James parece preocupado, solo le digo que me quedaré con Leila hasta mañana por la tarde y busco el auto de mi amiga en el estacionamiento, escucho la risa de ella cuando se despide de su familia y me acerque para saludarlos antes de que vuelvan hacia Arid.
Una vez que llegamos a la casa, me saco el vestido y los zapatos y me tumbo en su cama pensando en una buena excusa para no ir, doy vueltas sobre qué es lo que sabe mi mejor amiga, me confiaría todo si yo le preguntara. Realmente me contaba todas las cosas que le pasaban así como yo le confiaba todos mis secretos, finalmente decido ir.
Me pongo un traje de baño de dos piezas, una remera y un pantalón corto que saque del armario, me pongo mis zapatillas que por suerte había sacado del auto de James antes de que saliera como loco del estacionamiento. Voy leyendo las indicaciones que nos mandaron para llegar a la casa de Marcus, parece un camino tranquilo. Miro alrededor unas siete casas bastantes grandes, nunca había visitado ninguno de los pueblos, pero según lo poco que me explicaba Leila de camino, Ébano se encontraba dos kilómetros más adelante de donde estaban estas casas esparcidas, la cual una era de la familia de Marcus. Ébano se encargaba de todo los amoblamientos de las casas y de todos los trabajos de carpintería, por lo que también nos encontrábamos solo a cien kilómetros de distancia del bosque oscuro, y mi curiosidad quería que siguiera el camino aunque sea para ver algo del tan temido bosque. Miro atentamente los nombres para saber cuál es el de Marcus y me doy cuenta de que no tengo idea cuál es su apellido. Cuando le digo a mi mejor amiga que el auto aparcado en la puerta es igual al del príncipe, frena y camina conmigo hacia la entrada de la casa.
Al entrar a la casa, veo a Jenny con Charlotte y Henry sentados en un sillón de la sala jugando un vídeojuego, el cual se sorprende al ver a su hermana acá y yo me sorprendo al verlos a ellos juntos. Jenny se encuentra en un sillón más apartado comiendo unas papas de bolsa. Saludo a todos y Leila se sienta en el sillón interrogando a su hermano sobre que hacia acá, cuando lo había visto volverse a su casa con sus padres, cuando me estoy por sentar al lado de Jenny me mira y dice.
—Están afuera — me volteo y veo que Charlotte tiene la mirada fija en nosotras, me da una leve sonrisa.
Tengo una pelea interna conmigo misma sobre si dirigirme a dónde está Marcus con el príncipe. Decido salir cuando nadie tiene la mirada puesta en mí, camino por un pasillo y veo una puerta que da a un patio. Es bastante linda la casa, me pregunto si vivirá solo aquí o donde estarán sus padres que no están diciendo que bajen la voz, debido a los gritos de nuestros amigos en el salón.
Lo veo en el jacuzzi igual que la última vez, solo que se encuentra hablando con Marcus, y sin ninguna chica colgada de su cuello. Noto la preocupación en su rostro y trata de disimularlo cuando me ve. Me dirijo hacia ellos.
—¿Todas sus fiestas involucran un jacuzzi? —pregunto y ambos se ríen.
— ¿Quieren algo de beber? —pregunta Marcus.
—No, gracias —respondo bajo, tan bajo que creo que ni yo escucho mi voz.
Estoy demasiado nerviosa. Alex niega con la cabeza y su amigo sale, se seca con unas toallas que había en una mesa cerca de mí
—No solo involucra un jacuzzi, sino que mucha menos ropa —me dice levantando mi remera y se dirige hacia dentro. Ahora me siento más incómoda que antes, mientras Alex me mira seductoramente.
—Podrías unirte, todavía no muerdo —decido correr el riego y me saque el pantalón corto tratando de encontrar una razón sensata para no hacerlo.
Mantiene la mirada fija en mí, continúe con la remera y entre lentamente al jacuzzi, sentándome frente a él.
— ¿Todo bien? —pregunté, mirándolo a los ojos. Él bajó la cabeza, pero luego la levantó para responder.
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El precio del silencio (en proceso de edición)
RomanceEn un reino marcado por la opresión, Ayra se ve obligada a enfrentar la elección entre el silencio y la rebelión. Cuando una oportunidad inesperada la lleva al corazón del poder, se encuentra enredada en una red de secretos y ambiciones que amenazan...