Cuando vuelvo a ver a Alex cinco días después, nos reencontramos en el desayuno y todo lo que hace es dejar un frío beso en mi mejilla antes de sentarse en la suya hablando todo el tiempo con su madre y casi sin dirigirme la mirada. Debería sentir alivio de que no me pusiera difícil la situación de enamorarme de él pero sin embargo me entristecía porque una gran parte de mi no quería aceptar que ya sentía algo por él, ya sentía demasiado por él. Tanto que esta indiferencia me dejó de mal humor todo el maldito día.
Por la noche me remuevo incómoda y cuando ya no puedo soportarlo más, me escapo de mi habitación por la ventana para ir a la suya, el frío congela mis piernas debajo del abrigo que no logra proteger demasiado e ingreso al pasillo de la galería abierta, caminando apresurada hacia su habitación tratando de no encontrarme algún guardia en el camino sin embargo los gritos que escucho desde uno de los salones interrumpe mi destino y camino hacia la chica que grita palabras sin sentido.
Cuando abro la puerta del salón mi mirada va rápidamente hacia la persona que grita y todo en mi interior se rompe al ver a Sheila parada delante de la reina y Alex intentando contenerla cuando ella agita la pistola hacia su madre.
—Alex ¿qué sucede? —pregunto con la voz temblorosa y me doy cuenta de que todo mi cuerpo está temblando y no por el frío que sentía hace unos momentos, sino por la escena y lo malditamente cerca que está el de la pistola de Sheila.
—Mierda ¿que haces aquí? —dice furioso mirando hacia los guardias.
—Sheila —suspiro mirando ahora hacia ella pero no me mira a mi.
—Esto es lo que hacen los malditos rebeldes Ayra, son una infección para nuestro mundo —dice la reina asintiendo hacia el guardia.
Todo pasa muy deprisa que apenas lo puedo asimilar, Alex corre hacia mi lado cuando logran sacarle el arma, me tapa la vista de la escena con su cuerpo y el disparo retumbó en la habitación dejándome entumecida en el lugar.
—Alex —digo lo bastante cerca y suave como si temiera el sonido de mi voz.
—Vamos —dice llevándome hacia mi habitación.
En cuanto fijo mi vista en el cuerpo de Sheila en el piso todo en mi interior se llena de rabia y tristeza. Confirmando mis sospechas de que él sabía lo que sucedía, no había dado la orden pero tampoco había evitado que ejecutarán a la joven que solo quería a su hijo de vuelta. Me entristecí por esos niños en casa esperando la llegada de su madre, por su marido quien tenía que vivir con la ausencia de ella y llenar ese espacio vacío en la vida de sus hijos. Me solté de sus brazos que me obligaban a caminar y entré en la habitación cerrando la puerta en su rostro. Cuando escuché finalmente las pisadas alejarse de la puerta, me tiré en la cama y lloré hasta quedarme dormida. Jenny me trae el desayuno a mi habitación por la mañana y como en silencio cuando vienen las imágenes del cuerpo de Sheila tirado sobre el piso, corro hacia el baño vaciando todo mi estomago. Cuando salgo, rebusco en la habitación algo para el dolor de cabeza cuando Alex entra sin decir nada.
—Siento que hayas visto eso —dice y toda la furia recorre mi cuerpo. No, siento lo que pasó anoche, él sentía que lo había presenciado únicamente. Lo miro y todos mis miedos se hacían realidad. Realmente no lo conocía.
—¿Eso era realmente necesario? —pregunto mirando hacia la ventana.
—Era una rebelde, no sabes lo que son ese tipo de gente —dice con desprecio en su voz y todo en mi interior se congela. Es lo que yo era. Era parte de ellos—. Asesinó a seis personas para llegar hasta mi madre —dice y me congelo en el lugar.
En nuestra causa jamás se utilizaba la violencia extrema, mucho menos asesinar a alguien.
—¿Estás seguro de eso? —pregunto mirándolo y la mirada de furia en su cara me descoloca.
—Si, cuatro guardias y dos sirvientes. Todos ellos con familias —dice y me resulta irónico que se preocupe tanto por la familia cuando acababan de dejar a una chica en el suelo con una bala en la cabeza en el intento de recuperar el hijo que el reino se había apropiado.
—Espero que te des cuenta de lo que son capaces de hacer este tipo de personas —dice yéndose de la habitación escupiendo las últimas palabras.
No le creía una palabra por lo que me canse de llamar a Henry durante los siguientes dos días, no me respondía las llamadas y comenzaba alterarme. Me había rehusado presentarme con la reina, Jenny había dicho que me encontraba enferma por lo que me había pasado la mayor parte del tiempo en la habitación, sin embargo seguía escapando por las noches al jardín. No pude excusarme más tiempo con la reina por lo que tuve un incómodo te por la tarde en una de las cafeterías de la residencia donde requerían nuestra presencia para un elaborado menú a mi nombre, en honor a nuestra unión con el príncipe que me encargue de agradecerle al dueño de manera incómoda. Todo se sentía fuera de lugar y la reina fingía como si lo de la otra noche no hubiese pasado.
Trate de excusarme para la cena también pero cuando ingresamos al palacio, ella me llevó a su despacho contándome las cosas que tenía planeadas para mi para los próximos días ya que nuestra luna de miel finalmente había terminado.
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El precio del silencio (en proceso de edición)
RomanceEn un reino marcado por la opresión, Ayra se ve obligada a enfrentar la elección entre el silencio y la rebelión. Cuando una oportunidad inesperada la lleva al corazón del poder, se encuentra enredada en una red de secretos y ambiciones que amenazan...