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Taehyung POV.
























Desperté, aún envuelto en la oscuridad del armario, sin tener noción del tiempo transcurrido. Mi teléfono estaba apagado cuando lo revisé, una señal más de la incertidumbre que rodeaba mi miserable vida.

— Chanyeol... Por favor —mis palabras se ahogaban en el dolor acumulado, mi garganta ardiendo por las lágrimas.— Chanyeol...

La puerta se abrió bruscamente antes de que pudiera terminar mi súplica. La luz cegadora del exterior me hizo entrecerrar los ojos mientras él hablaba con su habitual tono malditamente irritante.

— Había planeado dejarte cinco días encerrado aquí —sus palabras resonaron con malicia en el aire—, pero necesito dinero. Así que... —me sujetó del cabello con bruscamente, provocando un quejido de dolor que apenas pude reprimir—, muévete. Tienes dos horas para conseguir lo que te pido. O ya sabes cuál será el precio.

— ¿Tienes el valor de hacerle daño a mi madre? —mi voz apenas era un susurro entre sus dedos apretando mi barbilla.

— Tengo el valor para hacerle daño a cualquiera, incluso a la maldita de tu hermana —su respuesta fue gélida, desprovista de cualquier atisbo de compasión—. Así que muévete.

Me incorporé con esfuerzo del suelo y salí corriendo hacia el baño, cerrando la puerta con llave antes de dejarme caer contra ella, sollozando en silencio. Me enfrenté al reflejo en el espejo, enfrentando la vergüenza y la debilidad que me consumían. Miré mi espalda marcada con las heridas que antes me había hecho. Aquellas que me hizo con un látigo caliente. Estaban muy irritadas ¿debía ir al hospital?.





















¿Hasta cuándo seguiría siendo tan frágil?





















Tras una ducha reparadora, me vestí con ropas cómodas y salí de casa sin siquiera mirar a Chanyeol a los ojos. Lo odiaba, lo odiaba con todo mi ser, aunque en algún momento hubiera creído amarlo. Era un monstruo, y si había algo de lo que me arrepentía en la vida, era de haber caído en sus mentiras. Desearía retroceder en el tiempo y nunca haber cruzado su camino. Pero cuando una mente es débil, es fácil de manipular. Ahora lo tengo más que claro.

Tomé el autobús hacia la casa de mi hermana, sumergiéndome en pensamientos mientras una melodía tranquila sonaba en mis oídos. La cual, me hizo recordar a Jungkook y cada detalle de su rostro. Maldición, Jungkook es tan jodidamente hermoso.

Sonreí.

Es imposible resistirme a su encanto. ¿Estaría jugando con fuego al ilusionarme con él?

No, es más como...

Al llegar a la mansión de mi hermana, enfrenté la barrera de rejas y la lujosa y hermosa casa detrás de ella. Era como un sueño. A pesar de haber venido varias veces, jamás había entrado. Pero me imaginaba un paraíso nada lejos de la realidad. Que quizá, ésta la realidad, era mucho mejor de lo que imaginaba.

— Buenos días —dijo el vigilante, haciendo presencia en la reja.— ¿Que necesita joven?

— Buenos días —sonreí levemente— vengo por la vacante de jardinero.

— ¿Jardinero? —alzó una ceja confundido— No están buscando un jardinero por ahora.

— Claro que sí, la señora Luhyun me mandó a venir hoy.

— Hasta donde sé, la familia Luhyun no está esperando a nadie hoy —Hizo enfasis.

— Claro que sí —insistí. Tomando los barrotes de la reja— Digale que Kim Tae-hyung está aquí.

Asintió dudoso, pero luego de hacer una llamada. Finalmente me dijó entrar.

— Ve al jardín trasero —Mandó. A lo que yo asentí y fuí directamente allá.

Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba su llegada, sabiendo que esta reunión no sería fácil. Me paré al lado de varios arbustos de rosas rojas. Me gustaban, mucho. Si existía la reencarnación, y en otra vida podía elegir ser una planta. A juro, me encantaría ser una rosa.

Cuando mi hermana finalmente apareció, su reacción no me sorprendió.

— ¿Qué haces aquí? —su tono era brusco, su mirada cargada de resentimiento.

Siempre era así.

— Pensé que te alegrarías de ver a tu hermano —intenté mantener la calma, a pesar de la hostilidad palpable en el ambiente.

— Sabes que no puedes venir aquí. Tienes suerte de que no esté mi esposo —me tomó del brazo, obligándome a seguirla—. Mamá... ¿Está bien?

— Está bien —asentí, preocupado por la fragilidad de nuestra madre—. Como siempre. Extrañándote.

— Tu dile lo de siempre, desaparecí. Nadie sabe de mí, lo más seguro estoy muerta.

Y pensar que ella alguna vez fué la niña más tierna que había visto en mi vida.

Mi caramelito, le decía.

No entiendo cómo puedes hablar así —tragué en seco.— Ella no ha sido una mala madre para nosotros.

— Lo sé, y la amo —sus ojos se cristalizaron.— Te juro que la amo.

— Já —hice mi cabello hacia atrás.

— Pero no podía seguir viviendo rodeada de pobreza Taehyung. Soy feliz aquí —tomaba mi barbilla obligandome a qué la mirara. Pero yo no podía.— Así que por favor, no vengas más.

Me soltó.

— No querías vivir rodeada de pobrezas, pero si de mentiras. Diciendo ser alguien que no eres y negando a tu familia y el hogar donde naciste —reí sarcásticamente .— Vives feliz en una mentira que tarde o temprano se convertirá en verdad.

Guardó silencio unos segundos.

— Necesito que te vayas, y que no vuelvas más —sus palabras fueron un golpe duro, su voz temblorosa revelando la profundidad de su dolor—. Mi esposo jamás puede enterarse de ti, ni de mamá ni de mi vida antes de estar aquí. Te lo prohíbo, Taehyung.

— No hay secreto eterno Lía.

— ¡Si lo hay! —casi jaló su cabello de frustración— ¡Si para mí! Por favor no vengas más, te lo ruego.

Sacó un dinero de su bolsillo poniendolo en en mi mano con brusquedad.

— No vengas más Taehyung, jamás. Prometelo, por favor. Prometelo.

Tomé el dinero consciente de que era su manera de chantajearme, y sin decir nada más. Le dí la espalda yéndome de ahí.

El vigilante cerró las rejas cuando salí. Lo cual tomé como el fin de nuestra relación con un sonido definitivo. Está era su decisión, no debía de insistir. Ya no más.







Arikook—🌷🩷.

Black Swan. (BTS).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora