Harry Potts y las piedras del infinito

Capítulo 26: Cortar y quemar

Harry absolutamente había caído frente a Heimdall. Con cualquier viaje mágico más violento que pasar por un portal, parece que no podía pasar el tiempo correctamente manteniendo sus pies debajo de sí mismo. Afortunadamente, solo sus amigos inmediatos parecían haberse dado cuenta, excepto por un breve movimiento de la imponente mirada de color naranja del portero. La sala de control Bifrost fue una increíble obra maestra de la tecnología mágica dorada, pero solo pudieron verla y el puente de cristal de color arco iris que la conectaba con Asgard por un momento. Fandral salió del área de aterrizaje arrastrando su equipaje, despidiéndose, y sin decir una palabra, Heimdall movió la espada gigante que parecía ser la clave de la máquina de nuevo a su posición para comenzar a girar la habitación.

Harry también cayó sobre su trasero cuando aterrizaron en el césped privado detrás del santuario de Londres, quemando un complejo círculo de cultivos de nudos en el suelo. "Cómo sois tan buenos buscadores?" Oliver Wood preguntó, ayudándolo a levantarse.

Harry simplemente se encogió de hombros, tan confundido como cualquiera.

Todos los que no se conectaban a través del santuario a Kamar-Taj, Nueva York o Hong Kong tuvieron que tomarse un momento para recorrer el edificio antes de reunirse con sus padres al frente. Harry sintió que probablemente era otro argumento de venta para unirse al Masters después de Hogwarts y Seamus hizo dale al lugar una mirada apreciativa. Harry y Hermione se despidieron de Dean y los Patils cuando se separaron para la habitación de la puerta, y luego salieron.

"Hay felicidad!" Harry notó que el conductor de Tony lo saludaba desde un Mercedes negro estacionado un poco más abajo de Whitehall Place. Era fácilmente visible a última hora de la tarde del sábado. Sorprendentemente para Londres, fue un buen día, con mucha gente caminando.

"Y ahí está mi papá", dijo Hermione. "Nos vemos en el mercado. ¡No olvides enviar mensajes de texto!"

"Lo haré. ¡Diviértete en Francia!" Dijo Harry. Ella le dio un abrazo rápido e intenso antes de bajar la baúl al auto de su padre.

"Ese es el que tiene el nombre extraño, ¿verdad?" Happy preguntó, mientras Harry se acercaba. Ayudó a Harry a meter su baúl en el del auto tronco, y asintió con la cabeza recta, "Bonito."

"Ella es no mi novia," Harry corrigió, pero con menos calor del que tenía anteriormente. Con la serie de abrazos de despedida que había estado recibiendo de sus amigas durante todo el día... "Ella no lo es."

"Por supuesto que no," Happy rara vez sonreía, pero Harry podía decir estaba sonriendo internamente. Abrió la puerta trasera del auto para Harry y le preguntó: "Entonces, ¿por qué te recogimos aquí? Pensé que viniste en un tren?"

"Viajes diferentes debido a principios del verano", dijo Harry, deslizándose y viendo a Pepper ya en la parte posterior. Mientras abrazaba a su tía, terminó de explicar otra de las mentiras que esperanzadamente consistentes que habían inventado, "Es un club que tiene un grupo de ex alumnos de mi escuela como miembros. Dean y yo teníamos una habitación aquí para Navidad."

"Se ve elegante", dijo Happy, subiendo al asiento del conductor frente a Harry (Harry finalmente se había acostumbrado a que estuviera en el lado derecho cuando estaba en Londres). "Pero tú no fue a esta escuela, señora Potts?"

"No, el plan de estudios no era para mí", su tía medio mintió. "Y por qué me está llamando señora Potts después de más de una década llamándome Pepper?"

"Bueno, ahora eres el jefe", se encogió de hombros feliz, señaló y luego se detuvo en el tráfico.

"Tú eres el jefe?" Harry preguntó. "Espera, ¿dónde está Tony?" De repente le preocupaba haber extrañado al hombre que moría en una pelea de superhéroes.