Capítulo 5: Su canto es todo menos feliz.

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¿Debemos tomarnos un momento para agradecer que no tenga ningún chiste de remate? Yo lo haré, tu puedes seguir lamentándote de ella.
———

Viernes 12 de Junio de 2026.
Plaza: "MegaMall", Montana.
14:05 PM.

Mazzy: Hmpf... Phew... —El líquido agridulce que corría por su garganta tenía un sabor único—. Hacía tiempo que no bebía una buena cerveza.

George: Me sorprende que, para este punto, no estés vomitando.

Mazzy: Me toca a mí ir en el asiento del copiloto cuando nos vayamos de aquí. Además, vamos a ir a una escuela. Hay que poner el ejemplo.

George: Que responsable —De nuevo, ahí iba su sarcasmo—. Te mereces la estrellita por ser bien portada.

Mazzy: Y tú te mereces un buen golpe por fallar a la mitad de la canción, ¿no crees?

Llevaban un rato descansando en la plaza central de aquel enorme y vasto centro comercial. Optaron por tomar un par de cervezas para aliviar la tensión y estrés que sus voces y cuerdas vocales habían sufrido. La razón de esto era sencilla, habían dado un pequeño concierto en aquel lugar.

La idea de esto fue mutua. Varias razones influyeron en su decisión: desde recaudar un poco de dinero necesario para el viaje, hasta no perder la costumbre y el toque al ya llevar casi dos semanas de puro viaje y nada prácticar con sus instrumentos. Gran ejemplo de esto fue George, quien se le olvidó por completo la partitura que debía tocar y, en consecuencia, un ruido agudo de su teclado interrumpió el potente acorde de Luna. Él logró remediarlo rápido, pero aún así se escuchó claramente.

A pesar de esto, fue de gran ayuda que Luna mantuviera su potente acorde por más de tres minutos cronometrados. Ahora que lo pensaban bien, la forma en que Luna tocaba había cambiado. Para Sam seguía siendo tan potente y ruidosa como de costumbre, pero para Mazzy y George, quienes estuvieron con ella estos diez años, no.

Durante ese lapso de tiempo, fue difícil para ellos convencerla volver a tocar siquiera su guitarra, pero cuando finalmente lo hizo, gran parte de sus canciones eran y siguen siendo deprimentes y llenas de maldiciones para ella misma; un reflejo del estado de su mente. Mas sin embargo, ahora, durante este pequeño momento, la castaña rockera se vió más viva, más alegre e indomable cuando movía sus dedos al son de la música.

No era difícil ver lo que pasaba. Ella se estaba volviendo más feliz y energica con cada hermana que lograban convencer de reunirse. Una gran ayuda para su semblante fué saber que los Ross iban a asistir también.

George: Mejor denme más dinero. —Espetó—. Fuí yo quien montó el escenario.

Luna: Yeah... No lo creo. Todos hicimos nuestra parte: Mazzy pidió permiso para que pudiéramos tocar, y Sam, junto a mi, conseguimos dónde conectar las bocinas.

Mazzy: ¡¿Ya ves?! ¡No vas a conseguir ningún centavo más!

George: ¿Y que tal un poco más de cerveza? Sí no se van a tomar la suya, podrían donarla a los más necesitados. —Él se consideraba uno.

Sam: ¡Oh, Oh! ¡Dámela a mi! ¡A mí! —Se emocionó, extendió su mano con la esperanza de recibirla.

George: Je, je, je. Mazzy no te va invitar nada. No te llamas-

The Loud House: Hermanos Hasta el Fin. (Luna Loud)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora