Cuando Lisa cerró la puerta del cuarto de baño, una ráfaga de aire recorrió el cuerpo húmedo de Jennie, haciendo que se le pusiera la carne de gallina en los brazos y los hombros. Su jabón y todos los objetos que Lisa usaba estaban en el lavabo junto a ella, y su perfume la envolvía; una mezcla bastante común de malagueta, bergamota y colonia, que ella sólo asociaba con Lisa.
Lisa.
Quedó muy afectada después de ver a su hermano aquella noche. Profundamente afectada. Y, por esto mismo, ella sabía que Lisa la necesitaba como nunca en aquel momento. Si realmente le importaba su Lisa, debería salir de la bañera, secarse con la toalla, ponerse el camisón e ir a buscarla. Y luego, ¿qué? Cuando se volviera hacia ella, cuando la estrechase entre sus brazos, ¿Qué haría si Lisa quería que la consolara de una manera en que ella no estaba dispuesta a hacerlo? Ya le había dicho claramente en varias ocasiones que quería estar con ella. En el estado de ánimo en que se encontraba en aquel momento, podría presionarla para que la complaciera.
Una terrible sensación resbaladiza se adueñó del estómago de Jennie al pensar en eso, y empezó a temblar de miedo. Después de ver a Lucio hacía apenas un momento, era imposible mantener a raya los recuerdos de lo que le había hecho. Imágenes de sus peores pesadillas se abalanzaron sobre ella tras salir de los rincones más oscuros de su mente. El dolor, la terrible sensación de impotencia y la vergüenza. Lágrimas ardientes empezaron a quemarle los ojos.
¿Cómo podía ir a la otra habitación, sabiendo de antemano que Lisa quizá intentase hacerle esas cosas? No estaba segura de sentirse capaz de pasar por esa experiencia. Ni tampoco de querer hacerlo. La quería mucho, sí. Y deseaba ser su amiga. Pero había ciertos límites, al menos para preservar la cordura.
Límites... Parecía una palabra tan egoísta... Jennie se mordió el labio inferior y apretó los ojos con fuerza. Desde el primer momento, Lisa le había dado todo lo que podía, sin reservas y sin exigir nada a cambio. ¿Cómo podría ella, en conciencia, impedirle acceder a una parte de sí?
Lisa Bailando el vals con ella en el ático, seduciéndola con la música de su flauta, dándole un órgano, enseñándole a utilizar la lengua de signos. Al recordar los últimos meses, Jennie se dio cuenta, no por primera vez, de que la relación que ellas habían entablado era muy desigual: Lisa siempre estaba dando, y ella recibiendo. Esto tenía que cambiar en algún momento, y de ella dependía que lo hiciera. Lisa podía expresar su deseo de estar con ella, podía incluso presionarla para conseguir su objetivo, pero nunca la obligaría.
Se puso en pie, observó el agua deslizándose por su cuerpo y cayendo en la bañera. La empapada toalla se le resbaló de las manos y cayó ruidosamente al agua. Silencio. No volvió a oírse el sonido de gotas cayendo al agua. Tampoco un acuoso plaf. Sólo la terrible nada que había sido la presencia dominante en su vida durante tanto tiempo que, hasta que conoció a Lisa, había dejado de esperar nada distinto. Hora tras hora, día tras día, año tras año de silencio y soledad.
Lisa había cambiado todo esto.
Con una sonrisa triste, Jennie recordó lo desilusionada que se sintió al enterarse de que se había casado y no había recibido regalo alguno. Qué equivocada estaba. Lisa había llegado a su vida portando tantos regalos que hacía ya bastante tiempo que había perdido la cuenta, y cada UNO de ellos envuelto en abundante amor. Sin papeles bonitos ni cintas extravagantes. Las cosas que ella le había dado no se podían meter en una caja. Pero no por ello eran menos maravillosas. ¿Cómo podía negarle algo a una mujer como ella?
Miró fijamente la puerta cerrada. Luego, sin permitirse pensar en nada más, alargó la mano para coger una toalla con el fin de envolver su pelo mojado. En menos que canta un gallo -al menos así le pareció a ella-se había vuelto a poner el camisón y había abrochado todos los botones. Con mano trémula, cogió el pomo, lo hizo girar de manera resuelta y abrió la puerta.
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La canción de Jennie // (G!P)
RomanceLisa Manoban se queda horrorizada al descubrir que su hermano ha forzado a una muchacha indefensa. Atormentada por la culpa, Lisa se casa con ella y pretende criar al hijo que lleva en su vientre. Al poco tiempo de la boda, Lisa descubre que Jennie...