Capítulo 1

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20:00 PM

Tomé un sorbo de mi café y torcí mi cuello como si fuera a tener el mayor desgaste físico de mi vida. Momentos como este es donde odiaba ser meticulosa, pero siempre quedaba satisfecha con el resultado. 

Volví a tomar un sorbo, pero esta vez de agua. Ya que nunca me podía faltar mi taza de café y mi botella de agua en la mesa. Estiré mis dedos, lista para volver a mi computador y seguir escribiendo todo sobre la banda chilena que me confirmó a ÚLTIMA HORA que si podían asistir a mi programa el día de mañana. Por lo tanto estaba a full viendo entrevistas anteriores, programas, álbumes, giras, datos curiosos, entre otras cosas que me servirían para recibirlos adecuadamente. 

Claudia.

Escuché una voz desde la puerta. Era la Cata, una amiga que se estaba quedando temporalmente en mi departamento hasta que solucione su problema con el subsidio de vivienda. 

Weás de adulta joven que no quiero volver a escuchar.

—¿Si?

—¿Quieres salir esta noche?

Dejé de escribir para ver a la Cata con desaprobación.

—No —respondí seca.

—Yapo, fome. Hoy tuve un mal día en la pega, necesito salir.

—Sale entonces, ¿Qué te detiene?

—No quiero salir sola, tú erí mi amiga y solo te tengo a ti.

—Tengo una entrevista mañana —la miré, dándole otro sorbo a mi café.

—Chuta verda' —se sentó a mi lado para ver lo que estaba escribiendo—. ¿Te falta mucho?

Le di un vistazo de arriba abajo, sonriendo y negando ante su insistencia.

—Mucho. MUCHÍSIMO diría yo. 

—¡Pero es que tú le poní mucho color! —se quejó—. A ver, déjame revisar.

Suspiré resignada y apoyé mi espalda en el respaldar de la silla, viendo como la Cata revisaba todo lo que había escrito en mi computador.

—Tienes todo aquí, esta bien. 

—No todo. Me faltan algunas cos...

—¡Espera! —exclamó de repente, sacándome un leve susto—. Weona, ¿Qué es esto?

Me mostró de nuevo la pantalla del computador, indicando con su dedo algo en específico del documento.

—¿Qué tiene? —pregunté confundida.

—¿Por qué tienes más información de Francisco Durán?

Observé como su sonrisa se ampliaba y me miraba con una ceja alzada. Tuve ganas de darle un sape ahí mismo.

—¿Eres o te haces? —le quité mi computador de las manos y le señalé el subtítulo del documento—. ¿Qué dice ahí?

—La Cata entrecerró sus ojos para leer bien—. "Integrantes".

"INTEGRANTES" —repetí con énfasis—. Por eso te decía que me faltaba, estoy recién viendo a los integrantes.

—Tu letra más chica ni se ve, vas a terminar ciega. Agranda esa cuestión.

La ignoré y volví a tomar mi agua.

—Además, ¿Por qué empiezas con él?

—¿Qué tiene de malo qué empiece con él? —dije molesta—. Ya andái hablando weás, mejor vete y déjame terminar.

ℂ𝕠𝕣𝕒𝕫𝕠𝕟 ℙ𝕖𝕣𝕕𝕚𝕕𝕠 (Francis Durán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora