Me levanto más temprano de lo normal, me preparo un baño mientras sigo pensando en la nota que recibí. Termino mi baño, me cambio y bajo a preparar el desayuno. Cuando llegue a la cafetería Leila se encontraba aquí despidiéndose de su madre quien seguía viniendo por las mañanas a la cafetería cuando le había insistido que no era necesario que me ayudara, se excuso diciendo que no era ningún trabajo hornear pasteles, y sin duda que los de ella sabían mucho mejor que los míos; Henry también se encontraba aquí interrogando a su hermana sobre quien le envía mensajes con contenido sexual que intentaba no reproducir y borrarlos de la cabeza, me reí de la situación familiar y crucé mi mirada con mi hermano, viendo la incomodidad de el también, porque nosotros no podíamos tener eso, porque todo era más difícil.

Cuando Leila abandonó la cafetería el interrogatorio de Henry pasó a mi, quien seguía diciéndome que sabía quien era la persona que enviaba los mensajes, pero claramente no tenía ni idea. Aunque sospechaba que finalmente se trataba de su superior, el tipo frío y con mirada atemorizante del hospital.

—Por cierto no tienes nada mejor que hacer —le digo cuando se encuentra siguiendo mis pasos hacia la mesa donde esperaba su café la señora Roth.

—Tengo el día libre porque anoche me dejaron totalmente agotado, si sabes a qué me refiero —dice moviendo las cejas.

—Eww... no quiero detalles íntimos.

—Te encantan mis detalles.

—¿Hasta cuándo vas a aprovecharte de ella?

—Oh si supieras que no es nada inocente —se acerca hacia mí para susurrarme por encima de la barra —las cosas que sabe hacer esa chica, dios —suspira cerrando los ojos.

—Eres asqueroso —le digo pegándole suavemente en el brazo y mi hermano le dedicó una mirada fulminante.

—Hoy es el cumpleaños del viejo Will, taberna a las 9pm. Sin el guardia —dice susurrando la última parte y señalando a mi hermano.

— ¿Hoy jueves?

—No te hagas la chica responsable el verano pasado estuvimos allí prácticamente todas las noches.

—Estábamos de vacaciones.

—No puedes decir que no.

—Espera, ayer recibí esto —dije tendiéndole la nota y mira hacia donde se encuentra James que sale rápidamente hacia la cocina y vuelvo mi mirada hacia Henry extrañada

—¿Qué es? —pregunta todavía sin abrirla.

—No es una propuesta de casamiento claramente —abre la nota y la lee.

—Esto es muy raro, tiene el sello del palacio.

—Sí, lo sé.

Escucho sonar mi teléfono y contesto cuando veo que es Taylor preguntándome si hoy cenaría en casa ya que iba a cocinar la comida preferida de mi madre, le digo que ya tengo planes para la cena. Cuando me acerco al mostrador veo el sobre blanco que contenía la nota. Pensé que lo había dejado dentro del bolso después de que Henry lo viera. Cuando lo agarro para ponerlo en mi bolso nuevamente me doy cuenta de que el sobre se encuentra cerrado. Es otra nota diferente y leo con miedo

«Sufrirás si no te alejas el»

Decido romper la nota antes de que la vea alguien más, Henry tomaría esto como una amenaza y no podía correr el riesgo de que arruinara mis planes. Si bien solo había tenido tres interacciones con el príncipe no perdía la esperanza de que pudiera llegar a ser la elegida.

Llego a mi casa y me doy una ducha rápida, elijo un vestido negro que había comprado en mi viaje a la residencia y unos zapatos no tan altos. Si bien el vestido es suelto, la espalda es bastante descubierta; me dejo el pelo suelto para disimular un poco el escote. Termino de maquillarme. Salgo a hurtadillas de mi casa por la puerta que estaba al final del lavadero, evitando ver a mi madre. Cuando llego a la taberna Henry y sus amigos ya estaban aquí, felicito al viejo Will por su cumpleaños; se había ganado ese apodo por sus amigos, quienes decían que tenía alma de viejo encerrado en un cuerpo joven. Will era dulce, simpático, estaba ciegamente enamorado de Ana, quien descansaba en casa gracias a sus últimas semanas de embarazo.

El precio del silencio (en proceso de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora