Nota para los Lectores: Queridas lectoras, antes que nada quiero ofrecerles una disculpa por mi prolongada ausencia. Mis estudios me han mantenido ocupado, pero no olvido esta historia que compartimos. Gracias por su paciencia y por acompañarme en este viaje literario. Espero que disfruten de este capítulo y de los que están por venir. ¡Gracias por estar aquí!
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La mañana comenzaba como cualquier otra para Anya. Su alarma sonó puntual, y con un suspiro adormilado, se giró en la cama, apagó el sonido molesto y se quedó mirando el techo durante unos minutos, perdida en sus pensamientos. La noche anterior había sido agitada, con sueños confusos sobre Damián y la fiesta de Eric.
Finalmente, se levantó y se dirigió al baño. Después de una ducha rápida, se vistió con su uniforme escolar y bajó a la cocina, donde Bond, su fiel perro, la esperaba.
—Buenos días, Bond —dijo Anya, acariciándolo con una sonrisa.
Bond le respondió con un ladrido alegre, moviendo la cola con entusiasmo.
Anya preparó su desayuno y le sirvió su comida a Bond. Mientras comía, su mente vagaba entre los recuerdos de la fiesta y los pensamientos sobre Damián. Terminó su desayuno y se despidió de Bond antes de salir.
—Nos vemos más tarde, Bond. Pórtate bien y no hagas ningún desastre. ¡Anya te ama! —dijo, lanzándole un besito al aire.
Estaba a punto de salir a tomar el autobús cuando su teléfono sonó. Era Becky. Anya respondió la llamada rápidamente.
—¿Dime, por favor, que aún no subiste al autobús? —dijo Becky con urgencia.
—No, aún no he subido. ¿Qué pasa? —respondió Anya, intrigada.
—No te muevas, yo misma te llevaré al colegio. Quiero que pasemos por un lugar antes.
—¿Estás segura?
—Sí, sí, solo quédate ahí. Llego en cinco minutos —y colgó.
Anya se sentó en el banco de la parada del autobús, esperando a Becky. El conductor del autobús la miró desde la puerta abierta.
—¿No vienes, niña? —preguntó con curiosidad.
—No, tengo algo que hacer antes. Puede irse —dijo Anya, sonriendo.
El conductor, sin hacer más preguntas, cerró las puertas y se fue. Poco después, Becky llegó en su auto, y Anya subió rápidamente.
—¡No sabes, Anya! —exclamó Becky, rebosante de emoción—. ¡Salió un nuevo bolso y se está agotando! Necesitamos conseguirlos.
—Pero Becky, vamos a llegar tarde a la escuela. Nos pueden dar una detención —dijo Anya con preocupación.
—No si no se dan cuenta —respondió Becky con una sonrisa maliciosa.
—Espero que no, porque si no, me matan —murmuró Anya, nerviosa.
—No te preocupes. Haré lo que sea para que mi querido Loid no se enoje contigo. Por eso, vamos rápido.
Becky se giró hacia su chofer y dio la orden de arrancar.
—Como usted diga, señorita Becky —respondió el chofer, poniendo en marcha el auto.
Anya, aún preocupada, le preguntó a Becky:
—¿Pero por qué era necesario que vaya a comprar un bolso contigo?
—Porque son los mejores bolsos del mundo. Son de GUCCI y quiero que las dos tengamos el mismo para combinar —dijo Becky con entusiasmo.
—Pero, Becky... yo no tengo dinero para comprarlo —dijo Anya, abrumada.
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Juntos a la Aceptación | Anya x Damián
FanfictionEn la prestigiosa Academia Edén, dos adolescentes, Damian Desmond y Anya Forger, comparten una historia peculiar que se remonta a su infancia. Desde que eran niños de seis años, su relación ha sido una mezcla de rivalidad, bromas y encuentros fortui...