Capítulo 14

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Lisa golpeó la puerta principal de los Kim con tal fuerza que la madera se sacudió en sus goznes. Enseguida oyó pasos que se dirigían corriendo a responder a su llamada y, en el instante mismo en que la puerta se abrió entró como un ciclón en la casa, y estuvo a punto de derribar al asustado mayordomo.

-¿Dónde está Miguel? -preguntó a gritos. Agarrando firmemente sus solapas, el criado se encogió de hombros para arreglarse la chaqueta.

-Le ruego que me perdone, señora, pero...

-No se preocupe. Lo buscaré yo misma.

Lisa se dirigió a grandes zancadas al salón. Pensó que los padres de Jennie podrían encontrarse allí a aquella hora. No había nadie en esa estancia. Acto seguido, recorrió el corredor con paso resuelto, abriendo todas las puertas. Tampoco vio a nadie en el estudio de Miguel, la sala de estar o la biblioteca. Al final del pasillo, se encontró con una serie de paneles de caoba. Empujándolos con el hombro para abrirlos, entró de sopetón en el comedor y sorprendió a sus suegros cenando.

Miguel alzó la vista con los mofletes repletos de comida, y el tenedor y el cuchillo suspendidos sobre el plato. Al reconocer a Lisa, tragó la comida con dificultad.

-¡Dios santo! ¿Qué pasa? ¿Jennie está bien?

Hana, que se encontraba sentada en el extremo opuesto de la larga mesa, de espaldas a las puertas, se levantó de la silla de un salto. Al hacer esto, golpeó la copa, que cayó, derramando el vino. El líquido color carmesí salpicó el inmaculado mantel blanco y formó un charco alrededor del pie de un pretencioso candelabro ornamentado.

-¿Qué diablos ha pasado? -preguntó ella-. ¿Ha hecho algo terrible? ¿Qué ha ocurrido?

Ignorando a Hana, Lisa pasó de largo por su lado para avanzar hacia Miguel. Cuando llegó al otro extremo de la mesa, cogió al juez de las costuras de uno de los hombros de su esmoquin y tiró de él bruscamente para obligarlo a ponerse de pie.

-¡Eres un maldito egoísta y desalmado! - Lisa estaba fuera de sí-. ¿Cómo pudiste hacerle algo tan monstruoso a tu propia hija?

El miedo hizo que los ojos marrones de Miguel se abrieran como platos y que su rostro se pusiera lívido.

-¿De qué diablos estás hablando? - Miguel trató de agarrarse de las muñecas de Lisa-. Me vas a romper el traje, mujer.

-¿El traje?

Lisa soltó al hombre de manera tan repentina que éste se tambaleó, tropezó con su silla y cayó al suelo.

-Lo que voy a hacer, miserable gusano, es arrancarte la cabeza de los hombros.

Apoyándose sobre una rodilla con gran dificultad, Miguel agarró el brazo de la silla con todas sus fuerzas para tratar de recobrar el equilibrio.

-¡Explícate! ¡No puedes irrumpir en mi casa de esta manera, profiriendo amenazas, agrediendo y escandalizando! Hay leyes que...

-¿Leyes? - Lisa dio un enorme puñetazo en la mesa. Las fuentes y los candelabros saltaron ante la fuerza del impacto y volvieron a caer con gran estrépito-. Hay normas de decencia que nunca han sido escritas en tus preciosos códigos. ¿Acaso has respetado alguna de ellas en tu vida? Con tu hija no, de eso estoy completamente segura. - Lisa apuntó a la nariz del hombre con un dedo-. Entiende esto, despreciable hijo de puta, Jennie nunca regresará a esta casa. No lo hará mientras yo esté viva. Da por rota mi palabra en lo que se refiere a esa parte de nuestro acuerdo, y más vale que le des gracias a Dios Todopoderoso porque eso sea lo único que haya decidido romper.

-No sé de qué me estás hablando -dijo Miguel con voz trémula-. Nunca he maltratado a mi hija.

-¿Nunca la has maltratado? - Lisa soltó una áspera carcajada-. Además de pegarle cada vez que desobedecía, has faltado a tu deber de darle una educación. ¡Hay colegios para sordos! Y se pueden hacer muchas cosas para ayudar a una persona como ella. En todos estos años, ni siquiera le has comprado una trompetilla, un aparato de resonancia. Y, peor aún, ¡has dejado que todos en este pueblo crean que es una idiota! ¿Cómo logras conciliar el sueño por las noches? ¿Puedes decírmelo? Estoy completamente segura de que yo no podría.

La canción de Jennie // (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora