Vaya vida ruidosa que tienes.
———Residencia Loud
18:34 PM.Todo estaba en una extraña tranquilidad que era sumamente seductora. Era esa sensación de estar debajo del agua, después de que sus pulmones terminaran de arder por la filtración de aquel líquido tan importante para la vida dentro de ellos.
Esa paz que se siente cuando el cerebro finalmente acepta que se está quedando sin oxígeno porque se estaba ahogando. Minutos de lucha y angustiada terminaban con la relajación de todo el cuerpo, a pesar de que la situación cada vez era peor al alejarse de la superficie.
Caía cada vez más. Se alejaba de la luz que había allá arriba, solamente para ser engullida por la oscuridad que se volvía más grande con cada centímetro que avanzaba. ¿Estaba muriendo? Luna recordó que su cabeza le dolió demasiado solamente por un instante antes de caer al suelo y ver todo negro. Después, despertó aquí.
Entonces, ¿si había muerto? ¿Estaba presenciando su juicio final? La verdad es que ahora no le importaba. Sí iba al cielo o al infierno, está bien. Estaba conforme con lo que le tocara. Había cumplido su promesa más importante: traer de vuelta a Lincoln, reunir a su familia, probó un poco de su perdón.
No podría cumplir con las demás, pero nuevamente, estaba bien. A pesar de que seguramente sus seres queridos estarían demasiado lastimados, eventualmente lo entenderían y aceptarían su muerte. Seguramente hablarían al aire con la esperanza de que ella escuchara sus palabras, y ella iba a intentar responder
¿Quien sabe? Quizá Lucy encuentre una forma más segura de comunicarse con ella. Ahora que lo pensaba bien, tenía la posibilidad de hablar con su abuelo Albert. Seguramente, le de su jalón de orejas por ser una total idiota a sus quince años, pero también esperaba un abrazo según lo que había dicho Lincoln. También debía conocer a la bisabuela Harriet.
Se hubiera dejado llevar, pero lo vió. La pequeña silueta de su hermano, con tan solo once años, estaba ahí, cayendo más rápido que ella hacia la inmensa oscuridad que este océano proyecta.
No, eso no podía pasar.
Que él también estuviera allí solamente significaba una cosa, una que ni de cerca iba a aceptar. Más siluetas, que no podía identificar, también se unieron a la cruel marcha. Todas y cada una de ellas hundiéndose más rápido que ella. La estaban dejando atrás.
Fué así, que recordó quien la había mandado allí: Lynn Jr. Ella estaba ahí, en la casa, con Lincoln, Line, Lana, Lily, Sam y Clayton a su completa merced. Estaba segura de que no iba a detenerse y conversar sobre deportes. Lo que estaba por hacer era una jodida locura; debía detenerla a toda costa. Aunque ahora, solamente se concentraba en nadar lo más rápido que podía para tratar de alcanzar a Lincoln, por lo menos.
La paz desapareció, y eso trajo la desesperación por falta de aire; se estaba ahogando, más sin embargo, eso no la iba a detener.
Nadó y nadó. Al principio completamente desesperada por volver a sentir el ardor destruyendo sus pulmones a pesar de estar conteniendo el poco aire que tenía en su boca. Después se calmó, concentrando el dolor para impulsarla. Extendió su mano, ya estaba cerca de tomar el brazo de Lincoln, después iría por las demás siluetas que estaba segura eran su familia.
—Aún no es tu momento, mi pequeña descendiente. —Una voz sonó, femenina y de bastante edad, e inmediatamente, una fuerza la jaló cada vez más cerca de la superficie, dejando atrás a su hermano y los demás—. Aún tienes una última batalla que dar.
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The Loud House: Hermanos Hasta el Fin. (Luna Loud)
Fanfiction¿Cuánto había pasado desde que todo sucedió? No podía recordarlo con claridad. Su vida se había desvanecido en una monotonía gris, tan simple y solitaria, que ni la música que tanto amaba podía sacarla del oscuro agujero culposo en el que se encontr...