más tiempo. Decidió no contarle la verdad a Becky asi que le volvio a meter una excusa.

— No es nada, solo ando cansada por los deberes y las prácticas —Dijo Anya, sintiendo un nudo en la garganta.

Becky frunció el ceño, molesta por la noticia. Sabía lo mucho que Anya se preocupaba por Damian, incluso si ella misma no lo admitía. En conclucion becky no era tonta ella sabe que es por damian pero prefiere esperar hasta que su amiga sea la que lo admita.

— Eso es terrible —preocupada por su amiga.

Anya se encogió de hombros, tratando de mantener la compostura.

Becky le dio una mirada comprensiva y le ofreció una sonrisa reconfortante.

— Es normal sentirse así para un deportista —dijo Becky, poniendo una mano en el hombro de Anya.

Anya asintió y Becky sonríe teniendo una idea.

— Ahora, ¿qué te parece si nos olvidamos de todo por un rato y nos divertimos un poco? —propuso Becky, tratando de animar el ánimo de su amiga.

Anya asintió. Juntas, salieron del colegio y se dirigieron al centro comercial, listas para una tarde de compras y diversión.

...

Después de una tarde de compras intensa, Anya y Becky finalmente encontraron el vestido perfecto para Anya y algunas prendas geniales para Becky. Se miraron una a la otra con una sonrisa de satisfacción y se dirigieron a la sección de comida del centro comercial.

— ¿Qué te parece si nos damos un festín para celebrar? —propuso Becky, con los ojos brillantes de emoción.

— ¡Por supuesto! Estoy hambrienta después de tanto probarme ropa —respondió Anya, riendo.

Las chicas disfrutaron de una deliciosa cena en uno de sus restaurantes favoritos del centro comercial, compartiendo risas y anécdotas mientras devoraban su comida. Después de llenar sus estómagos, se dirigieron a la casa de Becky para una noche de pijamas.

Una vez en la casa de Becky, se pusieron sus pijamas más cómodas y se instalaron en la sala de estar con una montaña de golosinas y películas.

— ¡Esto es perfecto! —exclamó Anya, acurrucándose en el sofá con una bolsa de palomitas de maíz en la mano.

— ¿Veremos una comedia romántica o una de terror? —preguntó Becky, hojeando las opciones de películas en su televisor.

— ¡Comedia romántica, definitivamente! Necesitamos algo ligero y divertido para olvidarnos de los problemas —respondió Anya, con entusiasmo.

Las chicas pasaron el resto de la noche riendo, llorando y compartiendo confidencias mientras veían películas. Para Anya, estar con Becky era exactamente lo que necesitaba para olvidarse de sus preocupaciones y disfrutar del momento presente.

Juntos a la Aceptación | Anya x DamiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora