Capitulo 5|Entre la insistencia y la evasión

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Damián se despertó con el sonido estridente de su alarma, anunciando el comienzo de otro día en la Academia Edén. Se estiró perezosamente y se levantó de la cama, sintiendo el peso del cansancio en sus párpados. Rápidamente se vistió y se reunió con sus amigos en el comedor para el desayuno.

Todo parecía estar tranquilo y normal hasta que apareció Alexa, con su energía desbordante y su insistencia inquebrantable. Damián trató de ignorarla, pero ella estaba emocionada por la fiesta y no dejaba de molestarlo con su entusiasmo. A pesar de que Damián intentaba poner límites, ella los sobrepasaba constantemente, lo que lo dejaba cada vez más frustrado.

—¡Damián, no puedo esperar para ir a la fiesta contigo! ¡Va a ser épica! —exclamó Alexa, sin darse cuenta del malestar que causaba en Damián.

Damián apretó los dientes, tratando de mantener la calma ante la insistencia de Alexa.

—Te lo dije mil veces, Alexa, deja de presionarme. Si sigues así, no iré contigo a la fiesta —advirtió Damián, tratando de poner fin a la conversación.

Pero Alexa parecía hacer oídos sordos a sus palabras, lo que solo aumentaba la irritación de Damián. No entendía cómo podía ser tan persistente y no respetar sus límites.

Ese mismo día, durante las clases, Damián se enteró de la competencia de baloncesto con la Escuela Secundaria del Norte. La noticia lo tomó por sorpresa, pero también lo emocionó. Sabía que sería una oportunidad para demostrar sus habilidades en la cancha y representar a la academia con orgullo.
También pensó que podría alejarse de Alexa si se unía a los chicos para entrenar para el torneo de baloncesto. Sin embargo, se equivocó. Mientras practicaban en la cancha, de repente escuchó la voz estridente de Alexa gritando su nombre desde las gradas. Se dio la vuelta y la vio, ondeando una bandera con su nombre y animándolo como si fuera su mayor fan.

La vergüenza inundó a Damián mientras sus compañeros se miraban entre sí con expresiones incómodas. Alexa no se había perdido ni una práctica, incluso había faltado a clases para venir a apoyarlo. Damián quería que el suelo se lo tragara en ese momento.

Pero lo peor estaba por venir. Después de la práctica, mientras Damián se cambiaba, se dio cuenta de que Alexa había tomado sus cosas y estaba oliendo su ropa. Una mezcla de ira y asco se apoderó de él.

—¡¿Qué estás haciendo?! —gritó Damián, su voz llena de furia—. ¡Pareces una psicópata! ¡Deja de hacer eso! ¡Me haces quedar mal!

Alexa se detuvo abruptamente, mirándolo con ojos llenos de sorpresa y tristeza. Las palabras de Damián la hirieron profundamente. Se sintió avergonzada y culpable por su comportamiento. Sin decir una palabra, dejó las cosas de Damián y se alejó en silencio.

Damián se sintió mal por haberla tratado así, pero necesitaba que entendiera los límites. Se sentó en el banco del vestuario, sintiéndose agotado y confundido por la situación.

.....

Después de ese incidente, Damián salió del vestuario y se encontró con Emile. En Emile notó de inmediato la expresión sombría de Damián y le preguntó qué le pasaba. Aunque Damián intentó evadir la pregunta, Emile insistió, sabiendo que algo lo estaba perturbando.

—¿Qué te pasa, Damián ? ¿Por qué estás tan callado? —preguntó Emile, con preocupación en su voz.

Damián se encogió de hombros, tratando de restar importancia a sus preocupaciones.

—No es nada, solo un mal día —respondió Damián, aunque sabía que Emile no se dejaría engañar fácilmente.

Emile frunció el ceño, sin convencido por la respuesta de su amigo. Conocía a Damián lo suficiente como para saber cuando algo lo estaba molestando de verdad.

Juntos a la Aceptación | Anya x DamiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora